~Una reunión inesperada~
***
Ellos se están volviendo locos o qué, por qué se comportan así, es más por qué estoy sintiendo lo que siento. Siempre me echaba la culpa por desear aquello que no era mío, el novio de mi hermana, pero, acaso estoy destilando alguna magia especial que funciona como un imán ¡Ya basta dejen de portarse así! Es incómodo.***
Entonces, Corif me ofreció agua, yo me sentía demasiado sedienta como si no hubiera bebido líquido en varios días y bebí hasta el último sorbo del vaso de madera. Creía que ese era el efecto secundario por mi gran salto en el tiempo. Dreib, sentado en el suelo y apoyando su espalda sobre la pared de nuestro refugio, reposaba su cabeza sobre su pecho, reflejando la sumersión en profundas reflexiones. Corif se mostraba igual de pensativo, quien luego de darme de beber se sentó junto a su protegido. Todos excepto yo, se mostraban desganados para hablar, incluyendo mi abuela que solo vigilaba por la ventana, hacia la única calle principal del pequeño pueblo de Sun, perteneciente a la región Wicen.
Estábamos en una casa de madera, de una sola planta, que tenía apenas dos habitaciones, un comedor y dormitorio. Nadie la habitaba, así que estaba en completo abandono, las telas de araña y enredaderas entre los muros del comedor, denotaban su deterioro. No tenía patio, su vista hacia el exterior, era un conjunto de casas humildes, hechas también de madera.
Los habitantes de Wicen, mostraban la misma expresión a la de la región Tanos de donde logramos escapar, la sensación en sus rostros era miedo, mucho miedo, agregándole a ello desconfianza a cualquier extraño, por lo que algunas miradas curiosas, como pequeños suricatas, nos observaban, desde sus propias ventanas, apenas tapadas con pieles de cordero. Además de ello, la orfandad y el hambre eran las principales cosas con las que debían lidiar, porque si no, algunos niños huérfanos, se abalanzaban sobre todo aquel que pasaba por la calle principal, pidiendo un poco de pan.
—Estoy seguro, Erdian está aquí
—dijo Dreib, rompiendo al fin el silencio incómodo.—¿Estás seguro? —Cuestionó Corif, con cierta duda. —Los caza recompensas, incluso nosotros, dábamos por hecho, que él se escondía en Tanos, pero cuando los kardren quemaron todo el pueblo Nosu y sus alrededores, no hallaron ningún rastro suyo. No tenemos la certeza de dónde pueda estar. –Agregó con una expresión neutra, insinuando que dar con su paradero, no sería nada fácil.
—Al ser la clave, él, para derrotar a Yerl, sus fuerzas oscuras no están desestimando nada para ubicarlo y todo Dorezul lo está buscando por la recompensa que pesa en tres mil pesos, sin embargo, hasta ahora nadie ha podido encontrarlo, porque no tienen lo que se necesita —agregó mi abuela, sin dejar de observar por la ventana.
—¿Abuela, a qué te refieres?
—preguntó Dreib, sumamente intrigado, acercándose a ella, para que le respondiera mirándole a los ojos. Mi abuela sin responder, señaló el zafiro que tenía colgado en mi cuello. Yo no sabía que podía significar, pero, mi abuela y los dos hombres si sabían.—De acuerdo, tengo un plan ¿Me lo prestas? —pidió que me lo sacara, Dreib. Yo accedí, sin resistencia, puesto que, entendí que esa joya sería de gran ayuda. —Hare un “buscador” de luz —dijo, tomando en sus manos el zafiro, dejándome confundida.
—¿Buscador? —pregunté sin obtener respuesta.
—Salgamos ya —interrumpió Corif, saliendo rápido para que Dreib lo siguiera. Fue así que Ambos salieron por la puerta del comedor, la misma que daba hacia la calle. No tenía absolutamente idea sobre lo que harían, pero, finalmente, la abuela y yo estábamos a solas, por fin, mis cuantiosas dudas serían absueltas, bueno, no creía que todas, pero al menos la más importante. Así que sin más detenimiento me lancé a averiguar.
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No Soy la villana de este cuento
FantasyConmovida por la trágica muerte de su abuela, Dania Loren Gurt, una asistente jurídico, de un carácter intrépido, curioso y temerario, enrumbará un viaje hacia unos 500 años atrás, gracias por supuesto a un árbol mágico conocido como el "árbol de la...