Es algo extraño poder ver qué es lo que puede pasar a futuro, odio ese don, no me gusta y mucho menos cuando las visiones llegan por sí solas, aunque esta vez fui yo quien quiso ver y sigo haciéndolo, solo por la duda de saber la edad que tengo en la que me vi con la princesa Alenia, y lo confirme tengo dieciséis, es decir que seguiré mi relación con ella. Pero la imagen es confusa, no sé qué es lo que realmente sucede, solo pude ver varios segundos de aquella visión, me disculpaba por algo, la tenía abrazada, por lo que deduzco que estábamos medianamente solos, sé que mis guardias no me dejarían solo ni un solo segundo por lo que supongo que estaban de espaldas dándome la mayor privacidad que pueden. Puedo sentir la impotencia en la visión así que imagino que algo malo sucedió, solo espero que mi disculpa no sea porque hice algo mal.
- Que viste – la voz de Sherling a mi lado me regresa a la realidad.
- Por qué
- Porque te escuche disculparte reiteradas veces, estas llorando. – toco mis mejillas y efectivamente estaba llorando, es como si hubiera sentido lo que pasaba. – tu don se fortalece, es buena señal, después de todo mañana es tu cumpleaños.
- Si es verdad... mañana es mi cumpleaños, y sabes que no me interesa.
- Yo sé que para ti es más importante la fundación de nuestro Reinado, pero, no dejes de lado que es tu cumpleaños. Prométeme que serás feliz mañana.
- Lo prometo – sonrió a penas, no me gusta hacer promesas, porque no sé si podré cumplirlas a cabalidad, pero haré mi mayor esfuerzo.
Miro mi habitación todo parece estar normal, Henry está en la entrada de mi habitación, custodiando la puerta, mientras que Héctor está dentro muy cerca de la entrada, me agrada mucho la compañía de ambos, hacen todo porque me sienta cómodo así sea solo por unos minutos, después de todo ellos siguen las ordenes de mi madre y no me permiten salir de mis aposentos.
Miro a Sherling de nuevo, ella es lo mejor que me pudo pasar, ha estado a mi lado apoyándome y ayudándome a ser mejor, aunque me falta mucho sé que lo lograre, ella dice que siempre lograre todo lo que me proponga. Solo debo escucharla con atención y poner en práctica lo que me enseña, después de todo ella es como yo, bueno casi, yo nací como un ser mágico de magia negra, soy magia pura, estoy hecho totalmente de ello, mientras que ella es un caso en un millón, ella si es una Dávila, yo por otro lado debo fingir ser uno, comportarme como uno, recibir todos los regaños y castigos por parte de mi madre cuando no me comporto como tal.
- Héctor... le puede pedir a la Srta. Drove que venga a verme.
- Si desea salir...
- Lo sé, solo puedo obtener permiso por parte de la Reina... mi madre. – le interrumpí – solo deseo hablar con ella respecto al menú de la cena.
- Le pediré a Henry que la busque y le pida que se acerque de inmediato, mientras tanto, descanse.
Asiento y puedo verlo retirarse de la habitación, por solo un par de segundos, en lo que habla con Henry, miró a mi madre ingresar de la nada en mi habitación, me levanto de la cama de forma inmediata.
- Madre – es lo único que logro decir antes de bajar la cabeza en reverencia por un par de segundos, para volver a verla. – deseas decirme algo.
- Los planes para mañana cambiaron...
- No... madre no, es mi derecho como príncipe, no puedes quitarme eso, es mi pueblo. – Le interrumpí totalmente molesto.
- Eres un príncipe, no un Rey, yo soy la Reina, y si yo lo deseo, permanecerás en tu habitación.
- Eso no es justo, no puedes prohibirme estar en la ceremonia.
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Mi magia mi condena
FantasíaSharikan Dávila es un chico especial, no solo por ser el hijo de los reyes del pueblo Dávila, es especial por ser diferente, no es como cualquier ser mágico del reino, él es una creación mágica, posee la magia mas fuerte y peligrosa del reino, la mi...