Alfa & Omega~ Malec ????

Tu versión (1K★)

-¡Alexander!

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-Alexander, abre la puerta. Necesitamos hablar- el Alfa estaba sentado en el piso, con la espalda recargada en la puerta del baño, esperando pacientemente por su Omega.

Media hora antes...

-¿Por qué mi papi se escondió de ti?¿Le hiciste algo?- preguntó un Rafael muy confundido.

Izzy abrió la boca para responder, pero Magnus se le adelantó.

-No, cachorro. Yo jamás le haría daño a tu padre.- Magnus procuró usar un tono lo suficientemente fuerte como para hacer que Alec lo escuchara.

-No, Rafa. Tu papi Alec fue a recoger tu cepillo y tu shampoo porque vas a pasar una semana conmigo- respondió Izzy en el mismo tono- Ve a preparar tu ropa. Ahorita tu papá Magnus va contigo a ayudarte- el niño asintió, entusiasmado, y subió corriendo a su habitación.

Magnus volteó con una ceja arqueada a ver a su cuñada.

-¿Una semana? Yo pensaba algo como un helado. Gusto en verte, Izzy.- dijo mientras la abrazaba.

-Lo mismo digo. Y créeme, Magnus. Para todo lo que tienen que aclarar Alec y tú, falta tiempo.

-¿Qué quieres decir?- dijo Magnus, confundido.

-Esa no es mi historia, Magnus. No me corresponde contarla. Mejor apresúrate si no quieres decepcionar a tu hijo- el Alfa asintió, aún pensativo, y subió a encontrarse con su hijo.

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Diez minutos más tarde, al bajar con su hijo, Magnus se encontró con la sorpresa de que Alec ya estaba sentado en la mesa, bebiendo un té relajante.

Té que escupió al verlo nuevamente.

-¡Papi! ¡No se escupe en la mesa!- Alec enrojeció, y Magnus supuso que, de no estar él, su reacción habría sido distinta.

-Lo siento, Rafa. Ahorita limpio- fue por un trapo, pero las manos le temblaban.

Después de todo, no había té que pudiera prepararlo lo suficiente para afrontar a Magnus.

-Yo lo hago- ofreció Magnus, y Alec lo miró sorprendido- Así te despides de Rafa- Alec asintió.

Magnus se puso a su tarea, y Alec se puso en cuclillas para hablar con él.

-¿Vas a estar bien, papi?¿Quién te va a cuidar si yo no estoy? Yo soy el único Alfa de la casa- preguntó el pequeño, preocupado, y el corazón de Magnus se rompió al oír las palabras de su hijo.

Si toda su vida se había sentido así, era hora de que él tomara cartas en el asunto y le diera a su hijo la libertad que un niño de 4 años debía sentir.

Y con ese pensamiento en mente, se puso en cuclillas también para hablarle.

-No te preocupes, cachorro. Yo voy a cuidar de tu papi. ¿También soy Alfa, recuerdas?- el pequeño asintió.

-¿Va a estar bien contigo? Siempre en la noche toma tu foto y llora con ella, y luego se duerme llorando- Magnus abrió los ojos sorprendido, y volteó a ver a Alec, sólo para alcanzar a ver su expresión de shock, antes de voltear a ver a Magnus un segundo, y después viendo a la pared, no sin que antes Magnus hubiera visto su sonrojo, y sus ojos cristalizados.

Tragó saliva y asintió.

-Lloraba porque me extrañaba mucho. Pero ya estoy aquí, así que ya no me va a extrañar.