CAPÍTULO 13: Derrota del señor de traje negro

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~Derrota del señor de traje negro~

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“Te tengo una interesante noticia”-fue la frase que me llevó a sentir muy cerca el fin de las maldades de Ren. Saber exactamente a que me enfrentaría ayudaría en mucho a mis planes. Arruinar a esa escoria era lo que más deseaba, después de todo fue gracias a él que la desgracia de muchos se produjo en Dorezul.

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Le seguí, a por su solicitada plática, me subí a la “cosa con ruedas”, al que le decían automóvil, me senté en el asiento del copiloto; él me abrochó el cinturón de seguridad, ya que siempre olvidaba hacerlo, atravesamos la ciudad caótica y ruidosa, hasta llegar a un tranquilo camino, rodeado de verdes árboles, donde los rayos solares, atravesaban como estrellas con largas puntas, similares a las marcas de los lúminos.

El sujeto, parecido a mi mejor amigo y protector de mi hermano, no llevaba su clásico bigote, su cabello seguía igual de corto y su rostro seguía demarcando su típica seriedad y reflexión profunda. Conducía en silencio, con la mirada atenta en la carretera, sin decir nada. Mientras, pasaba más el tiempo me daba curiosidad sobre lo que tenía que decirme y al mismo tiempo me preparaba con cosas básicas para responderle, como responder una pregunta con otra, evitando que se mortificara por mi intercambio en el tiempo.

—¿Dónde vamos? —pregunté, cansada de tanto misterio.

Él, frenando repentinamente, me miró para responderme, mientras mi cara de asombro y mis oídos, ansiosos de respuestas, esperaban oírle.

—¿Recuerdas este lugar? —me señaló a través de su ventana, a un hermoso campo de flores multicolores y sauces enormes, donde unos niños caminaban sobre pequeños puentes colgantes, para rodar sobre seres estáticos que imitaban a unos dragones rojos.

Al mirar las montañas que la rodeaban, pude reconocer el lugar, se trataba del campo de cultivos del pueblo de Albor.

—Es el cam…. bosque natural y parque recreativo de región Albor 
—leí un cartel, en medio del césped, antes de soltar la sopa.

—Solíamos venir algunas veces, a este parque, después del colegio, para despejar nuestra mente. Aquí estuve muchas veces tentado a de…cir…te…. —titubeo y exhaló para calmar sus nervios, me miró una vez más y sin decir nada, salió del auto.

Por supuesto le seguí, sacando antes, mi cabeza y hombro del cinturón sin desabrocharlo, hasta el otro extremo, donde estaba el pintoresco parque recreativo.

—Dania, nunca hemos tenido la oportunidad de hablar sobre lo sucedido en la fiesta de graduación escolar —dijo él, con mucha expectativa, de mi reacción.

—Ah, claro…hagámoslo ahora  —dije, fingiendo, conocer el tema y haciendo un giño con mi ojo derecho, para que creyera mi interés de conversar, que a propósito, si tenía muchas ganas de enterarme.

—Perdón por decirte esto… ¡cielos!, debo decirlo ya  —agarró su cabeza con desesperación, como evitando, que sus ideas se le escapasen. —Desde el día que nos besamos, no he dejado de pensar en ti —se sinceró, dejándome con la boca abierta.

—Be….e…s….so —balbuceé en un murmuro, dándole la espalda.

—Sé que no es justo, que te diga estas cosas, estuve a punto de casarme con Joe, a quien nunca imaginé como tu hermana, y pienso, me debes estar odiando por decepcionarla. Ella es maravillosa y desde la primera vez que nos vimos en el campus de la Universidad Cornad, sentí una conexión inseparable, sin embargo, a medida que nuestra relación se hizo más estable, nos dimos cuenta que funcionábamos, solo como amigos
—explicó nervioso, sobre la relación que tenía con mi hermana. Yo por mi parte, seguía mostrándole mi espalda, ocultando mi asombro.

No Soy la villana de este cuentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora