SEONGSAN WOO ────── a san le gusta wooyoung, pero no sabe nada de wooyoung realmente.
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San conocía a Wooyoung desde que comenzó la secundaria en esa ciudad, poco menos de tres años atrás. Nunca se había atrevido a hablarle, por el temor a lucir como un idiota.
Pero San no era tonto, de todas formas Wooyoung era inalcanzable para él.
Jung Wooyoung era un ángel, el segundo mejor estudiante de la clase, el chico más lindo escogido por sus compañeros, el más amable y carismático que cualquiera pudiera conocer. Wooyoung no sólo tenía un amigo, tenía decenas de ellos, iba de grupo en grupo esparciendo su entusiasmo y diversión.
Ni siquiera el hecho de haber perdido a su familia hacia dos años corrompió su carácter. Wooyoung sólo faltó a clases una semana durante su recuperación y luego volvió a ser el mismo de siempre. San incluso entonces lo miraba desde lejos y su corazón pedía a gritos ir hacia él y preguntar cómo estaba, si había comido bien, qué era lo que hacía.
Sin embargo, había alguien que nunca se despegaba de él e impedía aún más su propio acercamiento, Park Seonghwa. Todo el mundo decía que eran medios hermanos o quizás primos lejanos, pero la realidad era otra. La familia Park se hizo cargo de la custodia de Wooyoung cuando sus padres murieron, y desde entonces, los dos han estado juntos.
San estaba un poco celoso. Lo admitía, cuando Seonghwa y Wooyoung estaban tan cerca que los rumores sobre una relación comenzaban a esparcirse, cuando se tocaban de manera indiscreta en cualquier parte o cuando jugueteaban entre ellos.
San se moría un poco de celos.
―Encontré a un gatito curioso.
Una voz grave a sus espaldas hizo que San pegara un salto del susto.
Park Seonghwa le miraba con la cabeza ligeramente ladeada, con una sonrisa en sus labios y una mirada que San era incapaz de concebir. Los párpados de Seonghwa aletearon desafiantes y San abrió la boca, dubitativo.
―Ve al ala en construcción después del almuerzo ―Seonghwa volvió a sonreír dejando ir esa invitación en un susurro, y el cuerpo de San se sintió agitado de repente―. Youngie quiere decirte algo.
Seonghwa se marchó, yendo directamente al asiento en primera fila donde Wooyoung estaba sentado, hablando con otro compañero. El enérgico chico le recibió con un abrazo.
San suspiró pesadamente y dejó caer su cabeza sobre su pupitre, sentía su corazón martillando contra su tórax y sus oídos zumbando.
No puede ser.
¿Qué era lo que querría Wooyoung? Si se había percatado de su constante acoso y le acusaba de ser un pervertido o un raro, tendría motivos. San no quería pasar por eso, no quería que Wooyoung lo notara. Él sólo deseaba poder seguir observando su belleza desde la distancia, al menos hasta que terminara la secundaria o alguno de los dos se marchara de ella.
