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Abrí un poco mis ojos ¿Desde cuándo se había vuelto tan brillosa mi habitación por las mañanas? Froté mis dedos en mis ojos para quitar lo adormilado.
Miré a mi alrededor ¿Que hago aquí?
Al instante mire la puerta la cual se abrió dejando ver a Doblas.

Mi amor, despertaste. Espera, iré por el doctor —cerró la puerta.

Me sentía cansada y a la vez confundida, no recuerdo haber llegado aquí. Lo único que se venía a mi mente era que estaba por abrir un sobre. Fruncí mi ceño ¿Después que pasó?

Buenos días señorita —saludó el médico al entrar— Veo que ya está mucho mejor, la revisaré para asegurarme que está lista para irse a casa —se acercó a mi y empezó a valorarme, alumbró mis ojos con una lámpara pequeña, después con su estetoscopio escucho mis latidos y mi respiración. A los poco segundos llegó una enfermera y me retiro el suero que tenía en mi brazo— Todo bien, señorita le recomiendo que haga actividades de relajación en sus tiempos libres. Ayer por la noche su novio la trajo de urgencias, tuvo un colapso de estrés

— Jamás me había pasodo algo así —mencioné

Si, su cuerpo ya no soportó el estrés que mantenía por tanto tiempo. Por eso mismo le recomiendo iniciar con las actividades —sonrió— La daré de alta hoy mismo; solo necesito que me dé una firma y sería todo

— Claro —el doctor asintió y se retiró junto con la enfermera. Doblas se acercó a mi— ¿Te sientes bien? —

— Si, no recuerdo que es lo que me pasó —reí bajo, éste solo hizo una media sonrisa

— De acuerdo, te traje ropa abrigadora ya que hoy está lloviendo —dejó una mochila sobre la camilla— Iré a firmar, vendré por ti —dejó un beso en mi frente para posteriormente marcharse

Mantuve mi vista fija en la mochila, por más que trataba de recordar no podía, tal vez estando en casa podría hacerlo.




(...)



— ¿Segura que estás bien? —volvió a cuestionar por quinta vez

— Que si, ya te lo dijo el doctor; tuve una recaída por el estrés —reí— No te preocupes, estoy bien —dejé un beso en su mejilla— Llévame a mi departamento —

— Nope —dijo sin apartar la mirada del camino

— Si si, tengo que llamar a Alex, también a mi hermano, tengo que terminar unas facturas y unas gráfica ¡Ah! También debo de mandarle un mensaje a mi estudiante, hoy es su cumpleaños. Le prometí que lo haría —reí avergonzada

— Tienes muchas cosas que hacer, pero, llamé a Alex para informarle tu estado de salud, así que no te preocupes de los trabajos pendientes. Él mismo me dijo que se encargaría de ello y también me dijo que te daría unos días de descanso —me miró por unos segundos para después seguir mirando el camino— Así que estaré junto a ti todo el día —sonrió

— ¿No estás ocupado? —le cuestioné sonriéndole

— Cómo director siempre estoy ocupado. Aún así, puedo trabajar desde mi casa. Lo que me importa en estos momentos es que tú estés bien —detuvo el auto y volteó a mirarme— Eso debe de quedarte en claro; iré a comprar comida para mis hijos, espérame aquí ¿De acuerdo? Está lloviendo y no me gustaría que te dé un resfriado—asentí— Te amo —dejó un corto beso en mis labios para después salir de auto.

En lo que Rubén hacia sus compras, miré por la ventana, el estacionamiento estaba vacío, solo unas cuantas personas con sombrilla caminaban hacia el supermercado. Cerré mis ojos por un momento, traté de recordar. Nada.

Yo Te Compré || (Rubius & Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora