Amor en secreto

CAFETERIA

- Tuve un mal sueño anoche.

Estoy girando mi silla de lado a lado, con mi cuerpo, por puro aburrimiento. Yo, el sheriff de la ciudad, en una comisaría, aburrido.

Y comencé este tema con Lonnie, quien ha estado jugueteando con su teléfono celular en su escritorio. Tampoco tiene mucho que hacer hoy, aparte de esperar una llamada.

- ¿Que soñaste? – me preguntó, sin apartar la vista del teléfono, deslizando el dedo por la pantalla.

"Waverly casándose con Perry", respondí, todavía girando en mi silla y mirando alrededor. – y lo peor es que ella estaba feliz.

Lonnie se rió y apartó los ojos del teléfono para volverlos hacia mí.

- ¿Ese es tu concepto de un mal sueño? – preguntó, irónico. – Una vez soñé que los pingüinos me comían vivo.

Fruncí el ceño confundido y lo miré también, pero aún girando lentamente de un lado a otro.

- ¿Y los pingüinos comen personas? - Yo pregunté.

- No lo sé y no quiero saberlo - Dijo dirigiendo su atención al celular.

Me reí rápidamente y volví a mirar por todos los rincones de la habitación, levanté uno de los brazos que descansaba sobre mi pierna, para tamborilear con los dedos sobre la mesa.

"Honestamente" comencé a hablar, mi risa desvaneciéndose de mi rostro. - Estoy cansado de eso.

- ¿Una comisaría que casi no tiene problemas que resolver? Yo también, dijo Lonnie.

- No eso no es... - Yo hablé. – yo con Waverly. Creo que mi vida era mucho mejor antes de que ella saliera del armario. Se casaría con Perry y eso sería todo.

Volví mis ojos a Lonnie, luciendo vacío, distante y pensativo. Y sus ojos se dirigieron hacia mí también, con un pequeño silencio estableciéndose por el momento y dándose cuenta de que hablaba en serio.

- ¿Y qué quieres hacer al respecto? Lonnie bajó la mano con el celular sobre la mesa, prestándome atención.

- Es que no quiero pasarme la vida siendo parte de una traición - me desahogué. – cuando me imaginaba teniendo algo con Waverly, no era así como lo quería.

Aparté mis ojos de él de nuevo para concentrarme en mis dedos, que volvieron a tamborilear sobre la mesa.

Lonnie no dijo nada, pero sentí sus ojos sobre mí. Y comenzó un timbre en la habitación, bajo, amortiguado por estar en el bolsillo de mi pantalón; mi celular.

Saqué el dispositivo con la mano que no estaba tocando la mesa y giré la pantalla para ver quién era.

"Hablando de la boda" le dije a Lonnie, levantando rápidamente el teléfono celular en el aire. Él se rió.

Me llevé el celular a la oreja.

- ¡Hola perry! - respondí, respondiendo a la llamada.

- ¿Cómo está mi sheriff favorito? Perry preguntó con voz emocionada.

- En primer lugar - comencé a hablar. – ya no hay alguaciles en esta ciudad, solo yo, así que no hay forma de que puedas tener otro favorito de todos modos. - Él se rió. – Y segundo, ¿qué quieres?

- No quiero nada, solo saber por qué ayer te llevaste a mi hermana a una misión policial - Dijo.

- Eso estaba lejos de ser una misión, el idiota tenía una pistola de juguete para robar, y nadie se dio cuenta - le respondí. – un Nerf, pintado de negro.