Kajol

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Twinkle tocó la puerta con una sonrisa radiante, el pastel en sus manos era un gesto dulce para celebrar nuestro aniversario. Pero su expresión se desvaneció al ver a Khan salir de la casa con un semblante sombrío. Mi amiga se apresuró hacia mí, preocupada por mi estado, y en cuanto me vio sentada en el sofá, con lágrimas resbalando por mis mejillas, entendió que algo no estaba bien.

—Kajol, ¿qué pasó?— preguntó, su voz llena de preocupación mientras se acercaba a mí. Pero las palabras se atascaron en mi garganta y solo pude sollozar en respuesta.

Ella se sentó a mi lado y me envolvió en un abrazo reconfortante, ofreciendo su apoyo silencioso en mi momento de dolor. El pastel quedó olvidado en la mesa mientras me aferraba a ella, dejando que las lágrimas fluyeran libremente.

No necesitaba decirle nada, Twinkle entendía mi dolor sin que yo tuviera que explicarlo. En ese abrazo encontré consuelo, una pequeña luz en medio de la oscuridad que había invadido mi corazón. Finalmente me limpié las lágrimas y aclaré la garganta para decirle lo que sucedió.

Twinkle me miraba con incredulidad, sus ojos reflejaban su sorpresa y preocupación mientras procesaba lo que acababa de decirle.

—¿En serio le dijiste que no, Kajol? ¡No puede ser! Ustedes se aman demasiado—, exclamó, su voz llena de asombro y una pizca de indignación.

Traté de explicarle, entre sollozos, mi miedo a la monotomía y al divorcio, y cómo no me imaginaba pasar por eso de nuevo, especialmente con Khan. "Me mataría", murmuré, sintiendo un nudo en la garganta al pronunciar esas palabras.

—Pero casarse es solo un papel, Kajol. No deberías dejar que eso te detenga, especialmente si se trata de Khan—, insistió Twinkle, su tono de voz era de comprensión y empatía.

Le expliqué que para mí no era solo un papel, que era el miedo a perder la libertad, a que las cosas cambiaran entre nosotros, y sobre todo, a no poder ser la persona que Khan necesitaba que fuera—Y él quiere ser padre—, añadí, con un susurro cargado de tristeza—Yo ya pasé por eso, Twinkle. No estoy segura de poder hacerlo de nuevo.

Twinkle me sostuvo la mirada con ternura, sus ojos transmitían su apoyo incondicional mientras me escuchaba con atención. En ese momento, su presencia significaba más de lo que las palabras podían expresar, y me sentí agradecida de tener a alguien como ella a mi lado.

Pasaron dos días, en los que supuse era un chisme que se había corrido, ya todos sabían que Khan y yo habíamos terminado, y no faltaban los curiosos que intentaban sacarme información.

Después de esos dos días, en los que desesperadamente me aferré a mi teléfono, esperando algún mensaje o señal de vida de Khan, me quedé esperando y mis amigas e hija notaron mi ausencia.

La puerta se abrió, y Nysa, acompañada de mis amigas, entraron en mi hogar. Mi rostro, aunque intentaba ocultar el dolor, delataba la tormenta emocional que estaba viviendo. Nysa, preocupada, se acercó rápidamente a Kareena.

— Tía Kareena, nunca la vi así. Ni siquiera cuando se divorció—, le susurró Nysa a su tía mientras las demás chicas intercambiaban miradas de preocupación.

Twinkle, con su instinto maternal, se aproximó a mí con una mezcla de ternura y determinación. Las demás se quedaron a un lado, ansiosas por ofrecer su apoyo en cualquier forma posible.

— Kajol, cariño, ¿qué pasó? —preguntó Kareena, colocando con delicadeza una mano en mi hombro.

Intenté sonreír para tranquilizarlas, pero mis ojos delataban el sufrimiento que estaba experimentando. Las chicas se acercaron, formando un círculo de solidaridad a mi alrededor, como una barrera contra la tristeza que inundaba la habitación.

Nysa, preocupada por mi bienestar, me abrazó con fuerza, y fue entonces cuando el nudo en mi garganta se aflojó, dejando que las lágrimas fluyeran libremente. Entre sollozos, les expliqué lo que había sucedido, compartiendo mi temor al matrimonio y la desgarradora conversación con Khan.

La sala estaba llena de susurros de preocupación.

—Kajol, amor, Khan te ama profundamente. Está dispuesto a dar un paso tan significativo porque te imagina en su futuro, a su lado—, dijo Rani con su tono amable .

Mis ojos se encontraron con los de Preity, buscando alguna respuesta en su expresión comprensiva. Respiré hondo y respondí:

— Prima, lo sé, lo entiendo. Pero no quiero casarme. El matrimonio me asusta. Ya he pasado por eso y no quiero volver a vivirlo. Además, él quiere ser padre, y yo...

Antes de que pudiera terminar mi frase, Kareena tomó su turno para expresar su punto de vista:— Kajol, el matrimonio no tiene que ser igual que antes. Cada relación es única. Y lo de ser madre... bueno, es una elección, no una obligación. Puedes construir un futuro con Khan sin seguir el mismo camino que antes.

Mis amigas me rodearon con palabras de aliento y apoyo, cada una compartiendo sus perspectivas y experiencias. Sin embargo, la incertidumbre seguía aferrándose a mi corazón. ¿Cómo podía superar mi miedo al matrimonio y a ser madre nuevamente?

El peso del silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora