Sálvame | Capítulo O9

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Michael manejó por varias de las calles que nos conducían a nuestro destino y, quizás, el último de Alan.


Era tarde, muy tarde como para que algún alma rondara por las calles alumbradas sólo por las farolas que iluminaban la nieve acumulada por la ventisca que de a poco cesaba.


Solo nos demoraríamos en llegar a nuestro destino al menos cinco minutos más.

—¿Cuánto se supone que nos debía Alan, exactamente? —preguntó Jason luego de unos minutos en silencio total, solo escuchando el ronroneo de motor.


—Dos mil quinientos treinta dólares. Si para cuando lleguemos y Alan aparece con las manos vacías, terminamos con su patética vida. —respondió Michael, con su voz rebosante de odio y amargura.


Me pregunté, no prestando atención a lo que hablaban Michael y Jason, cómo estaría Claire. ¿Estaría bien? ¿Dormiría bien? ¿Tendría frío? Recordé cómo ella, aun siendo tímida y retraída como cuando la conocí en la EW, había intentado entablar una conversación conmigo esta noche. Por la forma en la que actuaba estaba seguro que ella no estaba acostumbrada a hacerlo, y eso me dejó con un gran dolor de cabeza.


Maldita sea...


—Hey, man, ¿qué te sucede? —preguntó Jason.


Desvié mi mirada hacía él y suspiré, mientras me encogía de hombros.


—Nada.


(...)

Al llegar, Michael apagó el motor y salimos los tres juntos del Camaro. Entre la fría neblina, logramos apreciar una sombra acercarse a nosotros. Cabeza agachada y espalda encorvada hacía abajo. Llevaba las manos en los bolsillos de su chaqueta mientras caminaba a grandes zancadas hacía el auto, en dónde nosotros lo estábamos esperando.


Michael nos miró e hizo una seña con la cabeza, a lo que Jason y yo entendimos muy bien. Metí la mano bajo la chaqueta y agarré mi pistola, listo para cualquier cosa al igual que Jason, quien la tenía dentro del bolsillo de su chaqueta de cuero.


Alan se acercó a nosotros, y en cuanto notó nuestra presencia entre la niebla y los focos encendidos, alzó la cabeza y suspiró. Se plantó frente a Michael, quien era una cabeza más alta que él y lo miró.


—Lo siento chicos —él empezó, una petulante sonrisa comenzando a formarse de a poco en su rostro—. Mis compradores no alcanzaron a pagarme esta vez. Será para la próxima —dijo.


Michael negó con la cabeza, su expresión dura y fría, sin ningún sentimiento en ella.


—El problema aquí, Alan —hizo una pausa—, es que no habrá un ''otra vez'' para ti.—dijo haciendo las comillas con dos dedos de cada mano en el aire en el otra vez—¿Zachary?


Lo miré con una expresión seria. Dura. Fría y calculadora. Saqué la pistola y apunté hacía él, mientras me acercaba lo necesario para posicionarla sobre su cabeza.


—Si intentas escapar, de daré donde más te duele.


Noté como su nerviosismo comenzaba a aumentar, provocando que pequeñas gotas de sudor aparecieran sobre su frente. Tragó duro y asintió.


—Ve a los pastizales más allá para que podamos acabar con esto.


Dudando, comenzó a caminar hacía donde le indiqué. Miré a Jason y a Michael y asintieron al unísono, dando a entender que me daban su consentimiento para que yo matara al imbécil de Alan. 

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