16 de marzo

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La puerta de madera robusta y tonos marrones sonó dos, tres veces hasta que Harry decidió salir de abajo de las suaves sábanas; no esperaba ningún paquete, lo cual le extrañó. Deslizó sus pies en el par de pantuflas que descansaban en el piso y, con un largo bostezo, atravesó el pasillo hasta la puerta.

—¿Señor Styles?— preguntó el hombre frente a él.

—El mismo.

—Correspondencia del correo, le pido una firmita acá y no lo molesto más.— le entregó una libreta y una lapicera, el ojiverde no tardó en firmar y tomar el sobre.

—Muchas gracias y que tenga buen día.— dijo antes de cerrar la puerta.

Esa letra… esa maldita letra.

El estómago se le revolvió, aún sentía mariposas en su interior.

Se preparó un té de limón y una tostada, si tomaba café podría jurar que las mariposas le atravesarían el estómago.

Pasó un cuchillo por la solapa, con cuidado, para despegarla y no romper el sobre, y sacó el extenso papel de adentro.

"Querido bosque:

No sé si te habrás percatado de que pasó un mes desde que tu maravilloso regalo llegó a mi puerta, pero quiero pedirte perdón por la tardanza y decirte que no fue nada fácil conseguir una casetera. Quizás si me mandabas un cd esta carta hubiese llegado mucho antes… pero fue oportuno que no lo hicieras porque lo fácil aburre y lo que fácil empieza fácil termina.

Confieso que no me lo esperaba, ni un poquito… En mi mente eras vos recitando uno de tus mil escritos, capaz alguno diciendo que te aburriste de mí u otro diciendo que te mudabas a la Antártida y que allá no había carteros para enviarme cartas, pero no es novedad que mi cabeza me jugara una mala pasada…

Mi querido bosque, la canción me encantó, no sabía que te habías animado a la música, pero dejame decirte que cualquier cosa que empieces se te va a ver bien porque no hay manera de que una guitarra criolla o un piano de cola se vea desentonado a tu figura y tu esencia. Considerando que me abriste tu corazón, y que odio no devolver los gestos, te dejo un escrito que tracé estos días.

'En vos encontré cosas que nunca había buscado, pero que necesitaba tanto… Tu sonrisa es inmarcesible. Intacta como flor de plástico tóxico, pero real como la vida misma, como la sangre, como el sexo, como los pies en la tierra.

Vos fuiste mi serendipia. Tumbaste mi cuerpo sobre el cielo y derribaste mi razón al suelo. Descosiste la costura de este amor arrebatado, intimidado de soledad. Sufriste mi lágrima y te bañaste en mi sal. Prendiste la luz a mi muerte cerebral.

Vos fuiste mi serendipia. Te fugaste por la carretera con mis males y mi necedad, y regresaste por el campo señalando flores. Choqué de lleno con tus besos. Inundé mi cama de palabras y versos.

Traspasé el parabrisas a doscientos kilómetros por hora, estrellándome en tus ojos, clavándome los vidrios de tus miradas más mortales. Me accidenté y dormí inconsciente sobre tu pecho. Noches enteras frunciendo la sonrisa para que no se note.

Vos fuiste mi serendipia, mi tormenta en el desierto, mi calma en mar iracundo. Sos mi todo y siendo mi todo me animaste a perder la batalla con mi consentimiento. A voluntad lo perdí y lo gané todo y no me arrepiento un carajo.'

Vos, mi bosque preciado, fuiste y sos como el oro en tierra firme después de recorrer por meses el océano más profundo del planeta; y me hiciste el pirata más afortunado y millonario de toda la historia.

Para tu fortuna, la abuela de Zayn me regaló su casetera así que si querés mandarme más canciones yo estaré encantado siempre de escucharte.
Y antes de olvidarme, dos cositas: La primera es decirte que el beanie dejó de tener tu perfume por tanto inhalarlo, y la segunda, quisiera que me cuentes tus planes para el mes siguiente o el siguiente… ya que este mes ya empezó y sé cuánto odias viajar a mitad de mes.

Hasta pronto, mi bosque profundo.
Con amor, Louis xx"

Louis le había puesto un nuevo apodo, “bosque”. Le gustaba ya que sólo él lo llamaría así y sería su pequeño secreto… Le dijo que era como el oro en tierra firme después de recorrer por meses el océano, que lo había convertido en el pirata más afortunado de toda la historia, Louis realmente lo consideraba un metal precioso, un tesoro. Le había confesado que inhaló tantas veces su perfume que terminó por consumirlo, aún sabiendo lo que aquel ojiazul le estaba pidiendo indirectamente. ¿Tanto lo extrañaba como para aspirar por completo su olor?

Y, a pesar de los años, el castaño seguía recordando los pequeños detalles que el rizado escondía.

Hasta pronto, mi bosque profundo” mierda que pegaba.

Agarró sus llaves y salió en busca de un nuevo frasco de su perfume tan solicitado, ese sería el próximo regalo; el viaje también le ayudaría a buscar la respuesta a la última pregunta que leyó.

Colocó un auricular inalámbrico en su oído derecho y el otro lo dejó libre para escuchar los movimientos de la calle. Londres estaba bastante tranquilo, era mediados de marzo y las clases ya habían comenzado por lo que a las seis de la tarde nadie andaba por la calle.

Llegó a la perfumería y se dirigió a la sección de hombres, Harry era una persona bastante sofisticada con sus olores y así también costaban. Consideraba que un perfume era la marca personal de las personas, si el perfume tenía un olor básico, normal, aburrido, la gente no se fijaría en vos, pero si el perfume olía a caro, mezclaba fragancias suaves al olfato, la gente sin dudas voltearía a verte donde sea que vayas. Es por eso que su perfume era uno de Tom Ford, específicamente ese que olía a tabaco y vainilla.

Agarró dos y se encaminó hacia la caja, al ser él solo no tuvo que esperar mucho para pasar la tarjeta y desearle un buen fin del día a la cajera, Doli, quien lo conocía un poco bastante.

Salió del lugar y se dirigió nuevamente hacia su casa, tenía una nueva carta que escribir, y una nueva prenda por perfumar.

Malibú || l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora