Kajol

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Al ver la manera en que Khan respeta mis emociones, experimento una oleada de gratitud y alivio que nunca antes había sentido. La comparación inevitable con mi ex esposo, Ajay, recordándome cómo él solía minimizar mis sentimientos, haciéndome sentir que eran irrelevantes o incluso exagerados.

Me siento libre, liberada de las cadenas emocionales que alguna vez me ataron en mi pasado. La seguridad que encuentro en la manera en que Khan maneja mis emociones crea un espacio donde puedo ser auténtica, donde mis pensamientos y sentimientos son valorados y no menospreciados.

Dios... me he enamorado de nuevo de ese hombre, me reí yo misma dejandome llevar por la comedia que a Nysa le gusta mucho, pero para mí es como ruido blanco (y muy blanco).

El segundo día viviendo juntos fue una continuación de la exploración de nuestro nuevo hogar. 

Despertar a su lado, con la luz del sol filtrándose suavemente por las cortinas, me llenó de una sensación de paz y alegría que solo podía encontrar estando a su lado.

Nos levantamos juntos, con sonrisas perezosas y susurros de buenos días, disfrutando de la familiaridad de nuestros rituales matutinos. Tomé una ducha mientras él preparaba el desayuno, y al salir fue su turno de ducharse mientras yo hacía el café.

— Buenos días, tío— Escuché a Nysa saludarlo al pasar por la cocina buscando un paquete de galletas— Uy... comida... ¿Mamá hizo las compras?

— Nah, no comas eso— Khan le quitó el paquete— Hice avena horneada, siéntate.

— Qué bueno que estás por aquí, me había resignado a vivir de Doritos y Oreos toda la semana. Por cierto, ¿vas al gimnasio hoy?

— Creo que iré en la noche ¿Por?

— Buenos días, dormilona— Sonreí cuando Nysa me llamó— Ah, te bañaste.

— Estoy despierta antes que tú, Tink— Habíamos apodado a Nysa "Tinkebell", porque era su película favorita y se la pasaba con alas de hada todo el día, además, cuando se enojaba hacía rabietas igual que con Peter Pan— Huele bien... 

— Bueno, yo si iré al GYM, me llevo esto— Nysa tomó el tazón de avena antes de irse.

— Amor, no tienes que cocinar, sabes— Khan se rio sentándose conmigo— Podemos comer fuera.

— Me gusta cocinar, además comer fuera es muy costoso, Kajol— Asentí— Pero creo que deberíamos repartir las tareas.

— Ah... eso... Sí... ¿Qué tal si contratamos a alguien?— Negó y yo suspiré frustrada— Se me van a caer las manos, Khan.

— No, claro que nó, tú te encargarás de los cuartos, el nuestro sobre todo, yo haré...

Suspiré profundamente, sintiendo la frustración crecer dentro de mí. Khan tenía buenas intenciones al sugerir dividir las tareas del hogar, pero la idea de encargarme de la limpieza no me entusiasmaba en lo más mínimo. La imagen de mí misma, con las manos empapadas en agua y productos de limpieza, no era precisamente la que quería proyectar.

— Ya sabes que no me gusta limpiar— Dije apesumbrada— Busquemos a alguien, por favor, por favor....

Él frunció el ceño ligeramente, reflexionando sobre mi comentario— Entiendo, amor, supongo que podríamos considerar contratar  a alguien...

Asentí con aprobación ligeramente aliviada— Mañana mismo buscaré a alguien.

Una sensación de alivio me invadió al saber que no tendría que lidiar sola con las tareas del hogar. Aunque todavía me sentía un poco reacia a delegar esa responsabilidad, también sabía que era necesario si queríamos mantener la armonía en nuestro hogar y en nuestra relación. 

Pasaron los días, y fueron los mejores, Nysa y Khan hacían noches de películas y palomitas, podía verlos jugar UNO durante horas, reírse y burlarse de mí de vez en cuando. 


La casa siempre estaba limpia, incluso antes de conseguir a Sarah, Shahrukh se encargó de mantener todo en orden y alimentarnos con sus recetas nutritivas y balanceadas.

Todas las noches eran cálidas, dormía tranquila después de un pequeño ritual nocturno que consistía en recibir un beso de buenas noches y esperar su abrazo tras de mí. Me sentía de luna de miel.

No habían peleas ni discusiones, Khan siempre hacía lo que yo decía, incluso si estaba equivocada, luego me ayudaba a enfrentar lo que sea que haya causado, recibía flores en mi trabajo, mensajes de amor, todo aquello que me hacía sentir una mujer feliz.

Y sin embargo, las vacaciones de Nysa terminaron, así que una parte de mi felicidad se iba de regreso a la universidad.

El aeropuerto estaba lleno de vida y movimiento, una sinfonía de personas que llegaban y partían, creando una atmósfera vibrante y llena de energía. Estábamos en la terminal, Khan, Ajay y yo, esperando la partida de Nysa, nuestra querida hija, de regreso a América.

Nysa apareció entre la multitud, con su sonrisa brillante iluminando la sala. Se acercó a nosotros con paso decidido, emanando una mezcla de emoción y determinación. Los abrazos fueron cálidos y llenos de cariño, cada gesto expresando el amor que nos unía como familia.

A pesar de la tristeza inevitable de la despedida, no podía evitar sentirme orgullosa de la joven mujer en la que se había convertido Nysa. Su entusiasmo por su próximo capítulo en América era contagioso, y me reconfortaba saber que estaba lista para enfrentar nuevos desafíos y aventuras.

Ajay, siempre presente como un pilar de apoyo, compartía la emoción de Nysa por su regreso a América. A pesar de nuestras diferencias pasadas, estábamos unidos en nuestro amor por nuestra hija, y ese vínculo nos mantenía unidos incluso en los momentos más difíciles.

Después de unos últimos abrazos y palabras de aliento, llegó el momento de despedirnos. Observamos con orgullo cómo Nysa se dirigía hacia la puerta de embarque, lista para embarcarse en su próximo semestre.

A medida que desaparecía de nuestra vista, una sensación de paz y gratitud llenaba mi corazón. Sabía que Nysa estaba lista para enfrentar el mundo con valentía y determinación, y me sentía agradecida por el tiempo que habíamos compartido juntos y emocionada por las posibilidades que el futuro le deparaba.
Ajay nos miró con curiosidad, sus ojos buscando respuestas en nuestros rostros. —Entonces, ¿ustedes dos ya están juntos?

La pregunta resonó en el aire, y sentí un ligero rubor subir por mis mejillas. Solo habían pasado dos meses desde que Ajay y yo nos divorciamos, y aunque Khan y yo nos habíamos establecido como pareja juntos últimamente, la idea de etiquetar nuestra relación tan pronto me tomó por sorpresa.

Khan, por su parte, mantuvo la compostura, respondiendo con calma— Sí, Ajay. Kajol y yo estamos juntos.

Mi corazón latía con fuerza mientras asentía, aunque por dentro me sentía un poco avergonzada. No había planeado que las cosas avanzaran tan rápido después de mi divorcio, pero la conexión que había surgido entre Khan y yo era innegable.

Ajay asintió con comprensión, su expresión mostrando una mezcla de resignación y aceptación— Bueno, supuse que así sería. Khan siempre te ha querido mucho, Kajol— Yo asentí esperando que la conversación no se prolongue más— Me alegro por ustedes— Lo miré sorprendida, no esperaba esas palabras—Mereces estar con alguien que te trate como una reina, es lo que espero para Nysa y tú eres su madre, así que debería recibir ese ejemplo.

Agradecí internamente su comprensión mientras intentaba ignorar la pequeña voz de autocrítica en mi cabeza. Sabía que era importante seguir mi corazón y hacer lo que me hacía feliz, incluso si eso significaba embarcarme en una nueva relación tan pronto después de mi divorcio.


El peso del silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora