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Después de salir de la estación de policía y regresar al bar, terminé mi día tranquilamente. Al menos en el exterior. Por dentro, todo lo que puedo pensar es en cómo voy a decirle a Perry lo que quiero.

Se me pasó el pedido de dos mesas distraída con mis pensamientos, pero nada que tuviera consecuencias. Punto positivo de una ciudad pacífica: población que no se mete en una pelea fácil.

Llegó la hora de Perry para recogerme, y antes de eso mi tía me dejó minutos libres temprano para subir, ducharme y cambiarme de ropa. Dejé la camiseta de los Raptors de Nicole extendida sobre la cama, y ya lista, me quedé mirando la camiseta durante unos minutos.

Lo tomé en mis manos y lo llevé a mi nariz, su olor está en él. Me permití cerrar los ojos como me sentía, recordando nuestros momentos en su casa ayer, nuestros momentos en la estación de policía hoy.

Aunque ella no está conmigo, todavía está conmigo.

- Cariño, Perry está abajo - Mi tía apareció en la puerta de mi dormitorio.

- Enseguida bajo – giré mi rostro hacia su respuesta, aún con la camiseta en mis manos.

Lo dejé sobre la cama, respiré hondo y salí de la habitación. Caminé hacia Perry y lo vi frente al mostrador, hablando con Rosita detrás del mostrador.

"Estoy lista" dije llegando a su lado.

"Bien." Se volvió hacia mí emocionado y me miró de arriba abajo. – estas guapisima.

- Gracias, ¿nos vamos? - Sugerí.

- ¡Claro, adiós Rosita! - Volvió a girarse hacia el mostrador, despidiéndose de ella, y yo la miré con una mirada de que sabíamos lo que iba a pasar.

Fuimos a su auto y arrancó. La casa de Perry está un poco más lejos que la de Nicole, o la comisaría, que están más cerca del bar. Pero en coche y sin tráfico, no hay problema.

Entonces, después de unos minutos de silencio en el auto, con él solo preguntando cómo estuvo mi día y yo el suyo, llegamos.

Su casa también tiene dos plantas, con salón, cocina y baño en la planta baja; y dos dormitorios y un baño en planta alta. Y es todo blanco y marrón.

Cuando entramos, fuimos directamente a la sala de estar. Arrojó las llaves de su auto y de su casa sobre una mesa de café frente al sofá de cuatro plazas. También tiene una chimenea frente a nosotros en el sofá.

- ¿Quieres beber algo o pedir comida? – sugirió, ya a mi lado en el sofá.

Nos sentamos uno al lado del otro y envolvió uno de sus brazos alrededor de mi cabeza.

- No.. en realidad vine directo a decir lo que quería

- Está bien.. - Tomó el brazo que estaba alrededor de mí. – pero primero, quería mostrarte algo, ¿de acuerdo?

"Solo una cosa y se acabó" – Eso es lo que pensé, pero no hablé, solo asentí con la cabeza.

Perry se levantó y fue a un armario aquí en la sala de estar, apoyándose contra la pared. Removió por unos segundos y sacó una carpeta transparente donde se podían ver papeles adentro. Así que lo trajo y se sentó.

- Espero que no te enojes como lo hiciste con la cámara... - Empezó a sacar un papel de la carpeta.

Me lo pasó a la mano sin decir nada, y comencé a analizarlo para ver qué era.

Mi corazón comenzó a acelerarse, sentí que mis hombros se desplomaban y las manos sudaban. No puedo tener un ataque de ansiedad en este momento. No puedo creer que haya hecho esto.

- Quería hacerte una sorpresa de boda, para ver si serías más feliz. Vi que mi cabeza estaba llena de cosas, y quise apurarlo por nosotros.

Mientras hablaba, pude escuchar su voz demasiado baja, porque mis pensamientos son demasiado fuertes. Y solo podía concentrarme en el papel en mis manos.

- ¡¿Compraste una casa?! - Giré mi rostro hacia el suyo desencadenando la incrédula pregunta.

- Compré nuestra casa, amor, la que viviremos juntos después de la boda..

Sostuve el papel con una mano y con la otra lo llevé a mi frente, masajeándolo para no enloquecer. Incliné mi espalda al suelo y mi rostro también.

- Pensé que te ayudaría no pensar demasiado en los preparativos. Te gustará, es grande, tiene un patio trasero enorme

Volví a tomar el papel con ambas manos para leerlo correctamente, y noté otro detalle, que hizo que mis ojos se abrieran de par en par.

- ¡¿Lo pusiste a mi nombre?! Me giré para mirarlo de nuevo.

- Es un regalo de bodas mío para ti amor, a pesar de ser nuestra casa, quería ponerlo a tu nombre

- ¡Perry, el regalo de bodas es un juego de copas de cristal, no una casa! Resoplé y eché la cabeza hacia atrás.

Nos quedamos en silencio durante unos segundos.

- ¿Por qué estás tan nervioso? – preguntó pacientemente.

- No estoy nervioso, pero esta es una decisión que debemos tomar juntos. No saliste a comprarle una casa a alguien sin que lo supiera. Y conociéndote, la casa debe haber sido cara. No necesito que la casa sea cara, solo necesito que sea acogedora. ¡Es como si estuvieras tratando de comprarme y no de amarme!

Me levanté repentinamente del sofá tirando el papel encima de él, y salí de la habitación hacia la puerta de salida sin decir una palabra más.

- ¡¿Waverly?!

Lo escuché llamarme cuando cerré la puerta y estaba afuera, pero no quiero saber. Siento que viene mi crisis, voy a empezar a flipar.

Empecé a caminar sin rumbo fijo por las aceras de calles vacías, de brazos cruzados. Tomando una respiración profunda y dejándola salir, para intentar en lo posible controlar mi crisis.

Me puso las cosas mucho más difíciles. ¿Una casa cara a mi nombre?

Debe haber perdido mucho dinero, a pesar de ganar muy bien. El no merece gastar tanto en mi y yo tampoco merezco su amor, mucho menos no puedo ser suyo. ¡¿Por qué acepté esta relación hace años, cuando podría haberme declarado a Nicole?!

Yo soy una idiota. No quiero lastimarlo, y no quiero lastimar a Nicole.

Estaba tan distraído que golpeé mi hombro contra el hombro de otra mujer que venía en dirección opuesta. Me miró sin decir nada, sin enfadarse, y yo me disculpé y seguí caminando.

Caminé tanto sin darme cuenta, que terminé en el patio de recreo donde Nicole y yo entramos, conmigo parado en la puerta y mirándolo.

Vacío, cubierto de poca nieve, porque dejó de nevar y lo que queda aquí ya se está volviendo agua. Mis pies entraron en el patio de recreo, automáticamente. Empecé a mirar los juguetes, de pie con los brazos cruzados frente a mi cuerpo.

Me acerqué al columpio y me senté. Pero no quería rockear, solo quedarme allí. Recordé a Nicole empujándome, la nieve atrapada en su cabello haciéndola lucir divertida. De mí desordenando tu cabello después y las escamas cayéndose.

Entonces fui presa de una instantánea ola de llanto. Incapaz de controlar mi respiración, un océano de agua llenó mis ojos. Doblé mi espalda y enterré mi cara en mis manos, sollozando y sintiendo mi dolor en el pecho.

Sentí que mi teléfono celular dentro del bolsillo de mi pantalón comenzó a vibrar y a tocar una pequeña melodía, lo que significa que alguien me está llamando. Pero no quiero ver quién es y siento que ni siquiera puedo moverme.

Parece que nunca había llorado tanto, y no entiendo si es por Nicole, por Perry, por mi situación o por todo esto junto.

Alguien va a salir lastimado, me guste o no, y no quiero eso. No puedo perder a Nicole y Perry no merece sufrir. ¿Sería más fácil si no sintiera nada, por ninguno de los dos? ¿Ni la amistad ni el amor?

¡¿Qué hago y cómo lo hago?!

Amor en secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora