20. Quinto Año.

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Cuando llegamos a Hogwarts saludé a Hagrid, me senté en los carruajes con Alison, Ginny, Luna y Neville. Durante el camino cada uno habló sobre sus vacaciones, también me felicitaron por ser nombrada prefecta.

-Al parecer estamos llegando -comento viendo el castillo.

Nos bajamos del carruaje y caminamos hasta los pasillos que nos llevan al Gran Comedor. Pero cuando doblamos la esquina en un pasillo unas cubetas llenas de agua fría caen sobre mi y Ginny, ¡fantástico! (y nótese el sarcasmo).

—¡Peeves! -grita Ginny y el poltergeist viene a dónde estamos.

- ¡Nuevo año, nuevas bromas! -grita Peeves y sale volando.

La profesora McGonaggall, jefa de la casa Gryffindor, llega hasta donde estábamos y con un hechizo nos deja secas de nuevo. Voy con Alison y Luna a la mesa de Ravenclaw y el profesor Dumbledore da su discurso anual como lo hace cada año, en todo el tiempo que asistí a este colegio ningún profesor (ni mucho menos un alumno) había interrumpido a Dumbledore, pero esta vez si.
Era la nueva profesora de Defensa Contra Las Artes Oscuras, Dolores Umbridge. Miré rápido a Harry, el estaba pensando lo mismo que yo, esa era la señora con cara de sapo que el día de la vista en el ministerio votó para que mi hermano y yo fuéramos expulsados de Hogwarts por hacer el encantamiento patronus en precencia de un muggle. Cuando Umbridge terminó su discurso básicamente diciendo que el ministerio de magia comenzará a interferir en el colegio miré a Alison, quien tenía la misma mirada de reprobación (y un deje de temor también) que yo.

Cuando la cena terminó me levanté y busqué a Anthony Goldstein para llevar a los chicos de primer año a la sala común. Cuando lo encontré fui hasta él, llamamos a los estudiantes y los guiamos por el castillo, a Anthony se le ocurrió tomar el camino más largo hasta la sala común para "darle a los estudiantes nuevos un panorama más grande de lo que es Hogwarts".

Llegamos a la sala común y respondí la pregunta, varios chicos y chicas miraron con preocupación la entrada, seguramente pensando que tal vez algún día no puedan responder bien a la pregunta.

- Los cuartos de las chicas están por aquí - señalé y las chicas miraron en esa dirección - y los chicos estarán de este lado.

- Ahora si, - dijo Anthony Goldstein -, pueden ir a sus cuartos, mañana en el desayuno les entregaremos sus horarios escolares.

Los estudiantes asintieron y se fueron a sus habitaciones, cuando subí a mi habitación, Alison y Luna ya estaban allí, preparándose para dormir.

—La nueva profesora no me agradó. —comentó Alison en tono despectivo mientras acomodaba su uniforme encima de su baúl.

—Ella votó en nuestra contra cuando Harry y yo tuvimos la vista en el Ministerio de Magia.

Alison me miró sin entender mis palabras, entonces recordé que no le había contado sobre el ataque de los dementores durante las vacaciones en Privet Drive. Por otro lado, Luna no prestaba atención a la conversación, estaba concentrada en leer el último ejemplar de El Quisquilloso usando sus espectrogafas.

Entonces le conté lo que había pasado en aquel callejón, aún recuerdo a la perfección la cara de espanto que había puesto Dudley al ver a aquel dementor; y cuando Alison oyó aquella parte de la historia comenzó a reír.

—Oh, casi olvidé contarte: Oliver me invitó a uno de sus partidos de Quidditch durante las vacaciones.

—¿Y qué tal? —pregunté acostándome en la cama.

—Bien, supongo.

—¿Supones?

—Terminó siendo empate, así que no estaba muy... Contento, que digamos.

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Al día siguiente, en el desayuno, todos los prefectos de Ravenclaw estaban sentados en una punta de la larga mesa de nuestra casa. Al salir de la sala común me encontré con Anthony Goldstein, y cuando los demás prefectos nos vieron entrar al Gran Comedor nos llamaron a que desayunemos juntos.

—Buenos días a todos. —saludé, estaba algo nerviosa, una parte de mí necesitaba caerles bien.

—Los horarios de las chicas de primer año. —dijo Ana, la prefecta de séptimo año, dándome un montón de pergaminos.

—Y tu horario. Buenos días, por cierto. —me dijo Oliver Jones cuando me senté a su lado.

—Gracias.

Luego de desayunar y entregar los horarios a los alumnos de primer año, fui a la primer clase del día: Transformaciones, con Gryffindor. Al entrar al salón de clases me acerqué a Harry, Ron y Hermione.

—Hola. —saludé a todos, miré a mi hermano y le revolví su cabello. Normalmente, eso le molestaba, pero hoy no parecía haberse dado cuenta de mi acción.

—¿Que pasa? —le pregunté.

—Seamus cree que Harry miente acerca de Quien-tú-sabes —contestó brevemente Ron al ver que Harry no respondía.

—Los prefectos de séptimo año de Ravenclaw también piensan eso. —comenté en voz baja.

—Lavender también lo cree —comentó Hermione con tristeza.

—Seguro que has tenido una interesante charla con ella sobre si soy o no soy un mentiroso y un presumido que sólo busca llamar la atención, ¿no? —dijo Harry en voz alta.

—No —repuso Hermione con calma—. La verdad es que le he dicho que cierre su sucia boca y que no hable mal de ti. Y haz el favor de dejar de lanzarte a nuestro cuello a cada momento, Harry, porque, por si no lo sabías, Ron y yo estamos de tu parte. No solo Lauren.

Hubo una breve pausa, la profesora McGonaggall aún no llegaba.

—Lo siento —se disculpó Harry en voz baja, le apreté el hombro como muestra de apoyo, pero no sirvió de mucho.

El resto del día se mantuvo con ese humor, y no es que los demás estudiantes sean de ayuda; parecía que se habían formado dos bandos, uno apoyaba a Harry diciendo que le creía, el otro afirmaba que mi hermano mentía a cerca del regreso de Lord Voldemort.

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Me gustaría que compartan la historia con sus amigas lectoras. Ahora la inspiración se apoderó de mi, y no puedo dejar de escribir, así que habrá al menos una actualización diaria.
-BooksKim <3

La Chica De Ravenclaw - Fred Weasley. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora