2ªT || 30 ||

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Me mantuve mirando el techo. Podía escuchar los latidos de mi corazón en mis oídos, eran fuertes y rápidos.
En cuestión de segundos pasaron demasiados recuerdos en mi cabeza, empezando de como terminé viviendo en la mansión Doblas, en como me trataron ciertas personas por querer estar al lado de Rubén, también pude sentir ese apretón en mi corazón cuando la madre de Doblas me hizo de menos comparandome con una persona muy distinta a mi, lo que más de dolía era al recordar cómo Doblas decidió dejarme por las influencias de esa mujer.

Aún no me sentía del todo convencida en creer en el cambio de Rubén, aún se puede repetir la misma historia de antes, dónde el se sentía confundido en sus sentimientos.

Tengo miedo de que todo sea una mentira.

— Está bien si aún dudas en tu respuesta, ya sabes que esperaré a que estés lista, no quiero que te sientas presionada –
Al escucharlo hablar regrese a la realidad, volteé mi cabeza hacia un lado para mirarlo, mirar su hermoso perfil era de mis cosas favoritas.

Me dejaré guiar por mi corazón, puede que vaya a cometer un error del cual después me arrepentiré o también puede que sea lo mejor que le pueda pasar a mi vida, lo sabré, tal vez no ahora, pero lo sabré.

— Me gustas Doblas, me gustas tanto que si quiero que seas mi novio, seamos lo que no pudimos ser en el pasado –contesté mostrándome segura en cada palabra que decía, cuando nuestros ojos se encontraron se formó una sonrisita en sus labios lo cual me la contagió (sonreí); se removió sobre la cama para acercarse más a mi. Dudamos en lo que haríamos pero yo teniendo la iniciativa, lo besé.
Nos separamos a los pocos segundos, pero nuevamente unimos nuestros labios; una exquisita danza que deseaba que nunca se terminara.
Tomé entre mis puños la sudadera que traía puesta, no quería que se alejara pero la falta de aire lo impedía.

— No sabes lo feliz que me haces ahora mismo –mencionó sin apartar su mano de mi mejilla, dió una cálida caricia con su pulgar en ella. Se formó una sonrisa que no podía quitarla de mis labios, ni siquiera podía pronunciar alguna palabra, me sentía en un sueño— Aunque no puedo verte muy bien por la poca luz, puedo asegurar que te miras muy linda con esa sonrisa –dejó un corto beso en mis labios— Bueno, creo que ahora sí podemos dormir a gusto –rio bajo y me abrazo, recargué mi cabeza sobre su pecho y de igual manera lo abracé— Buenas noches _____ –

Cerré mis ojos pero no podía dormir sin antes decirle algo.

— Rubén... –lo llamé y como respuesta obtuve un "uhm" de su parte ¿Cómo podía dormir ante toda esta confesión? Relamí mis labios con mi lengua humedeciendolos, tomé un poco de aire para llenarme de valor para lo que diría.
— Te amo, Doblas –después de haber pronunciado esas palabras me sentía mucho mejor, tanto así que estaba dispuesta a dormir tranquilamente está noche.

Sus brazos apretaron un poco mi cuerpo, lo cual también me hizo sentir bien.
— También te amo, _____ –

Después de aquella confesión, quedé profundamente dormida.

Al día siguiente, me desperté media hora antes de la hora en la que acostumbraba a levantarme para ir a trabajar, lo que me sorprendía es que, a pesar de eso, estaba de un buen humor, no estaba irritada como suelo estar todas las mañanas al levantarme.

Quité con cuidado las sábanas que cubrían mi cuerpo para no despertar a Rubén. Bajé mis pies al suelo pero al no sentir mis sandalias recordé que eso era lo que me faltaba en mi pequeña maleta que había traído el día anterior, hice un puchero de berrinche, pero eso no iba a detenerme, aún sin tener mis sandalias me levanté de la cama.
Salí de la habitación dejando entreabierta la puerta, caminé por el pequeño pasillo para llegar a las escaleras, en la mitad de ellas se encontraba un pequeño y regordete felino color naranja «¡Lindo!» este solo me miró y siguió durmiendo; pasé a un lado de él teniendo mucho cuidado de no pisarlo.

Yo Te Compré || (Rubius & Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora