La cena iba normal, Joe nos contó como conoció a Amanda y cuando decidió pedirle matrimonio, mi padre también les contó un poco de su vida, por otro lado el Teniente O'Connor seguía con su cara de culo, literal no hacía nada más que mirarme mal mientras comía, incluso por ratos miraba mal a Peter.
—¿Y tú que hiciste con tu vida, Lexi?—me preguntó Joe.
—Soy Forense—respondí.
—¿Eres tú la que esta trabajando con Matheo en el caso del Estrangulador?—esta vez preguntó Amanda.
—Si señora.
—¿En qué trabaja Matheo?—preguntó mi padre, cosa la cual hizo que el nombrado rodara los ojos, con fastidio—Claro, si puedo preguntar.
—Claro que puedes preguntar, papá. De todos modos los únicos que no saben a que se dedica son tú y mamá—dije, pues ese hombre no era tan importante como para que tengan que pedir permiso para preguntar algo tan tonto.
—¿Peter, también sabes a qué se dedica Matheo?—le preguntó Joe.
—Si, Joe, estuvimos relacionados en un caso.
—¿Conoce a Wood?—era la primera vez que el Teniente hablaba, dirigiéndose a su padrastro.
—Claro, estos dos chicos—nos señaló a Peter y a mi—Cuando pequeños eran inseparables, y por lo que me había contado la madre de Peter se habían hecho novios hace algunos años, siempre me ha gustado su relación.
—No, Joe—el Teniente soltó una pequeña risa—Este intento de policía ya no esta en una relación con la Doctora.
—Teniente—le di un golpe en su pierna, debajo de la mesa. Gesto que hizo que frunciera el ceño—No debería opinar sobre cosas que no le conciernen.
—¿No es verdad que ya no estan juntos?—preguntó inocentemente.
—Si, es verdad. Pero usted no debería hablar sobre eso, o acaso estuvo usted presente en nuestra relación, yo no lo recuerdo ¿o si?—entrecerró sus ojos hacía mi, enfadado.
—Yo...creo que es hora del postre, Alexia ¿Puedes ir por él?—me dijo mi madre, era obvio que lo hacía para quitar la tensión de la mesa.
—Claro que si—respondí con una sonrisa.
—Yo te acompaño—Peter se iba a levantar de su silla, pero una voz lo detuvo.
—No se preocupe, usted ni siquiera ha acabado de comer—cosa que era mentira—Yo le ayudo a traer el postre a la Doctora.
Caminé hacía la cocina, al llegar a ella saqué la tarta que había en refrigerador, una deliciosa tarta de cereza, mi favorita.
—No puede opinar sobre cosas que no le incumben, Teniente—hablé en cuanto lo vi en la cocina.
—Lamento herir los sentimientos de su novio, y los suyos en el proceso.
—Peter no es mi novio—aclaré iiritada, bajé los platos para cortar la tarta y servirla.
—Debería decirle, para que no se haga ilusiones.
—Y usted debería meterse en sus asuntos. Tomé tenga esto—le di una bandeja para poner los platos.
—No soy una sirvienta—refutó.
—Pero usted no dejo que Peter viniera a ayudarme, así que hágalo usted—a regañadientes lo hizo.
—A mi no me vaya a servir, odio la tarta de cereza.
—Que triste que no le pregunté. Aquí viene otra clase de modales y educación, uno se come lo que le sirven en casa ajena, así que se come la tarta, y espero que no diga ningún comentario fuera de lugar, pues la tarta la hizo mi mamá, y es mi favorita—lo último lo agregué como para que entendiera con que se estaba metiendo.
—De verdad no entiendo como es que todavía usted no esta muerta—rodó los ojos—Es la única que se ha atrevido a retarme o hablarme de esa forma.
—Desde pequeña me ha dicho que soy diferente—le sonreí, escogiéndome de hombros.
—Concuerdo en eso.
—¿Ha pasado algo? Se tardan demasiado—la presencia de Peter hizo que el Teniente rodara los ojos.
Ese gesto literal es del Teniente, siempre lo hace.
—No, ya íbamos con el postre.
—Menos mal que llegó, lleve esto—el Teniente dejó la bandeja en las manos de Peter.
Salió de la cocina dejándonos ahí, Peter con la boca abierta y algo enojado, y yo, con ganas de reír. Es que este hombre es increíble, siempre me sorprende más.
—No le prestes atención, lo hace para molestarte—le di un golpe en el hombro, en señal de apoyo.
—No entiendo como lo soportas.
—Yo tampoco, la verdad.
Nosotros también salimos al comedor y dejamos el plato de tarta enfrente de cada uno, me senté en frente del Teniente y vi como forzosamente comía un pedazo de tarta, movimiento que yo imité. Le sonreí con burla cuando levantó su mirada, cosa que lo hizo molestar más.
—¿Gusta otro pedazo de tarta, Señor Matheo?—pregunta mi madre cuando vio que acabó.
—No señora—respondió rápidamente—Esta deliciosa, pero ya estoy bien.
Asentí hacía él mientras le sonreía, en modo de felicitación, pues fue muy educado al responder. Las clases van surgiendo efecto.
—¿Y tú, Alexia?
—Yo no puedo negarme—acepté.
Mientras mi madre iba acompañada de mi padre de nuevo a la cocina, la madre del Teniente pusó su atención en mi, cosa que me puso nerviosa, no voy a negarlo.
—Eres una chica muy linda, Alexia.
—Muchas gracias—le sonreí tímidamente.
—¿Cómo puedes trabajar sin distraerte con ella?—le preguntó esta vez a su hijo.
—Simple, no es agraciada ante mis ojos.
Ese comentario en vez de ofenderme, me pareció divertido, pero no lo demostré.
—Que grosero, Matheo—le regaño su madre.
—No se preocupe, los gustos de su hijo son todo lo opuesto a mi—recordé a la chica del bar—Cosa que agradezco.
Justo cuando Amanda iba a volver a decir algo, el teléfono del Teniente sonó por un mensaje, su mirada pasó del aparato a mi.
—Tenemos que irnos—me dijo.
—¿Qué sucede?
—Tiene que ir a ser su trabajo, Doctora.
¿Otro cuerpo? Mierda ¿En qué momento? ¿Quién fue?
—Vamos—me levanté de inmediato.
—Nos vemos allá...—no terminó de hablar cuando su madre lo interrumpió.
—¿En qué nos vamos nosotros? Si te llevas el auto no tendremos en que devolvernos.
—Es verdad—cerró los ojos, esta vez con frustración.
—Vamos en mi auto, rápido—le apure.
—No me diga que tengo que hacer—refutó.
—No es momento para eso—esta vez la irritada era yo.
Lo pensó por un momento hasta que aceptó y le dio las llaves a su madre. Justo cuando íbamos a salir Peter habló.
—Yo voy con ustedes.
—A ver intento de policía, usted no está en esté caso, así que no se meta donde nadie lo llama—sin decir nada más se acercó a mi que estaba esperando en la puerta.
Enarqué una ceja hacía él.
—¿Qué? Es la verdad—se encogió se hombros—Mejor vámonos.
Peter de todos modos no le importó lo que dijo el Teniente, así que esta vez yo le dije:
—Mejor quédate, cualquier cosa te hablo.
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Diario de una Forense©
Mystery / ThrillerUn Pueblo. Un Asesino en Serie. Una Investigación. Un Teniente. Una Forense. Y un Caso Cerrado. Todo aquello que suceda en el pueblo estará grabado con tinta en el Diario de una Forense. Esta historia es completamente mía, no se permiten copias o al...