CAPITULO 29: Justa venganza

3 0 0
                                    

~Justa venganza~

***
“Esta iba a ser una batalla definitiva y ahora consciente de que era una luos, todo sería diferente. Nadie detendría mi justa venganza…”

***
Reunidos en la sala y sentados en los cómodos sofás de mis abuelos, esperábamos las respuestas del cortador que mató a Sara, como si se tratara de una amena reunión. Delcad y sus subordinados le lanzaban miradas sigilosas, intentando develar sus verdaderas intenciones. No obstante, el oscuro ser ocultaba muy bien cualquier rastro de intimidación. Frío o tal vez sereno. A mí me pareció divertido. Disfrutaba del estrés que causaba a los lúminos con su presencia.


Cruzada de brazos y con el cuerpo tenso, aparentaba actitud inquisitoria contra el cortador blanfed. La verdad  era otra, no estaba prestando atención a lo que decía. Mi mente no estaba allí, se debatía por asimilar el horror que no pude evitar y ni siquiera era capaz de pronunciar palabra, un nudo atorado en mi garganta lo impedía.
En ese momento, un peso extra amenazaba el respaldar de mi asiento. Tenía poca seguridad de que el viejo mueble fuera capaz de evitarme una caída estrepitosa al suelo. Era el peso de mi alma, el que amenazaba desmoronar la estructura del  cómodo sofá. Me hallaba vacía, perdida y sometida a una cruda agonía.


Tristemente, no tenía tiempo para desahogarme, las fuerzas oscuras de Ren, amenazaban con desatar el caos en Winsot como lo hicieron en Dorezul, siglos atrás. Aunado a ello, estaba en juego la vida de mis padres. Debía concentrar mi energía en hallarlos pronto y cumplir con ello la última voluntad de mi abuelo Josep.
Pero, hacerme la fuerte no me estaba resultando nada fácil.


Intentando disipar la oscuridad que Sara introdujo en mi mente cuando mató a mi abuelo, paseé mi vista por toda la habitación a modo de distraerme. En ese transcurso hallé a mi abuela y Joe. Recordé, entonces que no era la única sufriendo. Ellas, se sostenían apenas como una casa desmoronándose internamente. Pero, al igual que yo decidieron cumplir con lo que Josep pidió.


___“Sálvenlos…no se detengan por mí…parto en paz” ___susurró con sus últimas fuerzas.


Sé que la voz de Josep, estaba ilegible porque la herida mortal en su pecho, le impedía pronunciar claramente. Pero, su mensaje fue lo bastante claro para mí.


___¿Crul qué es lo que pides a cambio?  ___preguntó Delcad con suma desconfianza y atrajo de nuevo mi atención.

Hecha la pregunta, la tensión se apoderó de cada rincón. La acidez en la mirada de Delcad, exigía al cortador que tuviera cuidado con su respuesta. Crul proponía una alternativa que jamás imaginé posible. Él y muchos blanfed pretendían ayudarnos y para que eso tuviera sentido, tenía que haber un interés de por medio.


Crul se tomó su tiempo. Se encogió de hombros. Ladeó su cabeza y crujió su cuello. Lanzó una mirada divertida al lúmino más viejo, mojó sus labios e insinuó estar listo para lanzar la artillería.


___Nada  ___soltó.

Delcad entrecerró sus ojos y se incorporó hacia el blanfed.

___Explícate   ___exigió.

___No hay nada a cambio que pueda obtener de ustedes. Necesito llegar al conex árbol. Es tan simple como eso   ___respondió con un tono que evocó desconfianza para los lúminos y sinceridad para mí.

___¿Estás pidiendo las semillas?  ___dijeron al unísono Leok y Lumo. Su desconcierto afloraba a través de sus entrecejos fruncidos.

Dari y Bandel por su lado, se mantenían en silencio. El último claro, con un estoicismo en su mirada y la primera, con un odio destilando por sus ojos.

Crul no respondió, pero su silencio era una afirmación.

___Aqued las iluminó, no podrás tocarlas  ___siseó Dari, irascible por tener que dirigirle palabra.

___Pero, tú puedes encargarte de ese detalle   ___retó a Bandel.

El lúmino resplandier meditó unos segundos antes de responder, pero Leok se le adelantó.

___No entiendo para qué lo necesitas ¿Acaso no es suficiente tu siniestro alimento? ___fastidió al blanfed.

___Supongamos que quiero dejar esa dieta  ___espetó y sonó sínico para todos aquellos que entendíamos de que iba la conversación.

Joe, Melinda, Dan y Esteban se debatían en sus asientos porque en muy poco tiempo recibieron un bombardeo de información sobre una realidad descabellada para ellos. En sus gestos podía percibirse angustia y confusión, por parte de mi hermana. Miedo, desconcierto y fascinación, por el lado de “los mitad lúminos” y el protector de Dreib.

Como una vez Leok comentó, sus frágiles mentes olvidaron. No recordaban sobre el mundo mágico que los rodeaba. Yo no sabía porque había ocurrido, más solo tenía en cuenta la advertencia que mi abuela me hizo antes de que llegará a este tiempo. “El mundo que visitaría no sería el mismo que yo conocía”.

Marcus, por otro lado, no era ajeno a la plática. No existía rastro de asombro en sus nervios faciales, como ocurría con mis amigos.

Probablemente la razón de ello, tenía que ver con el libro de Sofía Winsot, texto que se hallaba en la estantería de su oficina. Allí se describía cada detalle sobre Dorezul y la magia que lo rodeaba. Pocos o prácticamente nadie tenía acceso a esa información, Ren se había encargado de que, así fuera. No tenía idea de cómo lo hizo, pero, sumaba a su lista de barbaridades.

Establecido el acuerdo con el cortador de luz y pasados cinco días después, nos enrumbamos hacia el castillo oscuro. Allí estaban presos mis padres y un centenar de lúminos. La urgencia apremiaba, así que armados hasta los dientes nos sentíamos seguros de vencer. 


Graciosamente los más entusiastas eran mis amigos, específicamente hablando, Melinda y Dan. Ellos se mostraban emocionados con las armas de guerra que llevaban consigo, especialmente las dagas, escondidas estratégicamente en sus pantalonetas y botas. Era divertido verlos motivados. Después de todo iba a ser la primera vez que harían uso de sus dones, recientemente descubiertos. No obstante, debo ser sincera, hubiera preferido que no participaran en la batalla, aún no estaban del todo listos, así que temía por ese lado. Pero, a pesar de cualquier esfuerzo que hiciera por mantenerlos al margen, no lo conseguiría.

Muy cerca del castillo, nos esperarían los cortadores blanfed. El nuevo escenario que teníamos en manos, nos daba cierta desconfianza. Ciertamente, aquella ayuda que los seres oscuros pretendían darnos, podía tratarse de una trampa, pero, era nuestra única esperanza. Las fuerzas oscuras al servicio de Ren, ahora estaban más que alertas y seguían ganándonos en número.
Esta iba a ser una batalla definitiva y ahora consciente de que era una luos, todo sería diferente. Nadie detendría mi justa venganza y la preparación a la que me sometí después del funeral de mi abuelo facilitaría el camino.

___¿Listo para disparar la ametralladora sin titubeos?  ___fastidió el carismático Marcus.

El aludido, Esteban, lo observó como si quisiera exterminarlo. En verdad, deseaba hacer semejante cosa y sentí miedo. El odio profundo que le manifestaba, no solo estaba cargado de ira sino también de una tristeza amarga. Marcus, tenía que ser el culpable de algo y Esteban sufría por esa razón.

Esa tensión entre ellos dos, estaba al borde de una explosión, los efectos de su onda expansiva causaban cierto pavor. Temía que las cosas acabaran mal, muy mal.

___¿Qué sucede?  ___cuestionó el príncipe de Dorezul y desdibujo la sonrisa que maneja segundos antes.
La pregunta sonó ofensiva para Marcus. Sus nudillos se pusieron blancos por la fuerte presión que ejercía en sus puños.

___Sabes de que se trata, no finjas   ___espetó Esteban, elevando los cuartos de su voz.

Su tono acusativo fue un dardo para Marcus. Las comisuras de sus labios temblaron, intentando pronunciar palabra.

___¿Lauren?  ___cuestionó buscando adivinar el gesto iracundo de su rival.

___Tú tienes algo que ver con su muerte   ___siseó entrecortado Esteban.

Su voz descompuesta desmanteló el odio que le manifestaba a Marcus. La ira se convirtió en aflicción.

___¡Estás completamente loco!  ___despidió el aludido.

El tono duro que utilizó parecía un escudo. Las palabras de Esteban seguían siendo dardo tras dardo.

___¡Deténganse!  ___interrumpí con un furor en mi voz.

Tal vez actuaba por desesperación, pero no podía permitir que continuaran lastimándose. Los necesitaba y una vez más pedía que hicieran a un lado sus diferencias. Había algo que aclarar, pero, ese no era el momento.

___Calma Esteban  ___aunó a mis esfuerzos Joe. Ella se mostraba sorprendida, seguramente porque nunca percibió tanto odio en su ex novio.  ___Aclararemos esto en otro momento  ___lanzó una mirada de sospecha hacia Marcus, dejando en claro que estaba del lado de Esteban.
Realmente ese no era el momento, estábamos cerca del castillo oscuro y pronto sería nuestro encuentro con los seres oscuros.

Mientras nos adentrábamos más al bosque de pinos y olmos, que rodeaba al castillo (que dicho sea de paso ahora era un museo privado), una niebla tenebrosa, en medio de nuestro camino, nos detuvo. Era tan densa que presentaba una consistencia líquida. Era fácil adivinar de quienes se trataba.

Crul atravesó con sus dedos lánguidos la espesura oscura. La niebla se disipó y un centenar de blanfed, aguardaban por nosotros. Encapuchados, como siempre con su larga capa negra, dando la sensación de contaminar el bosque con su oscuridad.

Acortaron la distancia entre nosotros a un mismo ritmo de pasos. Su avance representó una amenaza. Nos pusimos en guardia. Los que llevaban la delantera en sus filas, se detuvieron, a un palmo. Develaron sus rostros y la diversión siniestra destiló por sus labios, medio torcidos. Todos parecían pensar lo mismo, examinarnos como serpientes a punto de engullir a sus presas. Ellos no seguían reglas, eran impredecibles ¿Podíamos confiar?

___¿Acaso te burlas de nosotros Crul? Parece que no mataría ni una sola mosca   ___ironizaron varios de ellos sobre mí ___¿Será lo suficientemente fuerte?  ___me incrustaron su mirada y sus ojos negros oscurecieron aún más.

No Soy la villana de este cuentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora