Khan

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Caminamos juntos por el mercado, cestas en mano, explorando los pasillos llenos de coloridos productos frescos y deliciosas opciones. Kajol y yo compartíamos risas mientras seleccionábamos lo que necesitábamos para la semana.

Durante nuestra charla animada, Kajol mencionó algo que las amigas de Nysa pensaban. —Las amigas de Nysa piensan que soy afortunada de tener un hombre tan guapo a mi lado—, comentó, riendo mientras echaba un vistazo a algunas frutas.

Me uní a su risa y, con una mirada cómplice, le dije: Bueno, yo diría que el afortunado soy yo—. Mis ojos se encontraron con los suyos, expresando sinceridad y gratitud por tenerla a mi lado.

Kajol sonrió y asintió. La complicidad entre nosotros se reflejaba en pequeños gestos y palabras durante nuestras compras. Juntos, compartíamos momentos cotidianos que fortalecían nuestra conexión y hacían que cada día fuera especial.

— Oh, claro que eres el afortunado, si no hubiera estado casada antes, habría tenido muchos pretendientes.

— Los auyenté a todos— Comenté casi por inercia, Kajol se volvió a mirarme y le sonreí inconcientemente mostrando inocencia— ¿Te gusta este tipo de papa?

— ¿Realmente alejaste a todos los hombres que estaban interesados en mí?— preguntó— ¿Cómo hiciste?—Me quedé en silencio por un momento, indeciso sobre si debería compartir los detalles. Kajol, notando mi reticencia, insistió con una sonrisa pícara: —Vamos, cuéntame. Estoy intrigada.

Finalmente, cedí y le revelé algunos— Les dije que ere pirómana—. Era mentira, en realidad tuve algunas discusiones con personas de nuestro entorno, y de manera inadvertida, había intimidado a algunos de ellos.

— Entonces, en realidad sí era popular— Asentí revisando una sandía— ¡Khan, llevo una vida pensando que no pesco ni la gripe!

— ¿Enserio? Qué más da, qué importa...

— Si te soy sincera, cuando estaba casada, había pensado en tener alguna aventura en cierto punto de mi matrimonio.

— No estoy escuchando desde que mencionaste que estabas casada— La vi reírse, pero en realidad no me gusta escuchar sus locuras, ese tipo de locuras. Ella seguía hablando al aire, como suele hacer cuando sabe que puedo oír pero decido no hacerlo.

— Y yo estaba decidida a tener un affaire, Shahrukh, pero claro, no se me acercaba ni una mosca.

Me levanté dejando la sandía en el carrito— Kajol ¿Terminaste?

— No— Sentenció cruzándose de brazos— Arruinaste mi affaire.

— Sí, y lo haría de nuevo si tuviera la oportunidad ¿Contenta?

Kajol se quedó en silencio asintiendo— Bueno, parece que realmente eres el afortunado— y ambos continuamos nuestras compras en el mercado— ¿De casualidad Bakshir entra en tu lista?— Rodé los ojos asintiendo.

—Ese sí me gustaba— dijo con un tono teatral, provocando una reacción de sorpresa.

—¿En serio? ¿Ese te gustaba?— pregunté, sintiéndome un tanto desconcertado.

Sin embargo, su expresión cambió rápidamente a una sonrisa traviesa mientras admitía: —Solo estaba bromeando.

— ¡Ya Kajol, me estás torturando!

—¡Pobrecito!— Me dio un ligero golpecito en la espalda— Primero pensé en ti para mi affaire— Me uní a su risa, aliviado de que fuera solo una broma—. Tú dijiste que yo era pirómana, yo djie que eras gay... Estamos a mano.

— ¿Qué?

— ¡Nos faltan tomates!

Al final del día, regresamos a casa con bolsas llenas de alimentos frescos y una sensación de satisfacción por haber completado nuestra tarea juntos.

Cuando Nysa y su amiga Emily llegaron al departamento, el ambiente se llenó de emoción y expectación. Abrimos la puerta y las recibimos con una cálida bienvenida. Emily, la amiga china de Nysa, parecía estar ansiosa por conocer a Kajol y a mí en persona.—¡Hola! Soy Lia—, se presentó con entusiasmo, mientras estrechaba nuestras manos con energía.

Respondí con una sonrisa amable, presentándome también. 

—Encantado de conocerte, soy Khan—, dije, tratando de transmitir calidez y hospitalidad.

Nysa aprovechó la oportunidad para presentarnos formalmente. —Este es mi tío Shahrukh, el novio de mamá, y esta es mi madre, la conociste en la videollamada, Kajol. Tío Khan, mamá, ella es Lia, una amiga de la universidad—, dijo con una sonrisa traviesa.

La reacción de Lia fue un cóctel de sorpresa y emoción. Sus ojos se iluminaron y sus palabras fueron llenas de entusiasmo mientras nos felicitaba por nuestra relación. Me sentí abrumado por la calidez de su recepción y la sinceridad de sus deseos.

Lia, con una chispa de emoción en los ojos, me compartió un pequeño secreto. —La señorita Rossel está en Starbucks ahora mismo. Deberías ir, podría ser una buena oportunidad para encontrarte con ella de manera casual—, sugirió con una sonrisa traviesa.Nysa, mientras tanto, asintió en acuerdo y se dirigió a buscar una camisa azul. —Usa esto—, me dijo, entregándomela con un guiño cómplice. Parecía estar disfrutando de la idea de un encuentro casual con la maestra.La propuesta de Lia resonó en mi mente, planteando la posibilidad de hablar con la maestra y abordar la situación académica de Nysa. Agradecí la sugerencia mientras me preparaba para dirigirme a Starbucks con la esperanza de resolver cualquier problema que pudiera estar afectando a mi hijastra en la universidad.

Asentí con una sonrisa, agradecido por el apoyo de Nysa y sus amigas. "Está bien, voy a ir a Starbucks", dije, decidiendo dejarme llevar por la situación y ver a dónde nos llevaba.

El peso del silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora