3 de agosto, 2017
Barcelona, España.
Lo que más me temía al final se terminó confirmando, mi estadía acá en Barcelona llegó a su fin. ¿Cómo le digo esto a Leo? Me encontraba en un dilema, tenía que ser lo antes posible. Los rumores corren rápido, ese el problema y no quiero que se entere de esa forma, quiero ser yo el que se lo diga; probablemente sea yo el que le rompa el corazón.
En todos los canales la única información que circulaba era la de mi fichaje al PSG; hablaban de la cantidad abismal de la cifra la cual pagaron los franceses, de verdad que era mucho. Por ahora lo único que espero es que Leo no prenda la tele hasta que yo hablé con él.
Con Leo llevamos una relación estable a partir del 2015, más o menos. Amaba demasiado a ese hombre, y si de por medio hubo varias peleas sin sentido pero a pesar de todo siempre reinó el amor, eso es lo más importante. Tardamos bastante en declararnos, hasta Luis Suarez, quien sabía de los sentimientos mutuos, se enojaba con nosotros de vez en cuando, siempre decía lo mismo "Uno más boludo que el otro, no puedo creer que no se hayan dado cuenta lo que sentían el uno por el otro. Tremendos pelotudos tengo de amigos yo no te la puedo creer"
Escuché a lo lejos un celular sonando, por favor que no sea quien pienso por favor. Me acerqué y tomé el celular, hablando de roma; llamada entrante de "Luis Suarez". Siempre que tengo un problema, él está. Es un excelente mejor amigo.
-Hola Ney-saludó cuando contesté-todavía no puedo creer que te vas a ir, enserio te voy a extrañar.
-Hola Lucho, si yo tampoco lo puedo creer. También te voy a extrañar y mucho-susurré casi con la voz quebrada.
-Ney-susurró él ahora-Leo ya sabe.
A partir de ahí el mundo ya se me vino abajo, malditas noticias; malditos periodistas. Arruinan todo.
-¿C-Cómo e-está?-pregunté, aunque la respuesta era obvia pero necesitaba saber.
-Está enojado, triste-apenas pronunció eso corté la llamada y me dirigí hacía la casa de Lucho, tenía una leve sospecha de que estaba ahí, generalmente siempre va al mismo lugar cuando estas cosas u otras suelen pasar, aparte Lucho antes de que corte la llamada sin avisarle me lo dijo tan despacio que casi no lograba escuchar, pero al final pude.
Lo que más quería era quedarme, no era ninguna novedad, pero la vida de los futbolistas no son como todos piensan, cuando te encariñas con algo tiempo después te terminan mandando lejos de eso que amas. Tenía conocimientos, dejé todo por jugar a la pelota, sabía que esto alguna vez podía pasar, pero nunca te vas a acostumbrar. Por lo menos no por un tiempo.
A Messi lo amaba más que a mí mismo y eso me rompía por dentro. Cuando empezamos nuestra relación asumimos la responsabilidad de que si alguna vez uno de nosotros tomaba rumbos distintos, nunca nos íbamos a separar por más que la distancia sea miles y miles de kilómetros. Pero no podía. No podía estar tan lejos de él, no lo soportaría. Sé que estaría rompiendo el pacto, que en su momento, hicimos, pero realmente no podía.
¡Perdóname Leo! Quiero lo mejor para él y si va a sufrir que esté lejos, daré el paso al costado esperando que la vida nos vuelva a encontrar y podamos estar juntos, sin nada en el medio. Ahora mismo eso no va a poder ser. El Barcelona es su casa, jamás se ira de este club. En cambio yo, mi próximo destino será Paris, la ciudad del amor.
Llegue a la casa de Lucho, bajé del auto y me acerqué hacía la puerta, la cual abrí sin mucho impulso. Si la rompí después se la pagaré, primero está Leo. A lo lejos pude verlo, mirando a un punto fijo por la ventana. Su cara no era la misma de siempre, se veía apagada y sin ánimos. Me sentía culpable.