VI

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Quince días, cinco cadáveres encontrados en el bosque del pueblo, todas las víctimas con las mismas causas de muerte y expediente de maltrato e intento de feminicidio. No hay mucho que explicar, ya se venía venir, sabíamos que si no atrapaban al asesino, él o ella seguiría con esto, es como un justiciero de las mujeres, que las defiende de cualquier maltrato hacía ellas. Además de asesinatos también han  habido encuentros nada agradables con el Teniente O'Connor, indirectas, que me están haciendo no querer despertar en las mañanas para ir a trabajar y verle la cara, cosa que antes no me pasaba, amaba tener que ir a trabajar ¡Maldito Teniente! ¿Por qué no le dejaron el caso a Peter? Estábamos trabajando muy bien juntos, siempre hemos trabajado muy bien juntos.

—No Teniente no puede entrar sin autorización—a mi sala entró el Teniente O'Connor con una Alice muy nerviosa—Disculpe Doctora, le dije que no podía pasar.

—A mi nadie me dice que hacer y que no—dejé los implementos que estaba utilizando junto al cadáver para levantar la vista algo irritada.

—Déjenos solos Alice, por favor—pedí.

—Si señora.

—Gracias—salió con la cabeza baja.

—¿Qué se cree usted? ¿Por qué no me contesta las...?—se detuvo cuando puse mi mano abierta enfrente suyo.

—Primero, Buenos días Teniente O'Connor, yo estoy muy bien muchas gracias por preguntar. Segundo, usted no puede entrar como pedro por su casa en mi sala, como puede ver tengo un cuerpo totalmente abierto en mi mesa. Y tercero, le vuelvo a repetir que respete a Alice, ella no tiene la culpa de que su vida sea una mierda por si sola.

—¿Esta es otra clase de educación?—preguntó sarcásticamente.

—Creo que si, al parecer a usted le falta mucha educación, es difícil empezar después de viejos pero se puede lograr—me encogí de hombros.

—¿Está insinuando que mi madre no me supo educar?—ignoró mi comentario.

—La verdad no creo que su madre no lo supo educar, siento que su madre es un amor pero usted no salió nada a ella, y es mal educado porque quiere.

—Entonces supongo que usted es insoportable porque quiere y no porque su madre la enseñó a ser así—enarcó una ceja.

—En eso tiene toda la razón—no iba a caer en su juego—Ser insoportable es uno de mis talentos ¿Cree que soy buena haciéndolo?

—Me cuesta admitirlo, pero es la mejor—se encogió de hombros.

—Entonces deberían dar premios por eso ¿No le parece? Así yo lo ganaría. Y usted el del mal educado número uno—sonreí forzosamente.

Repitió mi gesto para después darme un sobre.

—Dado a que no se digno a contestar mis llamadas, tuve que venir para entregarle esto.

—¿Qué es?

—Una hombre denunció a su ex esposo por intento de homicidio, según nos cuenta, él le dijo que le haría lo mismo a lo que le ha hecho a los demás, al parecer estaba pasado de copas y perdió el control, ahí está todo lo que hay que saber.

—Matrimonio homosexual—asintió—¿Tenemos pruebas de que esta diciendo la verdad? Porque solo pueden estar buscando atención de los medios.

—No hay pruebas contundentes, solo están los golpes que recibió, en el sobre también están las fotos de medicina legal.

—Las voy a mirar de una vez—saqué las fotos del sobre y empecé a revisarlas detalladamente, cosa que me sirvió demasiado porque pude deducir que ellos estaban mintiendo.

—¿Qué?—me preguntó, a lo que yo lo mire extrañada.

—¿Qué de qué?—pregunté.

—Que qué descubrió, me estresa que tenga el ceño fruncido mientras que ve algo que no sé que es una y otra vez, peor si no habla.

—Si sigue así se va a quedar calvo ¿Si sabía? El estrés da alopecia.

—Doctora solo dígame que descubrió.

—Sin las palabras mágicas no—me encogí de hombros antes de volver mi vista a las fotos.

—Doctora por favor dígame que descubrió—volvió a pedir, esta vez irritado.

—Ellos están mintiendo, si dice que es el asesino de seis víctimas que tienen las mismas causas de muertes ya tendría que saber todo de memoria, ya sería normal para él matar a alguien ¿verdad?—asintió—Bueno, pues primero el cinturón no es de cuero, la marca que tiene la supuesta víctima es hecha con un cinturón de algún imitador del cuero que además está trenzado y tiene la hebilla en forma circular—señalé las fotos mostrándole todo lo que estaba hablando, luego le señalé el cuerpo que yacía en mi mesa— El cinturón que usaron para las seis víctimas era de cuero por las marcas que deja alrededor de la herida, el cual es liso y tiene la hebilla rectangular.

—¿Más?

—Si, el asesino nunca golpea a su víctima, él ya tiene un patrón. Las apuñala catorce veces sin llegar a perforar algún órgano vital, sabe lo que hace en esa cuestión, después estrangula fuertemente dejando herida en el cuello pero sin llegar a causarle la muerte, cuando ya están muy mal, pero vivos, les dispara en la cabeza justo en medio de las cejas, no ha dejado a ninguno vivo.

—Entonces efectivamente ellos le están mintiendo a la ley, la víctima tiene demasiados golpes, tendré que arremeter contra ellos. Voy a pedir una orden a un juez, quizás para mañana ya esté lista, muy bien, eso era todo y ya me voy.

—Sabe donde queda la puerta, y espero que no vuelva a entrar así a mi sala y que tampoco vuelva a hablarle mal a Alice—le señalé la puerta.

—Los niños necesitan años para lograr una buena educación, y como dijo usted, después de viejos es más difícil aprender a ser educado, así que la pobre Alice y usted tendrán que aguantar más tiempo a un mal educado, hasta que tenga las clases necesarias de educación y pueda ser alguien educado—sonrió triunfante.

—A las malas se aprende más rápido.

—¿Eso le enseñó su madre?

—No, eso lo aprendí yo sola. Ahora váyase.

—Nos vemos pronto Doctora Evans.

—Ya estoy deseando que ese pronto sea muy lejano—lo acompañe hasta la puerta.

—No necesito guardaespaldas.

—Ya sé—miré a Alice que estaba arreglando unos papeles—Alice, hágame el favor y me pide algo para comer.

—¿Lo de siempre, Doctora?

—Lo de siempre.

—Ya mismo.

—Gracias.

—Ahora tengo curiosidad por saber qué es lo de siempre—me sobresalte al escuchar la voz del teniente.

—¿Usted no se ha ido?

—Si, solo que soy un holograma.

—Usted no tiene sentido del humor.

—Claro que lo tengo, solo que usted es tan poco inteligente que no lo entiende—se defendió.

—No lo tiene—cerré la puerta de la sala para dejarlo afuera y yo seguir con mi trabajo.

Diario de una Forense©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora