Amor en secreto

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Después de salir de la comisaría fui directamente al bar, y justo en la entrada vi a Perry apoyado en su coche esperándome.

- Hola amor.. - Me saludó con un beso. - ¿Recibiste el formulario?

- a qui esta - Levanté la mano con el papel mostrándole.

- Perfecto. Cada día estamos más cerca de estar juntos como siempre quisimos. - Dijo con una sonrisa en su rostro, acercándose a agarrar mi cintura y acercándome a él.

"Sí... no puedo esperar..." Apoyé mis manos en sus hombros y le di una media sonrisa.

Pero por dentro un sentimiento de no estar satisfecho y feliz como él estaba, me carcomía.

- ¿Ya almorzó? Todavía tengo un poco de tiempo antes de volver al trabajo.

- Sí, almorcé con Nicole, ahora tengo que ayudar a mi tía en el bar.

- Y el vestido, ¿sabes cuándo verás las opciones? Tengo muchas ganas de verte con él. Acercó su rostro al mío y me besó cerca de la boca.

- El novio solo puede ver a la novia con el vestido, en el altar

- De todos modos, te verás increíble con cualquiera.

Le sonrío, es tan dulce conmigo. Tal vez realmente te mereces la oportunidad de pasar el resto de tu vida a mi lado.

- Gracias amor... - Se acercó y besó mis labios rápidamente, ahora un beso de verdad. - Tengo que ir ahora

- Cuando salga del trabajo te llamo - Me soltó, conmigo ya caminando hacia la puerta del bar. Asentí con la cabeza hacia él y me lanzó un beso al aire.

Hoy la barra no está tan llena, le di gracias a Dios. Fui directo al mostrador para ponerme el delantal y empezar a servir mientras mi tía entregaba los pedidos.

Un grupo de 4 hombres se acercó y pidió cervezas, así que agarré los vasos y comencé a llenarlos en la máquina. Al momento de la entrega, uno de ellos me dio las gracias mientras los demás se iban, con un "gracias gatito". Dando un guiño.

Automáticamente mi boca se torció y fruncí el ceño, viendo el posible interés del hombre.

- Hola, novia

Giré mi rostro hacia un lado y Wynonna se acercó, sentándose en uno de los bancos en el mostrador frente a mí.

- ¿Lista para pasarte la vida llevándole vasos de cerveza a tu marido? – se rió al final de su oración, estirándose sobre el mostrador y tomando un vaso ella sola para llenarse de la máquina.

- ¿No sabes hacer otra cosa que no sea llenar la bolsa? - Giré mi rostro, de ella al pequeño fregadero que estaba debajo del mostrador, lavando unos vasos ya usados.

- No me molesto, solo los tomo.

- ¿¡Wynonna!?

Menos mal que las mesas de los clientes están lejos del mostrador y que no había nadie más sentado en los bancos aquí. Aunque Wynonna no siente la más mínima vergüenza de decir esas cosas frente a los demás.

- ¿Qué? Toma la de tu prometida también. Se sirvió la mitad del vaso de cerveza que había dejado en la garganta. Eructando entonces.

- A diferencia de ti, no me gusta exponer mi vida sexual a los cuatro vientos.

- Está bien, pero hablando de matrimonio, ¿por qué no me llamaste para ser tu madrina? Se estiró de nuevo y volvió a llenar su vaso.

"Porque ni siquiera quería esta boda, y mucho menos una madrina". – mi pensamiento respondió automáticamente por mí, pero solo por mí.