SAN HWA ──────hwa finalmente descubre quién es, pero todo se derrumba fácilmente.
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Hwaseong y San llevaban hablando por Kakao hacia más de un mes, y aunque siempre se veían en los recesos escolares, Hwa seguía sintiendo sus piernas temblorosas y su pecho picosito al tenerle cerca.
Le gustaba, mucho.
Los mensajes de buenas noches eran cosa de todos los días, así como los pequeños acercamientos que estaba logrando. A veces sólo sentándose pegadito a San y otras, incluso rozando sus manos bajo la mesa.
Yunho y Hongjoong, por otro lado, estaban tan tensos e irritables que miraban con ojos asesinos a San cada vez que Hwa se daba la vuelta.
―Esa falda es demasiado corta ―murmuró Hongjoong entre dientes, colocando su maletín detrás de Hwa al subir las escaleras―. ¿Por qué no te colocas pantalones? Comienza a hacer más frío.
Hwa soltó una risita coqueta y negó varias veces con la cabeza. Había gastado su sueldo en ropa nueva, mayormente femenina, aunque algunas faldas eran más cortas que otras (esperaba que ningún directivo le dijese algo al respecto).
―No me dijiste que estoy bonita hoy ―bufó Hwa ignorando el asunto de la ropa―. Quizás a Sani no le guste, no me arreglé mucho.
Hongjoong rodó los ojos.
―Estás hermosa, Hwa ―Hongjoong sonrió―. Te dormiste, todavía tienes la marca de las sábanas en la cara ―rio, tratando de no decir nada acerca de San, o tendrían una discusión.
Al llegar a su salón de clases, se sentaron y sacaron sus cuadernos. Yunho había amanecido con fiebre, por lo que decidió quedarse en casa. Con muchas advertencias y ceños fruncidos, Yunho había hecho que Hongjoong prometiera cuidar de Hwa.
Y aunque para Hongjoong no fuera difícil, o atípico, le pareció extraño que Yunho insistiera un poco más de lo usual en ello. Ambos estaban muy preocupados por la actitud tan rara de Seonghwa.
Hwa jamás se había identificado como hombre o mujer, sólo era Seonghwa, y otras veces, Hwaseong. Para ellos, era la misma persona vistiera como vistiera, con faldas y blusas o jeans y hoodies, con el cabello largo o corto, con maquillaje o no.
No lo odiaban, a ellos les daba igual si Hwa decidía ser Hwaseong de ahora en más, si se identificaba como una mujer no cambiaría nada en su relación. Sin embargo, el hecho de que lo estuviera haciendo por San, no los dejaba tranquilos. Temían que el muchacho le rompiera el corazón, que no le aceptara por quien era.
Hwa era frágil, manipulable, fácil de usar como un títere, no soportaría un daño como aquel.
―Hwa, Sani te está buscando. ―Uno de sus compañeros se acercó a Hwa y señaló la puerta, donde San estaba parado con una sonrisita de oreja a oreja.
