La lluvia artificial que caía sobre mi cuerpo me relajaba de sobremanera, el entrenamiento de esta mañana fue demasiado duro como para ser el inicio de temporada, en verdad necesitaba urgentemente una gran siesta. Salí de aquella ducha, coloqué una toalla alrededor de mi cintura y salí rumbo a mi habitación para buscar que ponerme, algo tranquilo pero que marque estilo, agarré un pantalón deportivo con el logo de Nike a un costado junto con una remera blanca, coronando con unos de mis buzos favoritos que lo usaba casi siempre que podía, en los pies decidí no ponerme nada salvo un par de medias negras, realmente me encantaba andar descalzo dentro de mi casa; lo más cómodo que puede haber. Divisé la cama a unos centímetros, se veía tan apetecible pero ni bien quise sentarme en aquel colchón mi estómago rugió demandando comida, genial. Bajé a la cocina para ver que se encontraba allí que sea rápido de cocinar pero a la vez sea rico de digerir, en la lacena no había más que fideos largos, cortos, chiquitos, grandes, simplemente eso; olvidé realizar las compras de la semana pero por no querer salir de mi casa ni bien llegaba de la tortura pero necesaria rutina y sobre todo por la agitada agenda de partidos amistosos. Encendí la hornalla, vertí agua en la primera olla que encontré, le agregué sal y la mandé al fuego unos minutos para luego ingresar el paquete entero de fideos largos dentro de ella; no tengo idea de lo que estaba haciendo, era una de las pocas cosas que sabía cocinar y generalmente no me salen como esperaba, aun así debía comerlo por la cantidad innecesaria que le había puesto. ¿Eran 8 minutos no? Bueno al parecer no había leído los pasos a seguir porque hace como 10 minutos que están ahí dentro. Los saque como pude de la olla, quitándole todo el exceso de agua que tenía con una especie de colador inventado porque resulta que con todo el desorden que cree en la cocina solo por un par de fideos fue inmensa y no logré encontrar aquel objeto; coloqué un poco de aquello en un plato y los llevé a la mesa para comenzar a comer de una buena vez sin que el sueño me ganase.
-Esto está riquísimo muy a mi pesar claro-solté al aire para mí mismo, lancé algunas risas cortas; que no se notase que tenía sueño-Gavi estaría orgullo de mí cuando le diga que cociné, igual mejor le mando una foto porque ese enano no me va a creer ni la primera palabra.
Tomé mi celular para capturar el momento y mandárselo pero el resonante timbre sonó dejándome aturdido por algunos segundos; me dirigí hacia la puerta con pereza al caminar encontrándome con el chico que invade mis pensamientos hasta cuando no quiero; Gavi. Sonreí al verlo ahí parado bastante bien vestido, me sorprendí al verlo así, él generalmente se ponía lo primero que encontraba dentro del ropero sin importarle si combina o no una prenda con la otra; algo que lo caracterizaba siempre y algo que me molestaba, pero él ama hacerlo. Me aparté del camino para darle espacio de entrar a mi casa, cerré la misma una vez que él ingresó. Quise irme a sentarme nuevamente en la mesa y terminar de comer mis ansiados fideos pero una mano me impidió hacerlo, lo miré sin entender.
-¿Qué pasa?-me reí al ver como desvía su mirada hacia otro punto más interesante que el mío. Sabía que era lo que quería pero me encantaba que fuese él que me lo dijera, amaba verlo sonrojado era una imagen imposible de imaginarlo-Gavi enserio, ¿Qué pasa?
-Mmm-suspiró, supongo que para tomar valor-¿Por qué me cuesta decirlo? Digo es un simple saludo lo que quiero pero diferente, no sé vos me entendiste.
-Tampoco sé porque te pones así, siempre es lo mismo-manifesté con los brazos cruzados, fingiendo enojo-hace que te entienda enano, por favor.
-Bien sabes que todavía me es difícil adaptarme a este sentimiento, es la primera vez que me pasa algo por el estilo, sí lo sé es algo normal pero para mí es raro todavía-agachó la mirada, de igual forma lo comprendía, para mí también lo era y más si la otra persona era mi mejor amigo-¿Puedes solo saludarme, como corresponde? Por favor.