prólogo

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Estába de pie frente a un hombre desconocido, esas ojeras muestran qué no a dormido en un par de días. Pero eso es lo de menos, lo importante aquí es ¡¿dónde diablos estoy?!

¿Morí? Bueno, tarde o temprano iba a suceder, no me sorprendo por eso. Pero, ¡¿Tendría qué estar en el más allá?! ¿Podría ser que está persona es diablo?

—Joe, ¿me estás escuchando?—Preguntó con ferocidad.

Que mapache más molesto, ¿quién rayos es Joe? ignore su voz chillona yo solo quería saber qué lugar era este y como es que mi cuerpo es tan delgado. ¡¿Dónde están mis fuertes músculos?! ¿Por qué no tengo cicatrices en mis manos? Y esta ropa color rosa es horrible.

—¡JOE, SOLO FIRMA LOS MALDITOS PAPELES!—Grito muy desquiciado.

Sentí como las hojas de papel lastiman la parte izquierda de mi rostro, ya habrá tiempo para saber qué es lo qué está sucediendo. Primero tengo que lidiar con este maldito.

Recogí todas las hojas que se encuentran esparcidas por el piso de mármol crema luna, brillaba más qué mi desconocido futuro. Me senté en la silla como si todo este lugar fuese mi propia oficina, comencé a leer muy detenidamente las letras, me sorprendió poder leer hasta las letras más pequeñas ya que tenía miopía.

—¿Si firmo me dejas en paz?—Lo mire a los ojos, sin miedo alguno. Por un momento pude ver como sus ojos verdosos se abrieron en sorpresa.

—Jajajaja—Carcajea, como si hubiera escuchado alguna clase de chiste—Si que te volviste loco, acaso ya se te olvido que robaste el lugar de tu hermana, todo por mi dinero. Ya que solo querías disfrutar de el.

¿Qué tan cierto es eso? tendré qué averiguarlo. Si algo me ha demostrado las historias, películas, novelas, etc. Es ha no juzgar sin saber las versiones de cada persona.

—Si. Es verdad. Se me había olvidado qué lo único bueno qué tienes es el dinero—Lo ve de pies a cabeza—Porqué con lo demás te quedas cortó.

Escuché como rechina sus dientes, lo cual me importo una mierda. Agarré una de esas tantas plumas qué habían en el escritorio, iba a firmar pero luego recordé que según soy codicioso, entonces tengo que sacar provecho.

Enderece mi espalda, crucé mis piernas, para decir lo siguiente—voy a firmar, pero con una condición—El tipo no se sorprendió, él solo sonrió muy feamente.

—¿Que quieres? Te daré lo que quieras si eso me garantiza mi libertad.

Ya que eres tan cooperativo, no seré para nada modesto. Joe sonrió mostrado su hermoso hoyuelo en su mejilla izquierda.

—Quiero una villa cerca del mar, la más cara que pueda existir, una cuenta bancaria muy considerable para mis gastos. Digamos qué sería mi manutención—Aparte de su bonita cara que por el momento tiene unas ojeras, eso no le quitaba su porte con clase. Lo que significa mucho dinero.

—¿Solo pedirás eso?—Preguntó con desconfianza.

—Si, solo eso—Solo quiero dinero y un lugar donde vivir. No se que me deparará en este lugar desconocido, por eso es mejor tener un hogar, donde quedarme—Firma algo que diga que estás de acuerdo porque después no quiero que te eches para atrás.

—¿Tan poco hombre crees que soy para no cumplir mi palabra?

—Pues—Lo mire de arriba abajo—Eso no lo comprobé, por lo que no sabría decirte—Su rostro estaba rojo por la irá, solo dije eso en broma. No imaginé que de verdad no haya sucedido nada entre estos dos.

—Simplemente tu, no me pareces atractivo como para querer tener sexo.

—A si le llaman ahora a sus problemas de erección, soy demasiado deseable, hermoso—Aunque aún no se cómo es mi rostro—Que a ti te guste lo usado no es mi problema.

—¡SOLO FIMAR!

—Cuidado y podrías hacerte más viejo, no has visto esas ojeras que te cargas.

Después de molestar lo suficiente a ese mapache, firme el dicho acuerdo de divorcio. Gracias a Dios que llegue en este preciso momento, porque odiaría seguir casado con este idiota.

Me puse de pie, caminé hacía la puerta sin mirar atrás. Diciendo lo siguiente—Espero y no vuelvas como un perro arrepentido porqué solo diré; pudrete maldito imbecíl.

Salí de ese lugar con la frente en alto y con la más elegancia posible, no volvería a permitir otra humillación. No mientras yo sea dueño de este cuerpo.

No por nada me llamaban la parca.

El Omega divorciado es peligroso [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora