Capitulo 20.

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Incomodidad

Elon

Buceamos un rato para ver el arrecife de cerca. Meencanta lo hermoso que es, pero me gusta aún más nadar de la mano de Etter.

Quien diría que prepararía una sencilla tarde donde meharía reír y enamorarme un poquito más de él, porque lo admito, me gusta mucho.

Etter me habla un poco de su llamada con Allen y mecomenta que cuando lleguemos a New York, sería ideal acordar una cita con él.Acepto sin problemas, emocionada por retomar todo el tema del gran proyecto queimplicaría firmar con Allen.

Cuando regresamos al muelle, luego de bañarnos porseparado y volver a colocarnos la ropa con la que salimos, ya estáanocheciendo. Debemos llegar rápido para mi cena con Rashid, lo más importantedebo decirle a Etter que cenaré con él.

Etter comienza a conducir y aunque vamos en silencio.No es un silencio incómodo, en realidad es muy reconfortante el saber quepodemos compartir un momento solo disfrutando nuestras presencias sin lanecesidad de sentirnos obligados a decir algo.

—¿Quieres cenar en un restaurante o pedimos la cena enuna de nuestras habitaciones? —Loescucho preguntar.

Cierro los ojos antes de tomar una inhalación parahablar.

—No puedo. —Ledigo, haciendo una pequeña pausa—.Acordécenar con Rashid.

—¿Qué? —Etter se ríe aún sin verme, pero su risa nosuena divertida para nada.

—Solo es una cena de despedida entre amigos, ya quemañana regresamos a New York. —Aclaro.

—¿Qué? —Repitey está vez si aparta sus ojos un segundo de la carretera para mirarme—. Ni lo sueñes. —Dice.

Me cruzo de brazos y lo miro con una ceja arqueada.

—No eres mi dueño, King. Si quiero ir a esa cena, túno me lo impedirás.

Parece notar que esto puede volverse una enormediscusión en un segundo y lanza un suspiro antes de volver a hablar.

—Bien, claro que puedes ir. Tienes razón, no puedoobligarte a hacer algo que no quieres, pero soy tu novio, así que no aceptaréque vayas a esa cena sin mí.

—¿Qué?

Ahora soy yo la consternada.

—Lo que oyes, tú puedes cenar con tu amigo y con tunovio, igual yo también me voy mañana, dudo que el educadito de Assad se nieguea mi presencia. —Murmuramientras sigue manejando— ¿Oes que quieres estar a solas con él?

—No ¿Por qué dices eso? —No me responde, solo levanta levementesus hombros—.Solo tengo una petición para permitir tu presencia en esa cena. —Demando aceptando.

Veo la sonrisa formándose en sus labios y ruedo losojos.

—Lo que quieras.

—Que te comportes, nada de peleas o comentarios malintencionados. Solo comerás y hablarás cuando sea necesario, del resto mantentecomo un espectador ¿entiendes?

IMPERIO DE TITANES [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora