El legado de la sangre oscura (SPANISH ORIGINAL)

Capítulo 37

Capítulo 37

Planeación final

Tres días pasaron desde el encuentro con el comandante Eberhard en el asilo, desde entonces, nadie osaba poner un solo pie fuera de los límites del tan solemne y acogedor lugar en el que estaban; aquella delgada línea que marcaba el paso desde el jardín del edén hacia una dimensión llena de dolor, muerte, sufrimiento y destrucción.

Fueron largos días en los que no solo planeaban su golpe final contra los Holzmann, con la esperanza de que con ello la paz reinara nuevamente, sino también una oportunidad para tomar aire. Aquella tarde de otoño, las hermanas del asilo habían preparado un inmenso banquete en honor a los oficiales, en agradecimiento por colaborar con su causa y para ayudar a los refugiados a olvidar su espantosa estadía en el campo de concentración de Günther, muchos de los agentes jamás habían visto tanta comida durante al desempeñar sus labores, aunque su estilo de cocina fuera más orgánico y característico de gente humilde. Se podía ver a varios de los oficiales tomar cuanta cosa veían sobre las mesas, solo Steffi era selectiva con lo que elegía, en su trabajo solía comer lo que hubiera disponible, pero por lo general llevaba una dieta vegetariana. Como parte del recibimiento, habían preparado también un concierto en el que interpretaban música barroca y de estilo medieval germánico que transportaba a sus oyentes a un solemne espacio mágico que perduró hasta el atardecer y parte de la noche; las integrantes de la orden acompañaban las danzas con sus cantos y tocando en especial instrumentos de cuerda y viento.

El tiempo de descanso había terminado para los agentes, era el momento de tomar las decisiones que pondrían final a los Holzmann, solo así, acabaría la pesadilla y podrían sacar a todos los refugiados sanos y salvos de los dominios de Reich der Finsternis. El comandante Eberhard había convocado una reunión de sus oficiales, invitando a los americanos a formar parte de ella; irónicamente, entre ellos Liz conocía únicamente a Jake y al piloto Steve Harris, quien la trajo a ella junto a Bernard y Max hasta las puertas del hórrido lugar. A su lado, no solo estaba su compañero de institución Jake, sino también los cuatro oficiales alemanes que la habían acompañado hasta entonces: Nick Deisler, Steffi Lenz, Andreas Berger y Tobias Fritz.

Sobre la mesa de juntas, el mapa de Reich der Finsternis que Nick había rescatado posaba abierto con tachones de marcador rojo en varias partes; las marcas más grandes correspondían a unos círculos que encerraban dos construcciones, una gran mansión y un templo.

—Señores— el comandante Eberhard llamó a sus oficiales, con mirada seria y haciendo respetar su autoridad, todos se formaron. Liz y Jake fueron a acompañarlos— bien, hemos estado descifrando varias de las claves, en el tiempo que ha transcurrido, el señor Günther ya debió haber ubicado el cáliz, es decir, ellos tienen una ventaja sobre nosotros. El que tengamos a la niña Anika es nuestro único punto a favor.

—Disculpe, señor— Jake pidió la palabra— quizá con las herramientas que las hermanas han fabricado podríamos proceder en nuestro ataque, los diarios de Amelie muestran que Anneliese cayó de una forma similar.

El punto de Jake era válido, sin embargo, recordaban cuan difícil había sido revelarse contra Anneliese en aquella época, en esta ocasión, además, el señor Holzmann no estaba solo; su esposa e hijos eran un obstáculo más, al igual que el doctor Günther. Incluso Liz recordó todo lo que tuvo que pasar para poder borrar al verdugo de Holzmann del mapa.

—Es una buena sugerencia— Andreas reconoció— pero no queremos desabastecer este lugar, gracias a él hemos dormido en paz por tres días.

—En ese caso, debemos ser recursivos— Nick añadió observando el mapa, Eberhard le pidió que se explicara mejor— podemos seguir utilizando nuestras armas, han mostrado efectividad contra los monstruos; los perfumes o demás cosas deberíamos usarlos como último recurso, fue así como le pusimos fin al monstruo que asesinó al capitán Bunden.