Kajol

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Respiré hondo llamando a la paz, y la conseguí, el aroma del café en las mañanas era simplemente perfecto y maravilloso. Hace que deje atrás todo el desastre de la oficina, que incluye a mis odiosos compañeros de trabajo, y el estúpido de mi jefe.

— Buenos días, señora— Una daga filuda atravesó mi corazón, oír "señora" nunca es sencillo. Claro, tengo una hija en la universidad, dieciocho años siendo madre y esposa deberían ser suficientes para acostumbrarse a la cruel palabra. Pero la verdad es que no, no acepto ser reconocida como tal, apenas tengo... treinta y algunos años.

— Hola, Josune — Saludé a regañadientes a la joven pasante que se sentó en su escritorio interrumpiendo mi momento de paz — ¿Alguna novedad?

— La presentación fue todo un éxito y me parece que le asignarán la construcción del mall.

— Oh, eso es genial— dije lo más casual que me permitió mi entusiasmo— ¿Alguna otra noticia?

Esperaba una llamada especial. 

Y sí, no es como que Josune sea mi secretaria, pero sí es mi pasante, y está dispuesta a tener tres roles si se lo pido. No me gusta ser tan exigente, pero a veces peco de confianzuda. 

En realidad, no me importa.

Algún día Josune se convertirá en un vuitre que ansía mi puesto y me comerá cuando yo sea lo suficientemente vieja para ser deshechada.

Mientras tanto, es un polluelo en mi poder, y voy a usarla.

— Eh...— Revisó el teléfono en su mesa y negó— Nada por aquí, pero ¡Feliz aniversario!

Sonreí cuando ella sacó unos chocolates de su bolso — Compártalos con su marido.

— Gracias, lo haré— Dije tomando la cajita roja en forma de corazón, era una marca barata de chocolates, los mismos que comía yo cuando era pasante. Con más azúcar que cacao y probablemente de los que se derriten cuando la temperatura sube un grado.

— Por cierto, su esposo es tan guapo...

— ¿Eh?— Mi rostro se desencajó.

No es que Ajay no me parezca guapo, claro que lo es, no le hubiese aceptado la invitación a cenar hace veinte años si no lo fuera. Pero me sorprendí porque él no había estado aquí. Al menos que yo supiera, Josune es relativamente nueva, y Ajay no llegó a conocerla y menos yo a presentarlos.

— Su esposo — Dijo soñadora soltando una risita coqueta que empezaba a molestarme, arrugué el ceño y pregunté.

— ¿Ajay estuvo aquí?

— ¿Ajay?

— ¿Con quién crees que estoy casada?

— Bueno, el hombre que le trajo los tacones ayer...— Asentí comprendiéndolo todo— Pensé que se llamaba Shahrukh. Debo estar volviéndome loca por la falta de sueño.

— Quizás— Acepté— Pero debes saber que Shahrukh no es mi esposo, mi esposo se llama Ajay. Es alto, moreno, cabello corto y... — Bajé las manos ¿Por qué estaba hablando tanto con ella?

— Oh... No recuerdo haberlo visto.

— Claro que no. Ajay está muy ocupado todo el tiempo. 

— Me imagino...— Ella alzó los ojos al cielo con un enorme doble sentido que capté al instante, caminé a mi escritorio ignorándola— Entonces... Shahrukh ¿Está soltero?

Sí.

— Absolutamente no.

— Demonios...

— ¿Te pareció tan atractivo?— Había tenido esta charla miles de veces, tanto que resultaba tediosa. Shahrukh parecía ser miel, atraía todo tipo de seres vivos, hombres y mujeres me han pedido su número, o que los presente de forma casual. A veces solo puedo mirarlos y decirles: ¡No, por favor!

El peso del silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora