Capítulo 02

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I

El despertar

El control de su cuerpo volvía poco a poco, mientras la mente de Liz aún luchaba por asimilar su entorno. Un destello de luz se filtraba desde el techo, desvelando una escena confusa: una mezcla de colores rojos y negros que se difuminaban como en una pantalla rota. Pronto, la imagen se transformaba en una aterradora galería de arte renacentista teñida de horror maquiavélico. Rostros afligidos expresaban un dolor visceral, su tormento amplificado por figuras demoníacas que los acosaban desde los márgenes. El golpe que había recibido comenzaba a ceder y, aunque con dificultad, Liz logró incorporarse, sintiendo la aspereza de la cama de piedra bajo su cuerpo.

Apenas sus pies tocaron el suelo, un intenso ardor la recorrió desde el abdomen. Una imagen perturbadora se proyectó involuntariamente en su mente y desapareció al instante: seres deformes, cruelmente mutilados. La agente gimió, luchando por borrar esa escena atroz de su mente. Respiró hondo, tocando su cuerpo, anclándose a la realidad. Entonces se dio cuenta: su chaqueta y todas sus pertenencias habían desaparecido.

Aunque por un momento parecía que todo marchaba bien, una sensación ardiente la paralizó. Levantó la camisa, revelando unas heridas cicatrizadas que formaban una estrella de cinco puntas, idéntica al símbolo que había encontrado en las cabañas. Al tocar la zona, un dolor tan intenso como una quemadura de segundo grado la atravesó, pero lo más sorprendente era que la herida ya había cicatrizado. Bajó la camisa, aún presa de la angustia. Miró a su alrededor, buscando respuestas, y para su sorpresa, vio su chaqueta junto a todas sus pertenencias, incluida su arma y el radiotransmisor. Era, sin embargo, el misterio de las intenciones de sus captores lo que más la inquietaba.

Con movimientos rápidos y temblorosos, recogió sus pertenencias. Respiró profundamente, recordando las técnicas de meditación que había aprendido junto a Rick, mientras intentaba calmar sus nervios. Inhala y exhala, recordó las palabras de su instructora con la paciencia que la caracterizaba, aunque el lugar donde se encontraba era el opuesto absoluto de aquel refugio de paz.

Su objetivo inmediato era claro: investigar y reportar acerca de los misteriosos individuos que la habían atacado y descubrir la identidad de la anciana que intentó detenerla. La capilla donde se encontraba estaba saturada de símbolos oscuros y extraños aromas a incienso y otras sustancias. Las imágenes en las paredes evocaban las peores pesadillas, y en un altar de piedra descansaba un corazón enorme, cubierto de sangre oscura.

Un alivio la invadió al darse cuenta de que no había encontrado su fatídico fin en ese lugar. Observó las paredes, adornadas con un tapiz carmesí con franjas doradas. Pero el verdadero horror estaba en las imágenes macabras que cubrían la capilla: desmembramientos, vampirismo, y torturas extremas que parecían tener como lema "cuanto más sangrienta sea la muerte, mejor". Liz intuía que allí se había llevado a cabo algún ritual, y el hecho de que siguiera con vida le causaba curiosidad.

Respiró profundamente, apartando las perturbadoras imágenes de su mente y recuperándose de la confusión que la invadía. Con un último vistazo al lugar, que era testigos de los horrores que habían tenido lugar allá, decidió que lo mejor era salir de ahí.

Caminó rápidamente a los pesados portones de la capilla, abriéndolos con determinación; la luz del sol la cegó momentáneamente. El opresivo silencio del lugar se rompió, dando paso a los sonidos del bosque. Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz, notó que todavía era de día. El contraste entre el ambiente sombrío del lugar de culto y la claridad exterior era tan abrupto que por un momento pensó que estaba despertando de una pesadilla.

La oscuridad se adueñaba del bosque mientras el chirrido constante de los cuervos resonaba en el aire. Un frío penetrante calaba hasta los huesos, inusualmente intenso para la época del año. Una neblina espesa envolvía el ambiente, ocultando todo en un manto de misterio. Liz sabía que no le quedaba mucho tiempo para reunirse con sus compañeros.

El legado de la sangre oscura (SPANISH ORIGINAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora