Michael pateó la puerta tres veces hasta conseguir abrirla completamente. El estruendo y la visión que apareció frente a mis ojos hicieron que olvidara el dolor de la bala en la pierna y el escozor que el corte de cuchillo en mi brazo. La habitación estaba pintada de un blanco desgastado por todas partes. Manchas de goteras y de moho cubrían el agrietado techo y las esquinas del pequeño cubículo en donde había una destrozada cama de una plaza de fierro oxidado y torcido, solo con un colchón viejo y sucio y unas finas sábanas que estaban amontonadas a los pies de la cama. Claire estaba sobre aquel desastre y sobre aquel sufrimiento, solo en su ropa interior que estaba rasgada a los costados, con la piel muy pálida, casi traslucida. Las venas eran el triple de visibles en su cuerpo; sobre sus piernas, sus brazos, su cuello y muñecas y rostro. Sobre toda ella. Sus labios estaban partidos, morados, resecos. De aquí se notaba una mancha de sangre cubriendo su labio superior y parte del inferior, y el rastro de un hilillo de sangre que caía de su nariz. Supe de inmediato que fue causada por un golpe reciente. Mantenía la boca entreabierta y respiraba con dificultad. Tenía moretones muy marcados sobre su cuerpo, incluso uno con forma de palma en su pálida mejilla. Manchas de color morado, amarillo y verde rodeaban sus muñecas y tobillos, y en los muslos, y en el cuello...
Sentí a Kyle tragar con fuerza mientras maldecía en voz alta. Michael le siguió y se acercó a Claire con cuidado, como si tuviera miedo de lastimarla solo con el hecho de llenar la pequeña habitación en donde había sido torturada por mi culpa. Él me miró, pero yo no podía hablar, o moverme. La respiración me fallaba y sabía que pronto me desmayaría por la falta de sangre gracias a la herida de la pierna. Estaba mareado y la bilis subía cada segundo por mi garganta al ver la espantosa escena frente a mí. Michael volvió a mirarla a ella y le tomó el pulso, y por su expresión fría supe que al principio pensaba que estaba muerta. Pero yo lo sabía; ella era fuerte y me había esperado... pero no sabía qué hacer para ayudarla. Y allí supe que había llegado tarde.
Cuando por fin sentí mi cuerpo reaccionar, me abalancé a la cama y caí junto a ella, con la desesperación llenando cada lugar de mi ser. Le quité el cabello de su rostro, de su bello rostro, sintiendo su fría piel sobre las yemas de sus dedos. Mis manos temblaban, y cuando vi la mirada de compasión en el rostro de cada uno sentí mis silenciosos sollozos llenar el área. Michael gritó algo, pero no supe qué. Sólo tenía ojos para ella, oídos para ella.
-¿Claire? -me sentí susurrar. Ella no se movió. -¿Cielo? ¿Cariño? No me hagas esto... Claire, por favor...
Mis sollozos llenaban el silencio entre nosotros dos. Ya nada existía para mí.
Una mano tocó mi hombro y Kyle estaba ahí, tan pálido que pensé que era un fantasma.
-L-la ambulancia... vendrá pronto.
Asentí casi de forma imperceptible. Me quité la chaqueta que llevaba puesta y cubrí a Claire con ella, para que recuperara algo de calor. No me atrevía moverla; no quería hacerle más daño. No sabía si tenía algo roto, y si tenía algún órgano dañado... Sequé mis lágrimas con furia y conmoción, queriendo ser fuerte por ella, prometiéndoselo en silencio.
Durante el tiempo que tardó la ambulancia llegar hasta donde estábamos, no me había apartado de ella viendo como su pecho subía y bajaba débilmente. No dejé de controlar su respiración hasta que los paramédicos llegaron con una camilla y uno me obligó a apartarme de ella. Luché por soltarme, gritando su nombre todo el tiempo. No quería perderla de vista otra vez.
No volvería a cometer el mismo error. Jamás la dejaría sola.
El mundo bajo mis pies se tambaleó cuando un paramédico me cargó y me sentó dentro de una de las dos ambulancias que habían llegado. Seguía moviéndome, agitado por no estar junto a ella. ¿Y si había dejado de respirar? ¿Y si no me encontraba junto a ella cuando despertara?
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Sálvame ©
Teen FictionClaire Deveraux sólo desea escapar del mundo en el que vive: de la escuela en donde es víctima de crueles burlas y de su casa, que es cuando Seth, su padre, descarga su rabia y frustración en ella. No tiene el valor para irse, por lo que cada día in...