CAPÍTULO 4: Sal ya, de este sueño

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~Sal ya, de este sueño~

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¿Estoy lista?, sí desde los siete años me preparé para hacer este gran viaje. Mi abuela me enseñó a no usar mi poder como mitad cortadora. Pero, confieso, siempre tuve curiosidad por dominarlo. Supongo, que no es correcto acceder a ello ya que toda mi vida viví como humana. Tengo curiosidad ¿cómo será el lugar donde iré?

***
El dolor de mi cabeza era insoportable, apenas y podía enderezarme, mi vista al igual que mis rodillas tomaban su tiempo para recomponerse. Durante ese proceso, lo primero que vi, mientras mi vista se aclaraba, fue unos pequeños pies con uñas pintadas de color rosa y cuando mi vista se alzó hacia su rostro, era una muchacha de cabello castaño claro y ojos ámbar, quien me estaba mirando preocupada. 

—¿Estás bien? ¿Qué hiciste anoche?

—¿Quién eres tú?  —Pregunté como quien no baja la guardia.

—Soy Joe, tu hermana. Te golpeaste la cabeza o que fue lo que pasó, me preocupas. Entré a tu habitación porque no bajabas a desayunar y te encontré en el piso, realmente me asuste…

—Para  —la detuve. Me dolía mucho el golpe que me había dado cuando estaba huyendo del desastre en Tanos
—“¿Acaso estoy en una especie de ilusión? o ¿Se trata de una pesadilla? Debo despertar pronto” —me exigía a mí misma.

La gran interrogante era saber dónde estaba, ese lugar se veía extraño, nunca había estado allí, pero al parecer se trataba de una habitación. Tenía que cuidarme, todo podría ser un engaño y no lograba descifrar sobre aquella muchacha. Esto podía tratarse de la artimaña de algún cortador negrul, así que, no me fiaba de lo que me dijera.

—¡Dania, Joe! ¿Todo está bien?
—Escuché una voz conocida, quedando paralizada al verlo entrar.

La magia de esta ilusión, traía de nuevo a mi abuelo. Su rostro estaba exactamente igual como en mis últimos recuerdos de cuando vivía con mi abuela, mi hermano y yo en el pueblo de Turns. Esto tenía que ser un juego macabro de alguna magia oscura. Tomar la imagen de mi abuelo para torturarme era horrible, pero no debían olvidar yo también soy una cortadora y aunque no tenga mi marca puedo ser igual de peligrosa, así que no les sería tan fácil.

—Dania, te ves pálida  —decía el individuo parecido a mi abuelo. Sin embargo, a pesar de ser un ser creado para engañarme, presentí que él podría ayudarme y que tenía la clave para resolver el entresijo. Así que decidí seguirles el juego. Debía ser cuidadosa y ganarles.

—Estoy bien, descuida  —dije, para que no sospecharan mis intenciones.

—Bajemos a desayunar  —me instigó a obedecerle, más bien era una invitación amable, pero, ya saben, no podía confiar.

—Sí, abuelo  —afirmé, como quien accede sin problema alguno.

Cuando bajamos, la espalda un poco curvada, de mi abuelo se alejaba adentrándose más hacia una habitación y al seguirle, sentí que mi corazón se inquietaba, presentía que algo más me esperaba. No me equivoqué, cuando entré, los vi. Estaban sonrientes junto a la mesa y el banquete que habían preparado. Yo no los recordaba muy bien, porque murieron cuando era muy pequeña, pero, eran ellos. Estaba segura, mi corazón no podía engañarme.

—¿Pa..pá, ma…má?  —pronuncie con dificultad, el nudo en mi garganta me impedía hablar fuerte, así que no creo que me escucharan.

—Dania ¿Estás resfriada? —Preguntó mamá.

—Te preparé un té ideal, te ayudará   —dijo papá, haciendo que yo no pueda resistir.

Pueda que hubiera caído en la trampa. Ver al abuelo me hacía sentir vulnerable, pero esto ya era demasiado. Me acerque lentamente antes que las lágrimas se apoderarán de mis ojos y los abracé deseando que fuera cierto. Sé que corría el riesgo de perder y ser fulminada, aun así no importaba ahora, los veía y anhelé con el alma que no se deshiciera ese sueño.

No Soy la villana de este cuentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora