XVIII

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Había sido una travesía llegar hacia su antigua casa que compartía con su ex novia.

Luego de que Yoongi lo sacara de su departamento, estuvo deambulando por las calles solitarias, tomando asiento en una banca vacía en el parque. En un principio no tenía claro qué hacer, su vida se había vuelto un caos. En cosa de minutos había perdido todo. Solo le quedaba su bebé.

Con ambas manos acarició su vientre, aún no se hacía muy notorio, pero ahí estaba. Ese pequeño, fruto del amor que alguna vez se tuvieron con Yoongi.

Sentía tanto dolor en su corazón, que pasó desapercibido el dolor que sentía en su vientre, pero con el pasar las horas, el dolor fue aumentando.

— No, no — Él no podría soportar una pérdida más. El doctor le había dicho de los cuidados que debía tener, pero él no le había hecho caso y ahora lo estaba lamentando.

Tenía que tomar una decisión rápida, ¿Volver donde Yoongi? Por supuesto que esa no era una opción. El pelinegro no lo recibiría bien, revisó la hora en su teléfono, era muy tarde para acudir donde alguno de sus amigos y su familia vivía muy lejos. Solo tenía un lugar donde ir.

Jimin intentó llegar a su casa, con el dolor volviéndose cada vez más insoportable.

— ¡Jimin! — Rosé se sorprendió al verlo en la puerta de entrada. No se veía nada de bien.

— Ro... — intentó hablar, aguantándose las ganas de llorar, por el dolor que estaba sintiendo — Ayúdame...

La rubia sin pensarlo dos veces, corrió a su auxilio. Logró colocarlo en el sofá, donde el castaño se tendió y continuó quejándose

— Tranquilo... — intentó calmarlo, mientras buscaba su teléfono en su habitación — Llamaré a un doctor.

Fue lo último que escuchó Jimin, antes de quedarse dormido. El dolor se había vuelto casi insoportable.

Cuando despertó, lo hizo nuevamente en una habitación de hospital. El doctor no quería sonar grave, pero de todas formas lo había regañado. No habían pasado ni 24 horas y él ya estaba de vuelta en su consulta.

El doctor quería dejarlo varios días ahí, pero el castaño le juró que haría el reposo necesario, incluso si tenía que estar en cama todo lo que restaba del embarazo. El doctor, le dijo que no era necesario si él cumplía con lo que le estaba ordenando.

Rosé se sorprendió cuando el doctor mencionó lo del embarazo. No podía creer que eso fuera posible, pero en esos momentos no era lo importante. La vida de ese bebé y la de Jimin podrían estar en peligro. Le quedaba una semana más para volver a Nueva York y la usaría para cuidar de él.

Jimin había tenido síntomas de pérdida, por lo que le dieron una licencia médica para faltar unas semanas al trabajo. Lo necesitaba, pero también se estaba comenzando a replantear algunas cosas.

Cuando comenzó a sentirse mejor, tomó una decisión que Rosé no compartía, no estaba de acuerdo con lo que iba a hacer, pero ella debía irse y no podía cuidar de él por más tiempo. Tendría que apoyarlo, porque Jimin creía que sería lo mejor.

Se despidieron con un fuerte abrazo y con la promesa de estar en contacto constantemente.

A Jimin le habían prohibido conducir, por lo que tuvo que llamar un Uber para que lo llevara a su trabajo. Mientras iba en el asiento trasero, no podía dejar de pensar en Yoongi, ¿Cómo estarás? Pensó melancólicamente. Llevaba una semana sin saber de él y había sido sumamente dolorosa. Quería verlo, estar con él. Si tan solo pudiera retroceder el tiempo y hacer las cosas bien, pero eso era imposible. Tenía que aprender a vivir con las decisiones que había tomado. Esas eran las consecuencias.

Mi Final Feliz. YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora