Louis y sus amigos habían tenido una breve discusión sobre los planes por el cumpleaños del ojiazul, para el cual faltan tan solo cuatro días.
Ellos mantenían una tradición en la que todos los años antes de las 00:00 iban a la playa y esperaban pacientes a que las luces flotantes emprendieran viaje hacia el mar profundo, pero el cumpleañero tenía planes distintos para este año.
Quería hacer algo diferente ya que notaba que, año tras año, sus amigos disfrutaban cada vez menos el plan de las luces en la playa. Así que propuso la idea de ir a algún bar escondido de un pueblo vecino, así de paso conocían caras nuevas.
Del otro lado del mundo, Harry se encontraba en llamada con Agustín. Sí, esos dos no podían estar veinticuatro horas separados.
—¿Ya le escribiste la carta? —preguntó curioso.
—Sí.
—¿Y QUÉ ESPERAS PARA PASARME FOTO? Ay dios espera que me siento y me sirvo coca, presiento que se me va a bajar la presión.
—¿Podés parar? No te voy a pasar nada porque quedó demasiado cursi y te vas a reír, sabes que odio que se rían de mí.
—¿Y si me lees un pedacito?
—No porque vas a pedir más y más y voy a terminar leyéndote toda la carta.
—Era la idea.
—Bueno te la leo, pero no emitís sonido.
—Te escucho.
El ojiverde desdobló el papel y comenzó a leerle. A medida que las palabras salían de su boca un rosado intenso pintaba sus mejillas. Sólo con Agustín tenía la confianza suficiente para abrir de tal manera su corazón, sin miedo a ser juzgado.
—Estás completamente demente, ¿cómo vas a escribir tan hermoso? Vuelvan por favor, yo les pago los pasajes y la boda. —se escuchó del otro lado de la línea apenas terminó de leer.
—Nada porque no va a pasar, él no quiere eso.
—Hache, ¿estás dispuesto a dejar de viajar por él?
El silencio invadió unos segundos.
—No, estoy dispuesto a viajar con él.
—Ay por dios esperá, una cosa a la vez.
—Vos preguntaste.
Se despidieron y, como todos los días, Harry había quedado sólo con sus pensamientos que, a diferencia de antes, ahora eran de amor.
¿Estaba dispuesto a viajar con Louis? Sí, pero ese no era el problema; el problema era que Louis decidiera renunciar a su vida para recuperarlo a él.
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Malibú || l.s
RomanceTodos tenemos un «ojalá» en nuestras vidas. Alguien que pudo ser, y se quedó en la puerta sin entrar. Una chispa que no encontró dónde hacerse llama, y que se apagó sin dejar huella. Alguien que cuelga de tus recuerdos y que, de vez en cuando, prov...