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Tony estaba enamorado.

Y siguiendo su infalible plan, el dueño de su corazón caería ante sus encantos.

–Ya verás Nat, esto funcionará a la perfección –decía Tony confiado mientras comía una dona.

–Tony –llamó Natasha del otro lado de la barra de la cocina–, lo que quieres hacer ni siquiera suena a un plan, suena a algo que es estúpido

–¡Por favor! –exclamó–. Sea un plan o no, funcionará, ¡todos entienden los piropos!

–Todos menos Steve –contradijo la mujer–. Para empezar, Steve viene de otra época y es más despistado que cualquiera de nosotros respecto al amor o las indirectas.

–¡Error! –dijo el millonario señalándola–, Steve no es tan...

Tony no pudo terminar de responder ya que el hombre de sus sueños entro a la cocina.

–Hola chicos –saludo Steve alegremente– ¿saben dónde esta Fury?

–Esta en el laboratorio con Bruce y Clint.

–Oh, gracias Nat –respondió yéndose del lugar, sin embargo algo lo hizo detenerse y retroceder–. Tony, ¿qué te dije sobre comer donas a tan tempranas horas?

–Umm, no me acuerdo Capipaleta –dijo Tony fingiendo inocencia.

–¡Tony!, tanta azúcar te hará daño, ya te lo había dicho.

–Ya, perdón.

Steve algo enojado sólo miro a Tony y volvió a encaminarse a la salida.

–¡Steve!

El nombrado al oir su nombre volteó a ver al castaño, el cual con una sonrisa en la cara le dijo:

–¿Sabes por qué amo las donas?

Steve no pudo hacer más que cruzarse de brazos y levantar una ceja.

–Porque las donas son como tú –le dijo acompañado de un guiño.

–¿Qué?

La cara de Steve no era más que de pura confusión.

–Tony –dijo tocándose el puente de la nariz–. Solo deja de comer donas ¿si?

Y con eso, salió de la cocina dejando a un Tony con la boca abierta y a una Natasha riéndose a carcajadas.

–¿Pero que demonios acaba de pasar? –preguntó Tony.

–Te lo dije, Steve es más lento que cualquiera en entender una indirecta.

–P-pero... ¡ni siquiera era tan difícil de entender!

Tony no podía creerlo, Steve literalmente lo ignoró.

–No importa, ya habrá otras oportunidades –respondió limpiándose las migajas de las donas de su saco.

–Tony, ¿no sería más fácil decirle directamente lo que sientes?

–Obvio no.

–Tony...

Pero el castaño ya se dirigía a la salida.

–¡Ya verás Nat! –gritó alejándose–. ¡Funcionará!

Natasha solo rodó los ojos.

–Que estupidez.

Ese Tony y su “plan”

¿Creen que funcione?

Se despide una Derphs emocionada.

PiroposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora