VIII

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Definitivamente la noche anterior había sido maravillosa, pero debía poner los dos pies sobre la tierra y dejar de estar soñando con cosas que no sucederían. Lo mejor sería que saliera lo antes posible de ese departamento. Si es que lograba que Yoongi lo soltara.

En toda la noche, el pelinegro no lo había soltado. Él intentaba moverse, aunque por el espacio que tenían, no era posible, pero aun así, Yoongi dejaba que Jimin se acomodara y luego volvía a abrazarlo.

No podía dejar de pensar en lo que se le avecinaba, pero lo que menos le importaba era que Rosé estaría molesta. Lo primero era que tenía menos de dos horas para llegar a su casa, cambiarse de ropa e ir a trabajar.

— Te oigo pensar — Jimin se quedó tieso, no sabía que Yoongi estaba despierto — No quiero que hiperventiles, ¿Estás bien? No quise aprovecharme de ti...

— No... no he pensado eso... ahmm... tengo que ir a trabajar — se levantó tan rápido, casi cayendo, pero Yoongi lo atrapó antes de dar al suelo.

— Ten cuidado

— Sí... sí... — comenzó a mirar para todos lados — ¿Dónde está mi ropa? — se apartó de los brazos del pelinegro.

Yoongi entendía el comportamiento de Jimin y también se sentía muy mal. El menor ni siquiera lo miraba. En cambio él, no despegaba los ojos de Jimin. Lo recorría de arriba hacia abajo, deleitándose con su cuerpo. Era delgado, pero firme y con varias marcas, en distintas partes de su cuerpo. Se sonrojó al recordar que él se las había hecho. Eso le traerá más de un problema, pensó.

— ¡Mierda! — susurró — No usamos protección — mencionó bajito, al recordar un acontecimiento importante de la noche anterior.

— ¡Estoy limpio! — gritó Yoongi, atrayendo la atención de Jimin, que lo miraba por primera vez desde que despertaron.

— ¿Huh? — no entendía a qué se refería ¿Lo había escuchado?

— Eso... — se rascó la nuca nervioso — Que estoy limpio... no debes preocuparte por eso...

— Oh — respondió comprendiendo. Como si ese fuera su mayor preocupación. — Yo también...

Jimin siguió buscando su ropa, la cual la iba encontrando por distintos lugares de la sala. Sentía la mirada de Yoongi, pero no se atrevía a mirarlo. ¿Qué iba a pasar ahora con ellos? En realidad, tenía que decirle a Yoongi que eso había sido un error, que no debió suceder. Una vez vestido, lo miró. Había llegado el momento en que debían hablar, por más incómodo que le pareciera.

— Yoongi...

— ¿Sí?

— Lo que pasó anoche...

— No tienes que decir nada, fue producto del alcohol. Tampoco es que deberíamos darle tanta importancia. Algo que quedará entre nosotros dos... no le diré nada a tu novia — Como si eso realmente le importara.

— Uhm... claro... — no entendía por qué la reacción de Yoongi de cierta forma, le dolía.

Yoongi se había anticipado ante los hechos, comprendía muy bien que Jimin se sentía mal por lo que había pasado entre ellos y daba la impresión que se arrepentía.

¿Y ahora cómo se despedía de él? Jimin tenía que irse ya, y tratar de olvidar la maravillosa noche que había pasado con Yoongi. Mientras seguía pensando, Yoongi también se había vestido y de pronto, unas pequeñas manitos le abrazaban las piernas.

No, ahora no. Beomgyu no tenía que verlo ahí por la mañana. Aunque eso era mejor a que lo hubiese visto durmiendo con su papá.

— Mini — susurró bajito. Jimin y Yoongi aún no se acostumbraban a que el menor estuviera hablando, pero les encantaba oírlo.

Mi Final Feliz. YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora