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- Señora, necesito que intente describir lo más posible cómo era el ladrón, ¿de acuerdo?

Hoy en la comisaría empezó así. Una anciana en la puerta del departamento antes de que abriera. Cuando llegué, ella ya estaba esperando en la puerta.

La saludé con un ligero apretón de manos para no lastimarla, ella me sonrió y yo sonreí después. Dijo que necesitaba presentar una denuncia porque le robaron cuando regresaba del mercado.

No solo se llevaron su cartera con documentos y dinero, sino también sus compras. Fuimos a mi mesa, donde yo me senté de un lado y ella del otro. Y le pedí que comenzara a describir cómo le fue, a qué calle fue y cómo eran los ladrones.

Lonnie llegará un poco tarde hoy porque tiene una cita de rutina. Así que soy solo yo.

- Eran dos hombres, altos y delgados.. No podía ver bien la cara, pero tenían una gran barba - Empezó a hablar con voz temblorosa, debido a su edad.

- ¿Fueron violentos contigo? - Pregunté mientras escribía.

- No, no me golpearon, solo me quitaron las bolsas y mi bolso de los brazos con fuerza; y terminé cayendo en la acera

- ¿Te lastimaste al caer?

- No cariño, a pesar de ser viejo, soy resistente - Me hizo reír un poco, aún llenando el BO

- Lo malo es que perdí mis compras del mes y también mi dinero, entonces no tengo nada en casa - Siguió hablando. - por no hablar de Isabel, que morirá de hambre.

- ¿Y tu hija? - Apoyé las manos sobre la mesa, terminando de llenar.

- Sí, es mi gato - Nuevamente me hizo reír. Una mascota.

- No tengo dinero extra ahorrado y no puedo pedirlo en el banco, me quitaron el dinero de mi retiro, así que va a tomar tiempo hasta que caiga el próximo - No estaba emocionada, habló con calma.

Así que miré alrededor de la habitación y comencé a pensar en alguna solución para ella, además de abrir el boletín.

Y cuando se me ocurrió una idea, Lonnie entró por la puerta, entró y se acercó con su mochila.

- Buenos días chicas - Nos vio a ti ya mi, dirigiéndonos directo a tu mesa.

- Buenos días Lonnie - dije.

- Buenos días querido - Y le dijo dándole un saludo en el aire.

La señora volvió su atención hacia mí y yo hacia ella, y volví a lo que le iba a decir.

- Mira, para que no te quede nada este mes, la comisaría te puede dar un préstamo - le dije con calma.

- ¿Lo juras? ¡Eso querido sería de gran ayuda! - Abrió una sonrisa encantadora, de quien no dejaría que su "hija" pasara hambre, y obviamente sonreí al ver eso.

- No tienes que preocuparte por nada - Tomé un papel y un bolígrafo, arrastrándolo hacia ella. - ¿Puedes anotar tu número de cuenta bancaria?

"Claro." Cogió su bolígrafo y empezó a escribir.

- Transferiremos algo de dinero a tu cuenta hoy, y podrás comprar comida para la señora y para Isabel - Solté una breve carcajada, con ella siguiéndome.

Muchas gracias. Terminó de escribirlo y comenzó a levantarse, conmigo levantándome con ella.

- Te acompaño hasta la puerta – le ofrecí ya yendo a su lado, dándole mi brazo para que me sostuviera, con ella sosteniéndome.

Amor en secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora