Sumergida

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Gen

No se si estoy despierta o simplemente es un sueño, estoy en el baño de mi habitación, me encuentro en la tina, Ela me baña porque no estoy tan consciente como para hacerlo por mi, no hay ni una pizca de vergüenza por el acto desde muy pequeñas éramos unidas tanto que nos duchabamos juntas, además lo que tengo yo lo tiene ella y es totalmente normal.

- Gen di algo. - escucho la voz de Ela demasiado lejos a pesar que esta a centímetros de mi.

Intento gesticular alguna palabra pero es imposible, un nudo en mi garganta me lo impide. Solo hay preocupación y miedo, si tengo miedo que el mundo lo recuerde que todo vuelva. Si me pidieran describir todo lo que estoy sintiendo ahora utilizaría la palabra oscuridad.

- Salgamos de aquí Gen. - Doy todo mi esfuerzo en salir de la tina, con su ayuda logro hacerlo, me envuelve en una toalla, con las dos manos me guía fuera del baño y me siento en la cama.

Minutos más tarde ella está peinando mi cabello haciéndome un tensa francesa, termina de acomodar ese único que siempre se revela. Empieza a ordenar la cama y me introduce dentro de las sábanas, rodea la cama y se acuesta al otro lado, quedamos frente a frente. Su cabello rojizo atado en una trenza igual a la mía evita que se riegue en toda la almohada, esos ojos color avellana refleja mi cara.

- ¿Puedes hablar? - Salen de esos labios esas palabras en forma de susurro.

Realmente intento armonizar algún sonido pero lo único que consigo es negar con la cabeza.

- Entiendo. - suspiramos las dos al mismo tiempo como forma de desahogo.

- Hablare entonces... Se que esto, todo esto te afecta Gen pero a pesar de todo sabemos que existe una personita que espera una explicación. - no se si tenemos la confianza para contarle esa pena.

- Se que piensas que no tienen la suficiente confianza, los recuerdos duelen Gen pero es nuestro deber que duelan menos.

Tiene razón pero no hoy, no cuando estoy de esta forma. Me acurrucó contra su pecho, me doy la oportunidad de soltarlo, soltar ese nudo que tenia en la garganta. Quiero creer que esto es un sueño, pero se siente tan real.

Me dispongo a abrazar a Ela tan fuerte que creo que ni puede mover ni un centímetros de su cuerpo.

- Todo estara bien, mañana cuando despiertes tienes que llamarlo y explicarle, si te sientes incomoda contándole toda la verdad entonces solo cuéntale este secreto, pero le tienes que contar el resto Gen- sorbo los mocos que se aproximan.

- Que asco Gen, no te limpies en mi. - y así fue como Ela logró sacarme una sonrisa.

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Pasaron siete días, siete malditos días en los que no pude salir de casa, no fue porque los reporteros estuvieran sofocándome o algo por el estilo, era el echo de despertar y seguir en la realidad, el simple querer de ser invisible. Ela se a quedado conmigo, me ha convencido de ir a la cafetería que queda cruzando dos calles arriba.

Pensé en llamar a Liam pero este tema es demasiado como para contarlo en llamada o mandar un mensaje, prefiero estar cien por ciento cuerda como para contarlo. Nos encontramos ambas tomando un chocolate caliente.

- Ya, ese es tu trabajo. - Ela se encuentra hablando por teléfono encargándose de un problema, sus cejas rojizas están unidas por su ceño fruncido, las uñas con color carmesí de su mano libre repican la mesa con suma impaciencia por el que está en la otra línea.

- Déjalo así esta bien, llegare yo.- voltea a verme y cuelga sin despedirse.

- Yo... emm, creo que no...

Siempre Con Fragmentos De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora