I
El peso de la traición
El brillo tenue del anillo contrastaba con las tinieblas que los rodeaban. Liz observaba la gema blanca con desconcierto, sosteniendo su frente con la otra mano. No toleraba la deslealtad; no había vivido algo similar desde que una compañera del equipo de voleibol le rompió una promesa importante, pero el peso de la situación actual hacía que aquel recuerdo pareciera insignificante.
Un sentimiento de ira la consumía por dentro; estuvo a punto de arrojar el anillo lejos de su vista, hasta que la firmeza de la mano de Bernard la detuvo. Con una mirada decidida, él le dijo que no era el momento. Ella respiró hondo, tratando de liberarse de la carga emocional, reconociendo que casi se había deshecho de una pieza clave para la misión. Buscó consuelo en su compañero y la idea de que no tenía motivos suficientes para creer en las palabras de Nick.
—¡Vamos! —dijo Bernard con voz serena, apretando sus labios mientras le daba unas suaves palmadas en el hombro—. Parece que no hay nada más que podamos hacer aquí por ahora.
Liz inhaló y exhaló, guardando el anillo de Chris y observando las llaves que Bernard cargaba en la mano.
—¿Y los demás? —preguntó, cerrando los ojos un momento.
Moviendo el manojo de llaves, Bernard intentaba analizar la situación con calma.
—Si los liberamos ahora, solo los pondremos en peligro —afirmó, guardando las llaves en su cinturón—. Lo mejor es ser pacientes y buscar la forma de comunicarnos con los nuestros para sacarlos de aquí —suspiró antes de agregar—. Por lo visto, ahora estamos solos tú y yo.Liz escondió su arma sin perder de vista el cuerpo incinerado del monstruo, con algunas llamas todavía consumiendo lo que quedaba de su piel. Las emociones intensas la hacían pensar que todo habría sido más fácil si aquel ser la hubiera aplastado con sus manos mortales. Su frustración aumentó al recordar que Chris se había llevado la corona de Anneliese, y si todo lo que Nick les había contado era cierto, a los Holzmann solo les quedaba obtener el cáliz.
—Vamos —masculló Liz, sin el ánimo habitual en su voz—. Aún tenemos que encontrar a Max. Si está vivo, quizá podamos hacer algo.Caminaron en silencio, siguiendo el mismo camino que había tomado Nick, esperando que los condujera a una salida más rápida que regresar a la sala principal del palacio. Bernard no dejaba de observar el rostro inexpresivo de Liz; nunca la había visto tan abatida, ni siquiera cuando la conoció, después de que revisaron juntos las fotos de los niños asesinados en Arkansas. Su amistad había nacido del apoyo mutuo tras aquella misión; recordó que normalmente era ella quien les daba ánimos a todos en los momentos más oscuros. El agente lanzó una última mirada al cadáver del monstruo mientras tomaban un nuevo rumbo, rezando para que realmente estuviera muerto.
La cámara de la campana tenía una única salida, sumida en la oscuridad. Siguieron caminando por un nuevo pasillo flanqueado por celdas, sintiendo el peso del dolor y la desesperación que consumía a los prisioneros día tras día. Liz sentía la muerte más cerca que nunca, y aunque deseaba desahogarse con Bernard, sabía que no podía permitirse ese lujo hasta que cumplieran con su misión.
La iluminación del pasillo era precaria; en algunos tramos, tuvieron que recurrir a sus lámparas, sorprendidos por las huellas que el dolor y la muerte dejaban en su camino: sangre, huesos y olores fétidos. La atmósfera tétrica de las mazmorras se mantenía inmutable, al igual que el silencio reinante, hasta que unas voces les sorprendieron desde otro pasillo. Las voces se sentían como las de niños asustados en medio de un laberinto sin salida.
Se asomaron por los ladrillos para encontrar a los seres de túnica negra encargados del levantamiento de los cuerpos. Junto a ellos, la temible guardia que custodiaba las entradas del palacio guiaba a algunos prisioneros hacia zonas que ellos identificaron como posibles salidas.
ESTÁS LEYENDO
El legado de la sangre oscura (SPANISH ORIGINAL)
TerrorEl el umbral de lo natural y lo sobrenatural, la agente Elizabeth "Liz" Sharrow de Dark Forest Police Department (DFPD) se enfrenta a un nuevo caso que pone a prueba no solo su valentía, sino también su percepción de la realidad. Junto con su compañ...