XXVII

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Estaba durmiendo plácidamente, debe de ser ya media noche, la verdad después de hablar con el Doctor quedé más tranquila, puede que todo sea irreal, pero al menos estoy viva, eso es algo bueno, y él existe, no como lo imaginaba, pero existe.

A pesar de estar en un sueño profundo, puedo sentir como unos brazos fuertes me levantaban de mi camilla, de inmediato me despierto algo asustada, pero me calmé en cuánto vi de quién se trataba.

—Doctor—suspiré.

—Te dije que saldrías pronto de aquí, Lexi.

—¿Qué? ¿Qué haces?—pregunté al ver que salíamos de la habitación.

—Confía en mí.

—¿Cómo puedo hacerlo? No te conozco de nada.

Una sonrisa de lado se hizo presente en su cara, pero no fue la misma que vi en la tarde, claro que no, es la que recuerdo, es aquella que me gustaba tanto, llena de maldad, llena del Teniente que conocí.

—Si te conozco...

—Incluso más a qué a ti, pequeña Lexi.

—No imaginé nada.

—Tenemos que salir de aquí antes de que nos vean.

—¿Qué pasó en el accidente? ¿De verdad no puedo caminar? ¿Todos saben que soy una Asesina?

—Calma—ríe—Son muchas preguntas, que responderé en el auto.

Salimos del hospital sin que nadie nos viera, la verdad es que al ser el hospital de un pueblo no tiene seguridad ni nada de eso, las cámaras no funcionan y sus personal siempre anda ocupado o tomando una siesta. Llegamos a un auto que no reconozco, incluso tiene una placa de fuera del país.

—¿A dónde vamos?

—Estás un poco preguntona eh.

—Respóndeme.

—Bien ya—me dejó en el asiento de copiloto y subió a mi lado.

Encendió el auto y comenzamos camino a no sé dónde, pero igual él no hablaba y no quería verme intensa, hasta que por fin su boca se abrió para hablar.

—El accidente fue hace quince días.

—¿Quince?

—Sí, te había entregado pero cuando me dijiste que me odiabas algo dentro de mí dolió, y ese dolor me hizo echarme para atrás e ir por ti, mate al conductor, no pensé que el choque sería tan fuerte, los demás policías trataron de ir por ti también, pero los herí como pude, algunos murieron pero otros siguen en el hospital, aún no dan su declaración así que no te han acusado, quería sacarte cuánto antes, pero sería sospechoso, según mí declaración tuvimos el accidente juntos. Íbamos por la carretera donde al parecer había un confrontamiento, las balas nos hicieron perder el control y chocamos, pero tú no tenías el cinturón de seguridad y yo si, así que por eso tú estabas tan mal. Me creyeron, pues cómo llevarle la contraría a un Teniente.

—¿No saben que soy...era el Estrangulador?

—No, aún no, y no creo que lo sepan, me encargué de que los policías que están en el hospital no puedan dar su declaración—sabía a qué se refería.

—¿Eran de tu equipo?

—Sí.

—Lo siento mucho.

—No es nada.

—Si tú lo dices—sabía que no era verdad.

—Tu familia cree que por lo de Peter decidiste irte del pueblo, y conocer nuevos lugares. Mi familia cree que tuve un traslado.

Diario de una Forense©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora