Alfa & Omega~ Malec ????

Profesor II

La espera por la ambulancia fue eterna, y el camino al hospital fue igual de largo.

Y en cuanto llegaron, pasaron a Alec en una camilla, mientras al Alfa lo detenían para que llenara los papeles.

Magnus no era estúpido, ni iluso. Y considerando el tiempo de desarrollo, y que la cantidad de sangre derramada había sido la suficiente para hacer que Alexander se desmayara, estaba seguro que para entonces ya ambos sabían con certeza que no había un bebé en el vientre del Omega.

Y lo único que necesitaban era una confirmación, para poder enfrentar el duelo.

~~~~~

Cuando Alec despertó, encontró las luces del hospital sobre él, y a Magnus a su lado, tomándole la mano.

—Hola—Magnus presionó un botón en la pared.
—Hola— respondió el moreno, con una sonrisa triste—¿Cómo te sientes?
—Cansado— intentó moverse y un dolor horrible le atravesó el vientre.

El Alfa estuvo a su lado en un instante, haciendo que se recostara.

—¿Qué...? Magnus...¿Por qué me duele?¿Mi bebé está bien?—Magnus desvió la mirada—¿Magnus?¿Qué pasó con el bebé?— Magnus parecía muy incómodo.

Afortunadamente para él, en ese momento llegó el doctor.

—Hola. ¿Cómo está el paciente.
—Doctor, por favor dígame qué pasó con mi bebé— el doctor suspiró.

—Su Alfa me comentó lo que sucedió... Su bebé no resistió... Lo siento mucho— los ojos de Alec se llenaron de lágrimas.

Y lo que Magnus temía sucedió.

Alec se rompió.

Empezó a sollozar silenciosamente, y cuando Magnus lo abrazó, se soltó llorando intensamente, mientras gritaba y golpeaba su torso, desesperado.

(Si alguien ha visto Maléfica, quiero que se imaginen los gritos de Alec cómo los de ella cuando pierde sus alas)

Magnus lo dejó desahogarse lo más posible, pero cuando vio que se ponía morado por no tomar aire, permitió que lo sedaran, y lo sostuvo en sus brazos hasta que cayó dormido, sin dejar de llorar.

Lo acomodó con infinito cuidado, como la figura de cristal más frágil, y después de retirar un mechón de su frente, salió a hablar con el doctor.

~~~~~

— La pérdida de un bebé es devastadora para cualquier padre... Pero para el Omega gestante... es casi mortal. Demasiado brutal, tanto física como emocional y anímicamente hablando... Para lo físico tenemos legrados, o medicamentos que ayudan a expulsar lo que queda, otros para cicatrizar, y por supuesto, reposo. Pero para el espíritu... Bueno, realmente ese es territorio inexplorado para nosotros, y ese es el peligro real una vez curados— Magnus escuchaba atentamente.

— Los Omegas siguen siendo criaturas frágiles,  que en su mayoría se guían por instintos y emociones, y generalmente son impredecibles... Pero a lo largo de mis años de experiencia, he notado que hay ciertos comportamientos que se repiten... Hay Omegas que después de una experiencia así, son incapaces de tener hijos, ya sea por razones físicas, o porque inconscientemente su cuerpo recuerda la mala experiencia, y la sigue repitiendo hasta que el dolor sea reconocido y tratado... Hay otros que entran en una depresión profunda, que les impide ser miembros productivos en la sociedad, e incluso tienen que estar al cuidado de su Alfa todo el tiempo; ellos se convierten en lo que no tuvieron, como un mecanismo de defensa, producto de un duelo sin procesar... Incluso ha habido algunos que se deprimen tanto, que no encuentran fin a su sufrimiento, y terminaba suicidándose— Magnus se estremeció.