Luego de haber hablado con mi profesor de Química y haber recibido sus felicitaciones por mis resultados en sus exámenes, caminé hacia la salida esperando encontrarme a Claire por algún lugar entre los pasillos. No quise demorarme mucho, pero el señor Henssey había hablado de muchas cosas y recomendaciones. Cuando llegué a la salida sin obtener resultados me extrañé. Con un poco de prisa, llegué a mi auto y mi ceño se profundizó más cuando vi que ella no estaba. Me erguí y comencé a buscarla con la mirada, por las áreas verdes pensando que quizás estaba sentada por ahí. Al no verla, imaginé que también podrían haberla llamado y me resigné a esperar apoyado en mi Camaro.
Los minutos pasaban y ella no aparecía. Comencé a preocuparme. A preocuparme de verdad. ¿Dónde se había metido?
Comencé a andar de vuelta a la entrada, y a cada persona que me topaba le preguntaba acerca de ella. Nadie sabía nada. Vi salir a Aaron con un amigo riéndose entre los dos, dándose golpes estúpidos con los codos cuando veían a una chica pasar frente a ellos. Comencé a sospechar que quizás él había sido la causa y, sin dudarlo, fui con él. Cuando estuve lo suficientemente cerca de él como para tocarlo, lo agarré de la parte del cuello de su chaqueta y lo empujé a la pared con fuerza. Lo miré amenazándolo con la mirada, con frialdad.
-¿Dónde está? -gruñí.
-¿Quién? -me devolvió, sonriéndome petulantemente.
-''Quién'' -lo imité burlonamente-. Claire, imbécil.
-¿Esa puta? No la he visto desde el almuerzo. Ahora, suéltame. -me empujó, provocando que soltara su chaqueta. Él se la ordenó sin quitar la mirada de mí.
El que lo acompañaba se había ido.
-No es una puta. Mira -suspiré frustrado-, espero que no me estés mintiendo. Tú no me conoces -amenacé.
Lo miré tragar, nervioso. Aimé salió y se despidió de sus amigas en cuanto nos vio a los dos. Sin dudarlo, se acercó.
-¿Qué sucede?
-¿Haz visto a Claire?
-La última vez que la vi fue hace unos... ¿Cinco, diez minutos? -Respondió, dudosa-. Iba caminando por el estacionamiento hacía la chica nueva. Luego me fui -se encogió de hombros-. ¿Por qué? ¿Se te perdió la perra?
Sin decir nada más e ignorando el último comentario, fui hacía mi auto. Saqué mi celular y comencé a escribir un mensaje para enviárselos a los chicos:
''Hay problemas. Punto de siempre.''
Encendí el motor rápidamente y me puse en marcha hacía nuestro habitual punto de encuentro, pensando en las posibilidades.
(...)
Cuando llegué, adentro solo estaba Kyle sentado en el sofá haciendo algo con su celular. En cuanto entré él se levantó y se me acercó. Verlo solo me hizo recordar a Claire y mis sospechas de que quizás él es su hermano. Suspiré y desordené mi cabello frustrado.
-¿Qué sucede?
-Es Claire. No he logrado localizarla de ninguna manera; no contesta al teléfono.
Él sólo me miró y, como si no le importara, pasó junto a mí y sacó una lata de cerveza de la nevera que teníamos. La abrió para poder beber y se sentó en una silla. Me lo quedé mirando.
-¿Tu madre se llamaba Christina?
Él tragó con fuerza y comenzó a toser agitadamente. Se cubrió la boca con una mano hecha puño y cuando terminó, la bajó para mirarme fijamente. Asintió con la cabeza mientras desviaba la mirada.
-Sí. ¿Cómo lo sabes? -él preguntó, la desconfianza rebosando de sus labios.
Me encogí de hombros.
-Y tu padre Patrick.
Lo vi encogerse en su lugar, sin mirarme nuevamente. Sabía que hacerle recordar su infancia le haría daño, pero debía encontrar la ''x'' en esta ecuación.
