Advertencía: Relato +18 en algunas partes.
______________________Sabíamos que Chile iba a salir a matar o a morir con tal de obtener algún resultado positivo que lo haga acercarse aún más al objetivo principal; la clasificación a Qatar. Rumbo al campo de juego, detrás de mí llegaban Lo Celso, Dybala, Pérez y Álvarez, nos dirigíamos al banco de suplentes, arrancaríamos desde allí. Mi mente jugaba una mala pasada, sentía que no daba mi 100% como para ganarme el lugar por más que en mi puesto tenga a grandes bestias que son titulares indiscutibles, en mi cuerpo corría la sensación de que nadie me tomaba enserio; salvo Gonzalo, aunque sea a duras penas. Mi mirada se perdió en aquel cuerpo que yacía a un costado hablando con el cordobés y el rosarino, desde acá escuchaba su tan risueña y ruidosa risa, esa que generaba millones de sensaciones en mi estómago, la que ponía a sus pies en cualquier circunstancia por más penosa que sea, aquella que hizo que me diera cuenta de mis sentimientos hacia él. Sonará cursi, pero amaba hacer de todo por solo escucharla, realmente me daba la paz que necesitaba junto con sus abrazos; suspiré, intenté llamarlo con millones de señas para que se sentara conmigo pero su entretenida charla se veía más interesante que esos simples gestos. Julián imitó mi acción pero obtuvo el mismo fin, rechazo. El himno de fondo me sacó de ese trance, la piel de gallina tras empezar a entonarlo con todo el respeto y sentimiento, escuchando los silbidos propiciados por los hinchas chilenos. El partido inició, quedaba esperar.
-A veces odio a Gonzalo, ¿Vos no?-habló con irritación Julián sobre su amigo-no puede ser que sea tan ciego, los periodistas me van a tratar de loco por haber hecho esos gestos con mis manos.
-Sos peor así que no te quejes tanto hermano-reí al ver su cara de disgusto-y sabes perfectamente que no puedo odiarlo, así como vos a Nico.
-Con él es tema aparte, nada que ver con esto-agachó su cabeza-¿Qué hicimos para engancharnos con idiotas como ellos?
-Nada arañita, nada de nada-suspiré-esas dos personas hicieron todo el trabajo sin que se dieran cuenta, aunque debo admitir que Nicolás sí lo hizo es más tiene un cartel grande con la palabra 'tu amor es correspondido' y vos decís que no.
Nadie emitió sonido después de aquello, lo conocía bastante, Julián se había quedado pensativo ante aquel comentario que había salido de mis labios; solo debía de atreverse y soltar ese miedo que lo poseía por los miles de kilómetros que los separaba por completo, ambos debían jugarse por ese amor. El golazo de Di María desactivo todo tipo de especulaciones hacia el rendimiento colectivo, lo gritamos eufóricamente; no duró mucho, minutos después Chile marcó el empate tras un excelente cabezazo. Golpes, peleas, muy pero muy peleado y el rival presionaba cada vez más cerca del arco del Dibu, estaba que me comía hasta las uñas de los pies de lo nervioso que me encontraba; Cache era el único que me podía tranquilizar pero la está pasando bastante bien con Giovani. Desearía ser él. Tiempo de finalidad del primer tiempo, Rodri sacó un tiro de la galera tras el buen pase que el Papu le había dado, el arquero dio rebote dándole paso al goleador-Lautaro Martínez-para volver a ponernos en ventaja; decir que no lo gritamos era pura mentira. Las ganas de abrazar a Gonzalo aumentaron más pero me quedé en mi lugar, cobarde.
-¡Dale Lucas!-gritó Julián, lo miré confundido-vamos al vestuario boludo, te quedaste ahí re paralizado ¿Te pasa algo?
-Uff muchas cosas-negué con la cabeza. ¿Mentalidad en el partido, no?
Llegamos donde el resto. De fondo hablaba Samuel, tácticas, ideas, planes, juego, lo de siempre; desvíe mi vista hacia Montiel, el dueño de mis constantes pensamientos. Decidí acercarme. En algún momento de la vida o de esta convocatoria debía decirle lo que sentía, lo mucho que provocaba en mí. Prometí no sentirlo, pero me la hizo difícil.
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