Capítulo 22.

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Xiao Zhan estaba sentado en el jardín de su hogar en Corea, la manta donde estaba sentado tenía bellos colores y sobre ella acababa de rodar un balón de futbol...


–Papi Zhan aviéntame el balón –dijo una pequeña voz que se escuchaba detrás de un enorme árbol.

El corazón de Xiao Zhan se aceleró al escuchar que lo llamaba papi. –¿Hijo?, ven por favor quiero abrazarte.


La voz dejó atrás su tono feliz. –Papi, si me ves... ¿me dejarás ir?

–¿Cómo quieres que te deje ir? Quiero conocerte y abrazarte todo el día –respondió el omega intentando asomarse.

–Papi Zhan, sólo quiero que me abraces fuerte, me des un beso y me dejes ir sin remordimiento.

Xiao Zhan no entendía el motivo de esa petición. –¿Por qué dices esas cosas hijo?


Un pequeño niño con su color de piel y la ternura de SeHun en su mirada, lo tomó de la mano desprevenido. –Papi yo tengo que irme pero tu tienes que ser fuerte por papi SeHun y nuestra princesa, despídeme con amor y no te sientas atado a mí. Seré tu pasado y quizás llores pero que eso no cambie al sonriente papi Zhan que conocí. Eres amoroso y bondadoso, un pequeño desastre para cuidar el hogar pero lo bueno es que tienes a mi otro papi. –el pequeño niño le brindó la más cálida sonrisa que había visto Xiao en su vida y desapareció conforme Xiao comenzaba a sentir una corriente eléctrica por su cuerpo...


–¡Lo tenemos de regreso!, ¡lo logramos! –fue lo poco que alcanzó a escuchar el omega seguido de un llanto de bebé a lo lejos antes de quedarse dormido.

🐇

Decir adiós no es sencillo, una simple despedida para ir a casa, un adiós que no sabes hasta cuando será o si podrás ver a esa persona de nuevo, ese es el adiós... tan insignificante o tan preciado...


El aroma de las rosas en su habitación inundaron sus sentidos, comenzó a parpadear y distinguió un enorme unicornio con una sonrisa de lado a lado buscó con su mirada hasta que lo encontró... SeHun estaba escondido detrás del unicornio mostrándole una sonrisa o al menos eso se esforzaba por hacer.


–Te veo Oh SeHun! –fueron las primeras palabras de Xiao Zhan.

SeHun se acercó dejando un beso sobre su frente. –Fuiste muy valiente amor.

–¿Y nuestros bebés?, ¿ya los pueden traer?


El corazón del alfa se rompió ante la pregunta, pero sabía que mentir sería lo peor que podría hacerle a su esposo. –¿Recuerdas la última cita que tuvimos con el médico?

Un Fragmento De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora