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Le presté a Waverly un atuendo liviano, ya que no vino planeando dormir aquí. Y antes de acostarnos, preparé unos bocadillos naturales para los dos, donde bajamos a comer a la cocina.

- Te diste cuenta que Rosita te estaba coqueteando en el bar, ¿verdad? – Wave sacó el tema sentada en la mesa mientras comía su almuerzo.

- Peor que sí - me reí mientras me comía el mío también, de cara a Waverly en la mesa. - Ni se me pasó por la cabeza que ella pudiera estar interesada en mí

- Pero fue conveniente para ti, después de todo, crees que ella está caliente - Me limpié la boca con una servilleta y tomé el vaso de jugo bebiéndolo.

- Ser un gato no es lo único que importa Wave - Negué con la cabeza entre risas. - pero voy a ver lo que puedo conseguir con él.

- Incluso diría que no eres bueno, pero ese corazón blando no me engaña.

- Solo tú lo conoces, no se lo digas a nadie - La apunté con el dedo rápidamente, y ella se rió.

Terminamos de comer y subimos a nuestra habitación. Como mi cama es de matrimonio no se duerme en el suelo, dormimos juntos.

Tan pronto como Waverly y yo nos acostamos, nos giramos para mirarnos, así es como solemos dormir cuando es en la casa del otro.

Mi sueño, como de costumbre, comenzó a llegar tan pronto como me acosté, a diferencia de Wave, que parecía más despierto que nunca. Mis ojos comenzaron a cerrarse poco a poco, y ella seguía ahí, mirándome.

- ¿Qué estás pensando? - dije con voz soñolienta.

- Cómo me apetecía un pastel de chocolate - Se tomó unos segundos y respondió.

Entonces, aunque tenía sueño y tenía los ojos cerrados, me reí suavemente, sintiendo que ella estaba conmigo.

- Mañana compras un pastel de chocolate, de mi cuenta - Tomé mi mano hacia Waverly, quien tenía uno de sus brazos sosteniendo su cabeza y el otro extendido frente a su rostro. Y le di dos palmaditas en el brazo.

Entonces el sueño me golpeó para siempre, y detuve mi mano justo ahí, encima de la muñeca de Waverly.

- ¿Nicole? – Waverly me llamó en voz baja para ver si estaba despierto, pero no respondí, asegurándome de perder el conocimiento.

[...]

Me desperté con la alarma de mi teléfono celular sonando repetidamente, lo recogí lentamente del tocador al lado de mi cama y lo apagué.

Me apoyé en la cama con ambos brazos y parpadeé un par de veces, sintiendo el resplandor del sol en mis ojos. Luego miré hacia un lado y vi a Waverly aún durmiendo, con los brazos apoyados en la cabeza sobre la almohada.

A ella le cuesta más despertarse con una alarma que a mí, incluso si suena varias veces.

Está tapada hasta el busto con mi camisón de seda rosa que le presté y lleva el pelo suelto, con el flequillo cayendo sobre los ojos. Tenía muchas ganas de ver esto todos los días.1

Entonces desperté de mis pensamientos mirándola y estiré los brazos, sentándome en la cama. Y le toqué el hombro, moviéndola un poco, para despertarla.

- ¿waves? Despierta - hablé lo más bajo posible.

Y empezó a abrir lentamente los ojos. La luz del sol que iluminaba la habitación convirtió el marrón de sus ojos en color miel. Tan pronto como los abrió por completo, encontró el mío.

- Buenos días - le sonreí.

- Buenos días - Y ella me sonrió.

- Tenemos que levantarnos, iré a la comisaría y te dejaré en casa de Shorty.

- Allí no.. - Waverly se dio la vuelta en la cama, acostándose boca arriba, y tirando de toda la manta que cubría su cabeza. - Ya no quiero ser un adulto. El sonido de su voz fue amortiguado por la manta y me hizo reír.

- Yo tampoco, ¿qué tal si saltamos a la piscina de bolas del centro comercial?

- Realmente quiero esto - En un rápido movimiento se quitó la manta de la cara y se sentó en la cama, emocionada por la posibilidad.

- Entonces te levantas, ¿no? – me reí, tomé mi parte de la manta y me levanté primero de la cama. - ¡Vamos Earp!

A pesar de no querer, Waverly se levantó y fuimos al baño a hacer nuestra higiene matutina.

Como no es la primera vez que Wave duerme aquí, hay un cepillo de dientes suyo guardado para cuando venga. Así que no hay problema.

Me di una ducha rápida y le pregunté si ella también quería tomarla, ella aceptó y mientras tanto comencé a ponerme el uniforme.

Cuando se fue, se puso la ropa con la que vino ayer. Bajamos y antes de salir fui a la cocina y saqué tres frutas, manzana, pera y guayaba.

En el auto le di a Waverly la pera y la guayaba, y me quedé con la manzana. Y con ella en la boca, arranqué el auto hacia el bar.

"Que tengas un buen día en el trabajo y dile a tu tía que yo también le di los buenos días a ella, excepto a Wynonna" Waverly se rió después de mi discurso frente a Shorty's.

- ¡Y ten cuidado con tus forajidos! - Di una risa corta y ella abrió la puerta del auto, luego la cerró.

La seguí con la mirada hasta llegar a la puerta, ella entró pero antes de cerrar me dio un último saludo, correspondiéndome. Así que me fui por mi vida como sheriff.

[...]

Cuando llegué a la comisaría, Lonnie ya estaba atendiendo una llamada telefónica, así que no me propuse interrumpir, pasé por delante y me senté en mi escritorio.

- Hoy van a recoger al prófugo para llevarlo a otra cárcel - me dio el mensaje Lonnie, terminando la llamada.

- Bueno, ya no soporto a este tipo gritando, nunca había visto a alguien tan insistente - Empecé a encender mi computadora mientras hablaba, y sacaba fichas de mis cajones. - ¿Has tomado café, Lonnie?

- Sí, incluso lo hice casi ahora, te lo dejé - Lonnie señaló el mostrador.

- Eres un gran ayudante y amigo - Me levanté terminando la frase, dirigiéndome al mostrador para sacar el café de la botella y volviendo a la mesa.

- ¿Es cierto que habrá una fiesta de Halloween en la ciudad? – Preguntó tomando notas en su diario.

- ¿Ya eres consciente de esto? Ayer me invitó Waverly

- Ya hay algunos carteles pegados por la ciudad y Wynonna los publicó en las redes sociales.

- Así que te vas, ¿verdad? – pregunté terminando mi café, mirando el correo de la comisaría para ver los nuevos mensajes.

- Si, llamaré a mi novio, no tenemos mucho tiempo para salir

Desde el momento en que escuché la palabra "novio" dejé de juguetear con el mouse y lentamente levanté mi rostro hacia Lonnie, asombrado. Ya me estaba mirando con una sonrisa, como si supiera que iba a tener esta reacción.

- Lonnie, ¿eres gay?

- Desde que salí de mi madre - Dijo entre risas.

- ¿Por qué no me dijiste? Ya nos hemos hecho amigos. Todavía estaba sorprendido, pero logré reírme un par de veces.

- Nunca preguntaste y no soy de los que marcan - Nos reímos de verdad, hasta que poco a poco la risa paró.

- Lo siento, nunca pregunté ni interesé a Lonnie - Una parte de mí se sentía un poco mal.

- No hay problema jefe, tendremos tiempo de hablar más al respecto - Nos sonreímos después de eso.

- ¿Y por qué no ahora? Dime, ¿cómo está tu novio?

Entre notas, análisis, llamadas telefónicas e investigaciones, me contó todo sobre cómo conoció a su novio y cómo salió del armario como gay.

Y el trabajo de hoy se hizo mucho más divertido con este nuevo acercamiento entre dos vecinos del valle. Como diría Waverly.

Waverly.

El día también es mucho mejor porque lo primero que vi al despertar fue a ella.

Amor en secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora