La Chica De Ravenclaw - Fred Weasley. [TERMINADA]

21. He Comenzado A Quererte.

Las clases de Defensa Contra Las Artes Oscuras eran una completa pérdida de tiempo, palabras de mi amiga Alison. Y coincido con ella. ¿Qué clase de profesor impone la única tarea de copiar palabras de un libro? Hermione también coincidió con nosotras cuando comentamos en la biblioteca lo inservibles que son sus clases. Por otro lado, ser prefecta se me daba bien, y Oliver no mentía al decir que había que asegurarse de que todos los alumnos de primer año estén en la sala común a la hora de dormir. Al menos la mitad respondía mal al acertijo las primeras veces.

-Mañana será mi primera pasantía del año. -comenté a los demás prefectos en la hora del desayuno, seguía con esa necesidad de caerles bien. Parecían ser muy unidos entre ellos, como una pequeña fraternidad.

-Es genial, Lauren. -dijo Ana, la prefecta de séptimo año-.

Se había estado mostrando algo distante últimamente, desde que los rumores de que Harry es un mentiroso se hicieron más fuertes. Tom gesticuló las palabras no le hagas caso, más allá del hecho de que su pensamiento era compartido con Ana, él no me trataba mal solo por esa razón. Oliver, Alison y Luna me habían dejado en claro que creían en Harry, les agradecí por ello para mis adentros.

Las clases (si no tomamos en cuenta la de Umbrigde) iban geniales, Alison, siendo alguien muy organizada, se tomó la labor de crear un plan de estudio para los TIMOS de este año; exámenes que rinden los alumnos de quinto al finalizar el curso escolar.
Esa misma tarde de viernes, cuando las clases ya habían acabado, me encontraba estudiando astronomía en la biblioteca. Hasta que Harry se sentó junto a mí, y cuando fijé mi mirada en él, casi solté un grito de horror al ver su mano sangrar.

-¿¡PERO QUE PASÓ!? -exclamé mirándolo, varios estudiantes de Slytherin me miraron mal por levantar demasiado la voz.

—Umbrigde me castigó.

Tomé su mano para analizarla más de cerca, con detenimiento, el sangrado había disminuido, pero noté que no era un simple corte, sino una frase: no debo decir mentiras.

—Pomfrey me enseñó un hechizo para curarlo, puedo hacer que no quede ni siquiera una cicatriz.

Y efectivamente, no quedó rastro de cicatriz. Pero fue en vano; Umbrigde volvió a castigarlo.

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Cierto día me encontraba leyendo en las gradas del campo de Quidditch mientras el equipo de Gryffindor llevaba a cabo su primera práctica del año escolar. En algún punto del entrenamiento se habían acercado los estudiantes de Slytherin, que se burlaban de la práctica de los de Gryffindor. Dejé de prestar atención a mi libro cuando Angelina (la nueva capitana del equipo) decidió poner fin a la práctica cuando llevaba a la enfermería a otra integrante del equipo con ayuda de George.

Vi que Fred se acercaba a donde yo estaba sentada, al tiempo que Angelina gritaba—: ¿No crees que deberías venir también a la enfermería, Fred?

—¡Tranquila, no es grave! —gritó Fred, acto seguido se sentó junto a mí y susurró—: Por favor dime que no es grave.

Extendió su mano derecha y la tomé para mirarla con detenimiento. Sus nudillos estaban rojos y tenía un pequeño hematoma en los huesos metacarpos.

—¿Qué ocurrió? —pregunté aún con la mirada puesta en su mano, sentí sus ojos clavados en mí y eso provocó un leve rubor en mis mejillas.

—George golpeó una pelota y voló directamente hacia mi.

—No es grave. —sentencié con voz tranquila mirándolo—. Pero no tengo ungüentos aquí, así que tal vez debas ir a la enfermería. O en todo caso, ponerte gasas esterilizadas al rededor de tus nudillos, solo para que no duelan en la siguiente práctica.

—Bien. Gracias, Lauren.

Al ver que estaba levantándome para bajar de las gradas (todos los demás se habían ido, éramos los únicos en el campo de Quidditch), se apresuró a añadir—: ¡Espera! Quiero decirte algo.

—Está bien. —volví a sentarme junto a él en las gradas, de reojo noté que George había vuelto al campo, pero al vernos a los dos solos decidió quedarse en el suelo.

No había notado que Fred se miraba sus manos, pero no porque le doliera, tal vez estaba nervioso. ¿Por qué estarlo?

—Bien, este año George y yo estamos en nuestro último año —asentí—, y la verdad es que ambos dudamos de si volver a Hogwarts este año escolar. Siempre tuvimos en claro que lo nuestro estaba fuera de lo académico.

—¿Y qué es lo que les hizo cambiar de opinión? —pregunté con intriga.

—Me di cuenta que debía hacer algo antes de marcharme de este colegio... Concretamente, —carraspeó—, necesitaba hacerte una pregunta.

Si bien George no podía oír de lo que hablábamos, escuché que soltaba un pequeño grito de emoción cuando Fred tomó mis manos entre las suyas.

—¿Serías mi novia, Lauren?

—Oh, wow... —separé nuestras manos, eso parece desanimarlo—. No, no... No creo que...

Mi mente era un torbellino de posibles respuestas, porque debía ser clara para evitar malos entendidos.

—Entiendo. —dice, su expresión cambia por completo, es la palabra tristeza en forma humana.

—No, no. —me apresuré a decir—. Déjame explicarme, ¿Bien?

Él solo asintió.

—Bien... Ha decir verdad, no me esperaba esa pregunta. Pero hay algo que sé con total seguridad: me atraes. —sonrió—. Pero me gustaría pedirte un tiempo para... Ser amigos, ¿Me explico? Durante este último tiempo, podría decirse que después de los mundiales de Quidditch, nos hemos vuelto más cercanos... Y no puedo sino darle gracias a la vida por cruzarte en mi camino. Pero la cuestión es que, aunque tal vez sea muy pronto para hablar de amor, hay un sentimiento gestándose.

—Te quiero, pelirroja. —me dice mirándome a los ojos, sentí mis mejillas arder ante ese apodo—. Y entiendo que quieras un tiempo para ser amigos, no hay problema.

—Yo he comenzado a quererte, pelirrojo.

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Espero les guste, y vuelvo a decirlo: si sienten que no transmito la esencia de algún personaje, háganmelo saber, por favor. Abro un espacio publicitario para decir: ¡Voten, comenten y agreguen a su lista de lectura!
-BooksKim <3