Los meses pasaban y las cosas en Hogwarts se volvían más escalofriantes, desde el hecho que los amigos de Potter estaban haciendo de las suyas siempre, los de Slytherin se sentían invencibles o algo por el estilo, yo seguía concentrada en lo mío, estar al pendiente de mi padre, que decía que no escribiría muy a menudo porque lo habían enviado más lejos, el padre de Theo igual no estaba demasiado bien, por lo que me contaba Theo, su situación estaba muy complicada, así que lo único que podíamos hacer era apoyarnos entre nosotros.
Estaba saliendo cuando de repente, vi a varios alumnos de Grryffindor, escoltados por Snape.
-¿Qué demonios?
Me acerqué a Theo, que estaba en una de las paredes observando el espectáculo.
-¿Sabes algo?
-Bueno los rumores dicen que esta vez se pasaron y Snape los escolta al calabozo, dice que pasaran ahí la noche o algo por el estilo.
-No puede, hacer eso, se congelaran y morirán de frío, estamos en noviembre.
-Si, bueno, no creo que le importe demasiado.
-Theo, tenemos que hacer algo, no podemos simplemente quedarnos a ver esto.
-Si y ¿Qué planeas hacer?
Algo tenía claro, no podía dejar que los alumnos pasaran la noche en el calabozo, se enfermarían y morirían de frío, tenía que hacer algo, estaba en mi habitación cuando de repente se me ocurrió algo, conseguir la llave del calabozo, así podría liberarlos, me paré de mi cama y me dirigí a la oficina de Filch, si en algún lado estaba la llave tendría que ser ahí, cuando llegué a su oficina escuché un ruido por lo que me apuré más en entrar, estaba revisando los cajones cuando encontré uno que decía "calabozo" mi emoción duro poco ya que al abrirlo estaba vacío, tenía que a verlo pensando jamás Snape dejaría la llave para que los alumnos pudieran tomarla, entonces tendría que estar en la oficina del director.
Me dirigí con mucha precaución hacía la oficina, no sé porque tenía el presentimiento de que alguien me estaba siguiendo, pero cuando por fin llegué a la oficina, me tranquilice, empecé a buscar la llave, pero no encontraba nada, demonios, lo más seguro es que Snape se la llevará estaba a punto de irme, cuando de repente la vi, en lo más alto de un tocador, la tomé y de repente escuché que alguien abría la puerta, me escondí detrás de unas cortinas.
-Ya te lo dije Draco-, ¿esa era la voz de Astoria?
-Ya déjame en paz Astoria.
-Es que yo de verdad, ya sabes, que hemos esperado mucho tiempo.
Me quería morir, no traía mi varita, para poder escapar de aquí necesitaría un milagro.
-Sabes- Draco se sentó en el escritorio, delante de donde yo estaba-, igual creo que es importante esparar.
-¿Es por eso por lo qué no se te para?
-Demonios Astoria.
-Sabes, ya estoy un poco cansada de tus juegos, del si te quiero pero ahora no, nos vamos a casar Draco ¿si lo entiendes?
-Si Astoria.
-Pues no parece y si tienes algo que decirme espero y no sea demasiado tarde.
Demonios me había quedado encerrada con Malfoy, maldita Astoria para que cierra la maldita puerta, lo único que pude hacer fue salir de mi escondite haciendo un poco de ruido para que Malfoy supiera que ahí estaba.
-Hasta que sales de tu ridículo escondite.
Hice una mueca rara y me acerqué a la puerta, traté de abrirla pero no funcionó, así que abrí la ventana.
-¿Traes tu varita?
Malfoy no respondió se sentó en el asiento del director y empezó a dar vueltas.
-Te hice una pregunta.
Se quedó unos segundos que parecieron horas pensando-, no, no la traigo, se me ha olvidado con todo el alboroto.
-Demonios, ¿qué vamos a hacer?
-No lo sé ¿qué tal si empiezas por decirme que hacías aquí? Sigues traicionando a los que te dan la mano.
No contesté, le hice una cara fea y me volteé.
-Te hice una pregunta.
-Si, pues no la pienso responder.
-Bueno pues entonces mañana Snape se va a enterar de que anduviste por aquí a ver que cara pone.
Demonios no lo podía permitir, no sabía hasta que grado era capaz Malfoy de hacerme la vida miserable, así que intentaría manipular un poco la situación.
-Escuché tu problema con Astoria- dije con una sonrisa, Dios esto era humillante, pero al menos sirvió para que no dijera nada.
-No es tu problema.
-Ni el tuyo, el que yo haya estado aquí, así que tenemos un pacto de silencio.
-A mi me da igual, esas cosas no me importan, puedes decírselo a quien quieras, en cambio lo tuyo te puede costar muy caro.
-¿Si? -tenía que hacer algo rápido, me fui acercando a él mis manos estaban sudando por la loca idea que tenía en mi cabeza, llegué justo donde él estaba, podía ver como me aguantaba la mirada pero pasaba saliva constantemente -, tal vez le pueda mencionar un detallito a Astoria.
Me senté en el escritorio, lo tenía en mis manos-, que yo recuerde a nosotros nunca nos pasó eso o ¿si?
Draco se pasó la mano por su cabello varias veces, pero seguía sin bajar la mirada de mis ojos - tenemos un trato.
Suspiré aliviada y de repente me baje del escritorio, me sentía apenada, no me gusta provocar este tipo de actos.
Ya habían pasado alrededor de dos horas, lo sabíamos por el reloj, Draco seguía en la silla y yo me había sentado en el piso, pero la temperatura empezó a bajar y el piso se sentía más frío, por lo que me levanté y cerré la ventana.
Estaba haciendo un maldito frío del demonio, pero también estaba pensando en cómo escapar de aquí, como irme antes de que Snape u otro mortifago llegará.
-Pontela- Draco me extendió su abrigo.
-No, gracias.
-Emma- me quedé sorprendida, me estaba llamando por mi nombre-, por favor.
El acto me descolocó tanto que inconscientemente le acepte el abrigo, Dios que había pasado.
-Aún no te felicito... Por tu compromiso
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Mortifagos || Draco Malfoy || Theodore Nott
RomantizmEmma una chica de Ravenclaw que por su familia tiene que convertirse en mortifaga a lado de Draco Malfoy.