093. Ha pasado un tiempo.

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Los párpados le pesan en demasía, el cansancio y la inflamación se hacen notar apenas la luz de la mañana se cuela por un costado de sus cortinas

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Los párpados le pesan en demasía, el cansancio y la inflamación se hacen notar apenas la luz de la mañana se cuela por un costado de sus cortinas. Le cuesta asimilar qué hora es exactamente y cuando toma su celular, el desgraciado está apagado.

Desgraciado yo, se regaña.

Se remueve en la cama para quejarse contra la almohada y levantarse de una vez por todas. Apenas abre la puerta de la habitación un aroma delicioso llena sus fosas nasales, entonces recuerda que no está solo. En la cocina se divisa la cabellera desordenada de Min Yoongi, cubierto por ropa casual y cómoda, unos pantalones cortos que dejan al descubierto sus delgadas y blancas piernas. Hoseok siente que se le hace agua la boca y no es precisamente por el aroma que emanan los huevos en la sartén.

—Buenos días —dice, caminando hacia la llave para beber un vaso de agua, desviando la mirada del cuerpo de Yoongi para no hacerle sentir incómodo.

—Buen día —responde Yoongi con una sonrisa. Tiene los mofletes inflamados, al igual que los labios, como cada mañana. Siempre luce así, tan lindo y con los ojos más felinos que de costumbre. Hoseok adoraba besarle los párpados—. ¿Tienes hambre?

—Un poco. ¿Preparo el café?

—Claro, como quieras.

Yoongi conoce cada rincón de este apartamento como si fuese el suyo, y evidentemente no se ha olvidado de nada. Hoseok lo mira moverse con total naturalidad, mientras busca la vajilla para servir el desayuno y también le entrega las dos tazas que ambos solían ocupar antes para servir el café.

—Lo siento por el atrevimiento, pero me moría de hambre.

—No pasa nada. —Hoseok sonríe y habla con la boca llena—. No como nada delicioso desde hace tiempo. Así que gracias.

—Si tuvieras comida en el refrigerador, habría preparado otra cosa, pero huevos y salchicha fue todo lo que encontré.

—Debo ir al supermercado hoy —masculla.

—¿Cuánto tiempo llevas comiendo huevos y salchicha? —cuestiona Yoongi enarcando una ceja con burla.

—Ni siquiera sé cuánto tiempo llevaban allí.

La expresión de Yoongi se transforma a una de asco y mira su plato vacío con disgusto. Luego vuelve a Hoseok, quien se mofa con los mofletes llenos de pan.

—¿Qué? —ataca en cuestión—. Nunca estoy en casa, como afuera, no ceno con frecuencia, y si lo hago, es en casa de Nam, él siempre tiene de todo y cocina un poco mejor que yo.

—Un poco mejor —se burla Yoongi.

—Tú tienes mano de abuela.

—Se dice mano de monja.

—Yo puedo inventar mis propias frases para halagarte, Min Yoongi.

—Como tú digas.

Sin preguntar nada, cuando terminan el desayuno, Hoseok toma la vajilla para lavarla, ignorando las protestas de Yoongi a su espalda. En su lugar, le menciona que puede darse una ducha si es que así lo quiere para poder hacerlo él después para ir al supermercado. Nunca va un sábado, pero ahora que tiene a alguien que puede cocinar para él, va a aprovecharlo mientras pueda.

Dulces de humo ✎ 2025: EN FÍSICO. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora