29. Navidad En La Casa Black [2/2]

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>>>Lauren:
Cuando salí del cuarto de Narcissa con todos los regalos en mis brazos (los cuales pesaban demasiado), Fred salía del cuarto que compartía con George. Él también había ido a buscar los regalos de navidad que había comprado, solo que a diferencia de mi, él podía usar magia para hacer levitar los paquetes que había comprado.

—Hola, pelirroja, ¿Necesitas ayuda? —preguntó con una sonrisa y señalando los regalos con un movimiento rápido de cabeza.

—Siendo sincera, sí. —sacó su varita del bolsillo y (literalmente hablando) me quitó un peso de encima —. Gracias, Fred.

—¿Y algo de todo esto es para mí? —preguntó con curiosidad pasando su mirada por todos los paquetes.

—¿Y algo de todo eso es para mí? —contraataqué señalando los paquetes de él.

—Yo pregunté primero.

—Buen punto. Y si, algo de eso es para ti.

Él sonrió y ante eso no pude evitar sonreír yo. Era algo tan mínimo y tan estúpido, pero parecía la cosa con más relevancia en todo el universo en aquel momento. Me tomé unos segundos para analizar su rostro, su sonrisa tan encantadora y también sus pequeñas pecas que parecían estar espolvoreadas por encima de sus mejillas y nariz.

—Yo también tengo algo para ti, pelirroja. — dijo Fred, sus palabras me sacaron de mi ensimismamiento y me sonroje un poco al darme cuenta de que lo observé por un tiempo más largo de lo que normalmente puedes observar a una persona.

Con un movimiento simple de varita, entre los regalos de Fred una cajita de color blanco se posó en una de sus manos.

—Esto es para ti.

—¿Y qué es? —pregunté al instante, sin poder (o sin querer) ocultar la curiosidad que sentía en ese momento.

Fred guardó su varita en su bolsillo derecho y se acercó a mí para quitar la tapa de la cajita, me acerqué para observar mejor y ahí estaba: un delicado collar con el dije de un águila, el animal representativo de mi casa de Hogwarts.

—Oh, Fred... —sonreí y lo miré a los ojos—: ¿Es para mí? De verdad, no te hubieras molestado. Gracias.

Él sonrió y se acercó a mi para abrazarme, acto seguido me susurró al oído—: De nada, pelirroja. Es para mí Ravenclaw sabelotodo favorita.

Me separé del abrazo y solté una carcajada ante lo que él dijo. Fred sacó el collar de su caja sonriendo.

—¿Puedo? —preguntó acercándose de nuevo un poco más a mí.

—Claro. De nuevo, gracias, es precioso.

Me giré para quedar de espaldas a él, con una mano recogí mi cabello para que le sea más fácil colocar el collar. Un leve y fugaz escalofrío recorrió mi cuerpo cuando sentí el roce de su mano en mi cuello.

—Listo. —susurró Fred y me giré de nuevo para mirarlo a los ojos.

—Uhm... Tu regalo es aquel. —señalé con mi mano izquierda una de las cajas más grandes, era negra y tenía un moño de color rojo.

—¿Para mí? —preguntó con desconcierto señalando también la enorme caja—.

Asentí al mismo tiempo que se escuchaba los pasos de alguien más subiendo las escaleras, cuando me giré para mirar era Harry quien estaba ahí, mirando seriamente la escena.

—Emm... Los estamos esperando para abrir los regalos. —murmuró entre dientes algo incómodo.

—Oh, sí. —carraspeé y fui hasta donde estaba mi hermano —. Justo estábamos por bajar, ¿Vamos, Fred?

—Así es. Quiero mis regalos de navidad.

Esto último lo dijo en un tono de voz algo extraño... Cómo si... ¿Estaba decepcionado, quizás? Oh, claro, entiendo. Fred quería más tiempo a solas.

Cuando bajamos, Ron y George discutían sobre los inventos para bromas que los gemelos habían comenzado a crear. También Harmione y Ginny venían de la cocina con más tazas de chocolate caliente y galletas que la señora Weasley había hecho en la tarde.
Me senté de nuevo en el lugar donde estaba antes, entre Ginny y Harmione, quien me dió otra taza de chocolate caliente.

—Bien, regalos... —comencé a buscar entre los regalos—. Esto es para ti, Harry.

Mi hermano, emocionado por ver que uno de los paquetes más grandes era para él, abrió muy emocionado el envoltorio de la caja.

—¡Wow, gracias Laur! —dijo al abrir la caja y me abrazó.

—¿Qué es? ¿Qué es? —preguntó Ron con curiosidad, mirando por encima del hombro de Harry.

—Es un set completo de mantenimiento para escobas mágicas —contesté.

En ese momento, los gemelos y Ginny también se asomaron a ver el regalo de Harry, pues ellos también aman el Quidditch.

—Este es para ti. — dijo Harry y sacó una caja que estaba detrás del sofá dónde el estaba sentado.

Tomé la caja entre mis manos, ¿Qué será? ¿Un libro sobre medicina? Me sería de muchísima ayuda.
Pero no, no era eso. Y cuando ví lo que era, por un momento sentí el impulso de llorar como una niña pequeña; pues Harry me había regalado un cuaderno enorme, con un set de acuarelas y pinceles. Harry sabe que desde pequeña me encantaba pintar con acuarelas, pero no siempre podía hacerlo en casa de los Dursley, pues ellos no querían comprarme los elementos necesarios; en cambio, yo pintaba en la escuela, en las clases de arte de primaria.

—Es precioso, de verdad, gracias. — me levanté desde donde estaba y abracé a Harry por un rato más largo de lo normal.

Le di a los gemelos su regalo, un maletín con un hechizo de expansión indetectable, para poder llevar todos sus inventos con ellos. A ambos les encantó y me abrazaron por un largo rato por ello. Le regalé a Harmione un libro sobre historia de la magia, y casualmente, ella me regaló un libro sobre astronomía. Ron me regaló mis dulces favoritos de Honeydukes, también a Ginny, a quien le regalé unos guantes para Quidditch con los colores de Gryffindor.

Y así seguimos un rato más, tomando chocolate caliente e intercambiando regalos. Por un momento, nos olvidamos de lo que pasaba en el exterior, nos olvidamos de Voldemort y de la cicatriz de mi hermano. Por un momento, fuimos un grupo de adolescentes normales festejando la navidad.

La Chica De Ravenclaw - Fred Weasley. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora