Alfa & Omega~ Malec ????

Interés 💘

Cuándo la menor de los hijos de Robert llegó a los 15 años, el Alfa se empezó a preguntar en privado si no viviría para ver a sus hijos con sus mates.

Y es que, de los 3 hijos que tuvo, ninguno parecía interesado en eso.

Los Alfas eran los rompecorazones de Idris -el colegio donde estudiaban- mientras que el Omega no quería llamar la atención.

Pero, cómo por obra y gracia del destino, ese año llegaron al colegio 3 muchachos nuevos: una Omega pelirroja, un Beta castaño de lentes, y un Alfa moreno.

Su hija Alfa rápidamente hizo amistad con el Alfa, y después de algunas dificultades, también con la Omega.

Y mientras que ella clamaba no tener ningún interés en el Beta, su rubio hermano la evidenció en una cena familiar al contar como la Alfa parecía estar más en control cada vez que cierto Beta con problemas oculares aparecía.

La Alfa se defendió mostrando una foto donde al Alfa se le veían ojos de enamorado al ver a cierta Omega pelirroja, y el rubio no negó nada.

Y Robert, viendo que su primogénito no participaba en la conversación, decidió preguntar directamente.

-¿Y tú, Alec?¿Alguien especial por ahí?- el Omega se apresuró a negar con la cabeza.

Sin embargo, sus hermanos no le permitirían eso.

-¿Y Magnus qué?- Alec se atoró con la comida.
-No hay nada ahí.
- No lo hay porque no quieres, hermano mayor. Sabes que él...
-Basta- dijo, bajando de golpe su vaso, que se quebró.

-Se me ocurre algo- habló Robert, y sus hijos lo voltearon a ver interrogantes-Ya que todos tienen a alguien especial ¿Por qué no los invitan a cenar aquí la siguiente semana? Así los conocemos, y ellos se enteran en lo que se meten.

-Por supuesto- respondió la Alfa.
-¿Por qué no?- dijo el rubio, encogiéndose de hombros.
-Jamás- dijo el Omega, y apresuradamente dejó el comedor.

Y antes de que Robert pudiera decir algo, su hija menor habló.

- Magnus es mi mejor amigo. Aunque Alec no lo quiera aquí, yo me encargo.

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La semana pasó muy lenta para los Alfas. Sus invitados habían aceptado, y debían admitir que aparte del deseo de verlos, también deseaban ver la reacción de su hermano mayor al ver a su invitado sorpresa.

Y por fin el viernes llegó.

Los Alfas, de alguna manera, lograron convencer a su hermano Omega de que debía arreglarse para la cena, y estaban los 3 en el cuarto de Alec, dándole los últimos toques entre miradas cómplices y quejas, cuando el timbre sonó.

-Isabelle, Jace, Alec, bajen. Llegaron los invitados.

Sus hijos Alfa bajaron casi corriendo (toda una hazaña considerando los 15 cm de tacón de Isabelle), mientras que el Omega bajó un poco más despacio, dándoles tiempo a ejecutar el plan.

El primero en llegar fue Jace, y después de darle un beso en la mejilla a una Omega, la presentó a su padre.

Después llegó Izzy y, con excepción del beso, hizo lo mismo que su rubio hermano.

Pero después llegó Alec, y las cosas cambiaron un poco.

Robert se preguntaba que cara pondría su hijo mayor al ver al único Alfa externo a la familia en la habitación.

-Por fin llegas, Alexander.

Y esa pregunta se vio respondida cuando el otro Alfa de la habitación volteó ante la mención del nombre, y clavó sus felinos ojos en su hijo, quien perdió el color.