-¿Encontraron el cuerpo de tu hermana? -pregunté, apoyándome en una esquina de brazos cruzados.
-No -respondió luego de unos minutos-. Solo el de mi madre... Papá creía que se había desintegrado... -suspiró- ¿Quién te contó?
-Eso no importa... Ahora escucha atentamente lo que te voy a decir.
Me senté junto a él, en el asiento de al lado, y comencé a contarle sobre los papeles que Claire había encontrado en su casa. Le conté también acerca de los informes médicos y cartas del médico que la había atendido. Acerca de que los nombres de sus padres biológicos eran iguales a los nombres de sus padres y que tenían el mismo apellido. También sobre que su madre adoptiva había muerto antes de que le entregaran a Claire, pero que había alcanzado a firmar. Al final, le hablé sobre que tenía un hermano con su mismo nombre y apellido. Todo encajaba.
-¿Tu crees que es cierto? -preguntó, aturdido, con los ojos abiertos. Logré notar que sus ojos estaban húmedos, al igual que sus mejillas, y que tenía las pupilas dilatadas.
-Si.
-Oh, Dios mío. Todo este tiempo... ¡Ella estaba viva! Por eso se me hacía conocida... -murmuró junto antes de sentir las voces de los demás. Justo a tiempo.
Michael, Jared, Jason y Marcus entraron. Michael me miró fijamente y después a Kyle, quien estaba anonadado con los ojos húmedos aún. Levantó una ceja en mi dirección y yo sólo negué con la cabeza, diciéndole que luego él les iba a contar. Asintió y esperó a que hablara.
-No encontré a Claire y sospecho que la raptaron. Me dijeron que la habían visto con una chica nueva, Leah McAllister...
-¿McAllister? -saltó él.
-Si.
Me miró de soslayo y suspiró.
-¿La has llamado?
-Sí, lo he hecho. Me ha saltado el contestador las dos veces que lo he intentado.
Michael gruñó mientras me pedía que lo intentara otra vez. Saqué mi teléfono y marqué. Coloqué el altavoz mientras los pitidos comenzaban a sonar, y me impacienté cuando el buzón de voz saltó. Volví a hacerlo, y me volví eufórico cuando respondieron al quinto pitido.
-¿Claire? -pregunté, queriendo escuchar su voz.
Cuando escuché una risa macabra me tensé y sentí el teléfono crujir bajo mi mano. Michael me lo quitó y comenzó a hablar.
-¿Quién eres, hijo de puta? -su voz era fría y asesina, algo que jamás había oído salir de él.
-Vaya, vaya. ¿Michael, no? Al fin nos conocemos, amigo. Si no me reconoces, soy Alexander, líder de The Red Hand -él rio, como si se hubiese deleitado con algo.
-¿Dónde la tienes, Alexander? Ella no tiene nada que ver con esto. -Michael espetó, temblando de furia.
Los demás estaban callados. Kyle estaba más pálido de lo normal, con la mirada perdida. Sentía cómo mis latidos incrementaban su paso, y por un momento pensé que podría desmallarme. Claire, en manos de esos bastardos...
-Oh, ella está aquí. Conmigo, ya sabes, frente a mí, de hecho. Uno de mis chicos está... disfrutando con ella. Ahora, hablemos de negocios.
Antes de darme cuenta, las lágrimas ya habían llegado al suelo. Sabía lo que significaba. Ella estaba siendo torturada, manipulada en contra de sus deseos todo por mi culpa.
-Oh, Dios mío -Kyle exclamó, antes de cubrirse el rostro con las manos.
Estaba jodido.
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Sálvame ©
Teen FictionClaire Deveraux sólo desea escapar del mundo en el que vive: de la escuela en donde es víctima de crueles burlas y de su casa, que es cuando Seth, su padre, descarga su rabia y frustración en ella. No tiene el valor para irse, por lo que cada día in...