Nuestro hijo

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Cuarta y última parte de "¡Papi!"
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Cuando la semana terminó, y sus hermanos llegaron con Rafa, al abrir la puerta se encontraron con las manos entrelazadas de su hermano y su Alfa, así que rápidamente asimilaron lo que sucedía, y le dieron la bienvenida a la familia a Magnus.

Después de eso, Magnus le propuso a Alec que se fueran a vivir con él.

Alec se quería negar, pero después recordó las miradas que recibía de parte de sus vecinos Alfas cada vez que iba a trabajar, y decidió que tal vez irse a vivir con Magnus no sonaba tan mal.

Así que aceptó con la condición de que escogieran su nuevo hogar entre ambos.

Decir que Magnus fue muy feliz estaba de sobra. Brillaba porque iba a poder proteger a su pareja y su hijo, y porque, si vivían con él, el proceso de aceptación sería más fácil.

Y así fue.

Todos los días, Magnus llevaba a su hijo a la escuela, y a su pareja al trabajo en limusina, para después ir el mismo a seguir arreglando detalles del desfile.

Los fines de semana los reservaba exclusivos para tener tiempo para conocer a su familia, y formar un vínculo con ellos, siempre consintiendolos.

Cuando Alec le había reclamado sobre malgastar su dinero que tanto trabajo le había costado ganar, Magnus le había respondido que era culpa suya que tuviera tanto, y que ya que él era el causante y su musa, tendría que afrontar las consecuencias de sus actos.

Así pasaron 2 meses, y tanto el Alfa mayor como el Omega se sentían cada vez más enamorados entre ellos, y de la nueva familia que estaban formando.

Y mientras que Magnus estaba seguro de sus sentimientos y le era muy fácil demostrarlo, al Omega le costaba un poco más, y sabía que no estaría completamente tranquilo de que Magnus no lo iba a abandonar hasta que lo marcara.

No dudaba del Alfa; dudaba de sí mismo, y de que fuera suficiente para él, y por eso mismo no se había atrevido a expresar su deseo.

Pero Magnus, siendo el Alfa intuitivo que era, y habiéndose dedicado a observar a su Omega, supo que algo sucedía con él. Le había dado su espacio, pero ahora sabía que si quería algo de información, tendría que conseguirla el mismo.

Así que una noche, después de haber acostado a su agotado hijo por haberlo llevado al parque y jugar carreras con él, entró a la habitación que compartían él y su Omega, y tomando a este por las caderas, los tumbó a ambos sobre la cama, asegurándose que el Omega quedara sobre él, y sacándole un susto de pasada.

-¡Magnus!¿Qué te pasa?
-Eso es lo que yo quisiera saber, Alexander. ¿Qué sucede contigo?

- N-no sé de qué hablas.
- Por supuesto que sabes. Desde hace una semana estás raro: me miras y te sonrojas, te quedas viendo hacia la nada, y el día que fuimos a cenar, te le quedaste viendo a una pareja en la otra mesa. ¿Qué está pasando contigo?- Alec suspiró.

- A-Alfa, yo... Yo... Yo quería... Yo quisiera que... Que tú....- el Alfa pasó sus manos por su espalda para tranquilizarlo, y el Omega boqueó, para después hacer un vago gesto con las manos hacia su cuello, y enterrar su cara en su pecho.

El Alfa trató de procesar la poca información recibida, y cuando llegó a una conclusión se congeló, aunque su corazón se aceleró al pensar en esa posibilidad.

- Alexander, mírame- el Omega obedeció -¿Quieres que te marque?- el Omega volvió a enterrar la cara en su pecho, y el Alfa percibió un ligero asentamiento -¿Estás seguro de esto?- el Omega se separó.

Alfa & Omega~ Malec ????Donde viven las historias. Descúbrelo ahora