Kajol

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A pesar de que Khan y yo aún no habíamos dado ese paso formal hacia el matrimonio, había una conexión entre nosotros que trascendía las etiquetas. Siempre supe, en lo más profundo de mi ser, que nuestro destino estaba destinado a cruzarse de alguna manera. Ahora, tenerlo a mi lado, incluso en la incertidumbre de nuestra relación, me llenaba de una felicidad que no podía ignorar.

El olvido de nuestro aniversario por parte de Khan había encendido una pequeña chispa de inquietud en mi interior. Temía que este descuido fuera el comienzo de un enfriamiento en nuestra relación, un paso hacia la distancia emocional que tanto temía. Sin embargo, antes de que pudiera dejarme llevar por mis pensamientos, la entrada de Josune, mi leal aún subordinada me detuvo en esos pensamientos intrusivos.

Josune entró en la oficina con una caja de regalo y dos hermosas rosas en las manos—Kajol, esto llegó para ti desde San Francisco—, anunció con una sonrisa enigmática mientras colocaba cuidadosamente las rosas sobre mi escritorio y me entregaba la caja.

Mi curiosidad se disparó mientras contemplaba el regalo. 

Con manos temblorosas, abrí la caja y descubrí un delicado collar de plata con un colgante en forma de corazón. Mi sorpresa fue evidente mientras admiraba la belleza del regalo— ¿Y esto?", pregunté, mirando a Josune en busca de respuestas.

Ella sonrió misteriosamente— Lo envió Khan— reveló, haciendo que mi corazón diera un vuelco de emoción y confusión.

Con una mezcla de alegría y asombro, agradecí a Josune por traerme el regalo y me sumergí en el misterio de por qué Khan había enviado tal obsequio y qué mensaje quería transmitir. Aunque aún desconcertada por el gesto, una sensación de gratitud y amor llenó mi corazón mientras contemplaba el collar en mis manos. En ese momento, cualquier preocupación sobre el estado de nuestra relación se desvaneció, reemplazada por un profundo sentido de conexión y cariño.

Rápidamente, marqué su número para expresar mi agradecimiento y sorpresa.

—¿En serio crees que podría olvidar nuestro aniversario?—, dijo Khan con esa voz cálida que siempre lograba reconfortarme. Riendo, le recordé que aún faltaban dos semanas para nuestro aniversario. Fue entonces cuando reveló su plan: un regalo para cada día que precedía a nuestro día especial.

La emoción se apoderó de mí al escuchar sus dulces palabras—Te amo—, le dije, dejando que mis sentimientos fluyeran libremente. 

Tomé una foto del hermoso collar y, emocionada, decidí compartir nuestro amor con el mundo. Publiqué la imagen en Instagram. Era como si estuviera viviendo el sueño de ser esa mujer afortunada que siempre imaginé.

La respuesta en las redes sociales fue abrumadoramente positiva, con amigos y seguidores felicitándonos y expresando sus buenos deseos. En ese momento, me sentí agradecida por la presencia de Khan en mi vida y por la magia que cada regalo encerraba.

Los días que precedían a nuestro aniversario se convirtieron en una verdadera montaña rusa de emociones y sorpresas. Cada mañana, al despertar, me encontraba con dos rosas frescas y fragantes junto a un regalo meticulosamente envuelto. Khan había demostrado su creatividad y atención en cada detalle, y no pasó ni un solo día sin sorprenderme.

Los regalos variaban desde chocolates exquisitos hasta zapatos de colección que había mencionado en alguna conversación casual. También recibí un hermoso vestido rojo que, al probarlo, parecía haber sido diseñado especialmente para mí. Además, había maquillaje de alta gama y vales para tratamientos de spa, una indulgencia que anhelaba desde hacía tiempo.

Cada regalo era un recordatorio tangible del amor y la atención que Khan dedicaba a nuestra relación, y cada uno de ellos me llenaba de alegría y gratitud.

El peso del silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora