28. Navidad En La Casa Black [1/2]

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Es víspera de navidad y el señor Weasley se recuperó lo suficiente como para poder salir de San Mugno y regresar con su familia. Esta mañana La Orden irá a buscarlo para trasladarlo a la casa de los Black, donde pasaremos las fiestas con la familia Weasley y seguramente otros miembros de La Orden Del Fénix.

-¿Hay alguna pequeña posibilidad de poder ir con ustedes? -le pregunté a Remus mientras le ayudaba a alistarse para salir.

-¿Por qué quieres salir? Además, la respuesta es no. Lo siento.

-Quería comprar algunos regalos de navidad.-le contesté, frunciendo un poco el ceño para que tal vez así, su respuesta cambie. Pero no sirvió de nada, solo me abrazó y plantó un beso en mi frente.

Tonks, quien pasaba junto a nosotros para ir a la cocina, escuchó la conversación.

-Pues podría comprarlo por tí, Lauren. Pasaré por el callejón Diagon esta tarde. -comentó con una sonrisa amable.

-¿De verdad? -asintió-. ¡Gracias, Tonks! Te traeré el dinero y una lista con las cosas que quiero.

Cuando volví y le entregué lo anteriormente dicho, le agradecí nuevamente por ese favor.

-Confía en mi, traeré todo lo que pides. -me guiñó un ojo al tiempo que salía de la casa Black con Remus y la señora Weasley.

Luego de que Tonks y los demás se fueron, subí a mi cuarto y pasé las próximas dos o tres horas leyendo libros sobre medicina mágica que Madame Pomfrey me obsequió. Tomé apuntes de cosas que me parecieron interesantes, y otras cosas que de seguro me serviría para aplicar en Hogwarts.
Estaba muy ensimismada en mis propios pensamientos, y mientras más leía esos libros, estaba más segura de que eso era lo que quería para mí futuro.

Pero, mis pensamientos fueron interrumpidos por gritos provenientes de abajo; Tonks y los demás ya habían regresado.

-¿Entonces? ¿Lo has conseguido todo? -le pregunté a Toks mientras terminaba de bajar los últimos escalones de la mansión.

-¡Si! Tardé un poco en encontrar algunas cosas, pero logré encontrar todo lo de la lista.

-¡Oh, gracias, gracias, gracias! -contesté con una sonrisa y abracé a Tonks.

Tomé los diferentes paquetes y bolsas, era algo bastante pesado y no podía usar magia para hacer levitar todo. Sirius, al ver cómo batallaba con todo el cargamento, usó su varita para quitarme el peso de encima.

-Uf, gracias Sirius, de verdad. -dije suspirando y limpiando un poco de sudor en mi frente.

-¿Quieres llevarlo al cuarto que compartes con Granger y Weasley? -preguntó él, al tiempo que comenzamos a subir las escaleras de la casa.

-Es que esto es una sorpresa -contesté con una sonrisa de niña pequeña.

Subimos las escaleras con Sirius, fue entonces cuando recordé el cuarto de la madre de Malfoy, así que le dije a Sirius que lleve todo ahí para poder esconderlo de los demás hasta la cena de navidad.

-Bien, creo que eso es todo, ¿Necesitas algo más?

-Noup. Gracias Sirius, te quiero. -dije con una sonrisa y lo abracé.

-Yo a ti, pequeña Potter. -plantó un beso en mi frente-. Oh, y sobre el otro día... Tú y ese chico Weasley... ¿Solo intento cuidarte, si? Él es un poco mayor que tú, Lauren.

-Lo sé, está bien, tranquilo. -respondí mirando al suelo con mis mejillas un poco rojas.

-Además, es divertido hacer que tenga miedo. -dijo con una sonrisa pícara en su rostro, eso le hacía ver más joven.

-¡Oh, Sirius! -exclamé soltando una carcajada-. En Hogwarts es Harry quien se encarga de ser un pesado sobreprotector, ya me he acostumbrado a esto.

-¡Ese es mi ahijado! -susurró Sirius con una sonrisa y levantando un puño en señal de festejo.

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Llegó la hora de la cena, todos estábamos en el comedor de la casa Black: Sirius, Remus, los Weasley, Harry y yo. Se respiraba un ambiente cálido y familiar, todos estábamos muy felices por el hecho de que el señor Weasley haya podido recuperarse. Eran tiempos difíciles, sí, pero en medio de tanto caos podíamos tener esa paz por un efímero momento.

La cena transcurrió muy rápido, la pasé de lo mejor; hablé casi toda la noche con Remus y Sirius, nos contaron a mi y a Harry historias sobre su adolescencia en Hogwarts, sus años de estudio, y sobre nuestros padres. Fred y George se sumaron a la conversación en cierto punto de la noche, cuando Sirius comenzó a contar sobre las travesuras que hacían en Hogwarts tanto a sus compañeros como a los profesores.

Luego del postre, la señora Weasley comenzó a repartir los regalos; a Harry y a mí nos tejió gorros con los colores de nuestras casas, a los gemelos les dió bufandas, a Ginny un cárdigan y a Harmione un par de guantes. Cuando todos se levantaban de la mesa para ya irse a dormir, los gemelos pidieron permiso a la señora Weasley para poder quedarnos un rato más en la sala de estar de la casa Black, ella aceptó, con la condición de que no nos quedemos allí hasta tan tarde.

Estábamos Harry, Ron, los gemelos, Harmione, Ginny y yo en la sala de estar, había pasado aproximadamente media hora. Me dolía el estómago de tanto reír a causa de que los gemelos estaban contando historias de sus primeras bromas en Hogwarts, cuando apenas comenzaban el colegio. Harmione y yo hicimos chocolate caliente para todos, fue entonces cuando recordé que no había entregado los regalos, los cuales seguían en la habitación de Narcissa Malfoy.

-Ya vengo, ¡lo olvidé por completo! -exclamé dejando mi taza de chocolate caliente sobre la mesa.

-¿Qué has olvidado? -preguntó Harry.

-Sus regalos, debía dárselos antes. -dije subiendo las escaleras que conducían a las habitaciones de los pisos superiores.

Mientras subía, escuché un leve murmullo que provenía de la sala de estar, supuse que no fui la única que se olvidó por completo de los regalos.

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Hi, here I am.
He regresado para concluir esta historia, se lo debía a mis lectoras. Y quién sabe, quizás en el proceso de reescribir esto, surgen otras historias.
-BooksKim <3

La Chica De Ravenclaw - Fred Weasley. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora